Ché Comandante, amigo (Visión desde Cuba) Por Félix Manuel Calvo Araújo Sobre el Che Guevara escuchamos hablar a diario, es común a cada momento ver sus fotos, leer textos escritos...

Ché Comandante, amigo (Visión desde Cuba)

Che, Raul y Fidel - 1 de enero de 1959

Por Félix Manuel Calvo Araújo

Sobre el Che Guevara escuchamos hablar a diario, es común a cada momento ver sus fotos, leer textos escritos por él o dedicados a analizar la impronta dejada por su ejemplo y acción revolucionaria.

Queda la agradable sensación de que el Che sigue vivo, y esta idea a su vez permite superar el dolor por su pérdida y ayuda a reafirmar la convicción de que no ha muerto, como quisieron ingenuamente lograr nuestros enemigos de siempre.

Esos enemigos que intentaron apagar sus ideas ocultándolo bajo tierra, los mismos que hoy disfrazan sus verdaderas intenciones, planteando cínicamente que se proponen solo “un cambio de táctica”, manteniendo idénticos sus objetivos de medio siglo. Ante tantos desafíos por venir frente a cada nuevo plan en contra de la dignidad cubana, surgirá siempre el Che para recordarnos que a los yanquis “ni un tantico así”.

Sus innumerables facetas de hombre de acción y de ideas, demuestran una vida intensa de dedicación al estudio y al trabajo. Siendo apenas un adolescente, inició la redacción de un Diccionario Filosófico, dando desde entonces muestras de un espíritu de estudio que le acompañó toda la vida.

Su carácter estoico moldeado por el enfrentamiento al asma junto a una educación esmerada, le preparó para las muchas pruebas que hubo de superar a lo largo de sus 39 años de vida.

En México se cuenta que varias veces intentó ascender la cima del Popocatepetl, nunca logró remontar su cúspide, pero ante cada intento infructuoso le seguía perseverantemente el entusiasmo por superar el desafío de llegar al final. Guerrillero, ministro, deportista, diplomático, fotógrafo, poeta y otras tantas facetas, desmitifican a la estatua de bronce en que han querido encartonar su imagen. Sus aportes en el campo militar, son tan trascendentes como los que realizó en ciencias económicas.

La implementación de métodos de dirección modernos en los sectores donde dirigió, resultado de profundos estudios de avances realizados incluso en el mundo capitalista, junto al Sistema Presupuestario de Financiamiento, son argumentos indiscutibles que demuestran cuan abarcador fue su alcance como hombre de ciencia.

El reto para tenerlo siempre cerca de carne y hueso, está en sentir al Che bromista con sus compañeros y colegas; al Ernesto enamorado de Aleida, su esposa, dedicándole poemas y redactándolos para ella; al “argentino” proponiéndose y logrando aprender Francés; al jefe que al entrar en una fábrica antes de llegar a la Dirección, ya había intercambiado y fraternizado hasta con el más humilde de los trabajadores.

Mucho ha de continuar brindándonos el Che. Leerlo se vuelve una necesidad impostergable si se quiere comprender sus ideas. El mensaje dejado por él en sus textos, o escritos por innumerables estudiosos sobre su existencia, pueden acudir en ayuda ante muchas interrogantes en esta época definitoria para Cuba y el mundo. Sus reflexiones respecto al “hombre nuevo”, constituyen guías de acción ante los antivalores que pretenden dispersar por el mundo los que intentan erigirse como “dueños del planeta”.

Cuando a un amigo que lo conoció de cerca, y compartió con él sus años de forjador revolucionario le pregunté el por qué de su carácter recio y firme, me respondió al instante que el Che seguía a su lado vigilante de sus acciones. Y ahí sigue el “Comandante y Amigo” junto a Cuba y a ese 99% del mundo que lucha HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.

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