Cuba: Un pueblo enérgico y viril llora, los asesinos siguen sin condena (Visión desde Cuba / Radio Angulo) Por Lydis Esther Ochoa Hay hechos que no se olvidan aunque pasen los años, y ya son 39, porque el dolor de todo un pueblo y la falta de hu...

Cuba: Un pueblo enérgico y viril llora, los asesinos siguen sin condena (Visión desde Cuba / Radio Angulo)

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Por Lydis Esther Ochoa

Hay hechos que no se olvidan aunque pasen los años, y ya son 39, porque el dolor de todo un pueblo y la falta de humanidad con que fueron cometidos consternan la sensibilidad de los hombres. Conmoverá por siempre en la memoria colectiva el sabotaje de un avión de cubana el seis de octubre de 1976 que ocasionó la muerte a 73 personas.

Conocido como el Crimen de Barbados, pues el hecho ocurrió frente a sus costas nueve minutos después de haber despegado desde el aeropuerto de Seawell, Georgetown, la capital de esa isla, el vuelo 455 de la nave de Cubana de Aviación explotó en pleno vuelo a unos 18 mil pies de altura y cuando se dirigía a Jamaica con destino a La Habana.

En la aeronave viajaban 11 guyaneses, cinco coreanos y 57 cubanos; entre ellos, los 24 miembros del Equipo Nacional Juvenil de Esgrima que había obtenido todas las medallas de oro en el Campeonato Centroamericano y del Caribe de ese deporte.

De manera especial conmovió al pueblo las frases del Comandante en Jefe Fidel Castro el 15 de octubre de 1976 durante la despedida de duelo de las víctimas de Barbados: “No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡ Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla !”.

Instituido oficialmente “Día de las Victimas del Terrorismo de Estado” por el Consejo de Estado de Cuba, el seis de octubre de 1976 es una fecha que el pueblo de la isla evoca de manera dolorosa y considera lo ocurrido aquel día un acto de barbarie del imperialismo yanqui, el enemigo número uno de la humanidad, “el monstruo revuelto y brutal” como lo definió muy bien José Martí.

La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos no escogió para realizar el sabotaje a una unidad militar, ni siquiera a una nave de las Fuerzas Aéreas Revolucionarias (FAR) de Cuba, sino a un avión de pasajeros donde viajaban ciudadanos de varios países; entre ellos, deportistas.

Este solo hecho bastaría para acusar al vecino poderoso de genocida, pero antes y después del Crimen de Barbados ocurrieron otros dirigidos igualmente contra personas indefensas. Recordemos a los habitantes de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagazaki, bombardeadas atómicamente durante la Segunda Guerra Mundial, y la guerra de agresión a Vietnam.

También hay que incluir entre las victimas de la prepotencia imperialista a los habitantes de Yugoslavia, y a los de Afganistán, ajenos a lo ocurrido el 11 de septiembre del 2001, otro crimen del que también podría ser culpable el actual gobierno de Estados Unidos, pues le sirvió de pretexto para invadir y destruir, al tiempo que se apoderaba de los yacimientos de petróleo de esa nación.

A 39 años del Crimen de Barbados, el pueblo de la isla mayor de las Antillas recuerda a las víctimas del sabotaje contra el avión de cubana y no olvida a quienes alentaron y perpetraron este acto de barbarie, y ahora asumen un papel de justiciero para combatir el terrorismo, ellos que son maestros en bombardear ciudades indefensas y entrenar asesinos.

Asesinos como Luis Posadas Carriles y Orlando Bosch, quien murió tranquilamente en Estados Unidos, sin ser molestado por la “justicia” yanqui, cuyos planes agresivos ha segado la vida de cientos de cubanos a lo largo de más de medio siglo, prácticamente desde 1959, año del triunfo de la Revolución cubana.

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