Basta de matar.

Basta de matar.

Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de GACETILLAS ARGENTINAS.

Fue el grito certero y preciso de Nora Cortiñas durante el pequeño acto realizado tras la marcha de repudio a los asesinatos en el Pueblo Qom, llevada a cabo el pasado 15 del corriente y que fuese organizada por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia.

Sin dudas, una exigencia compartida frente a la seguidilla de "accidentes" y de asesinatos varios que riegan de sangre a las provincias de Formosa y Chaco, para beneficio de la patria sojera que supimos conseguir.

Y en este caso, nos encontramos ante un verdadero genocidio, por goteo, llevado a cabo con la complicidad política, policial y judicial. Sin embargo, el árbol no nos debe tapar el bosque porque, en realidad, no es la única forma de exterminio y tampoco es el único grupo social afectado por este fenómeno.

Las largas sombras del genocidio.

En el año 2007, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre cumplía 70 años y conmemoró su aniversario con la realización de un seminario, el cual fuera titulado como este ítem. Precisamente, en el resumen elaborado por dicho organismo de Derechos Humanos, se afirmaba que la impunidad de las fuerzas represivas es "una constante de la historia latinoamericana y argentina, como un fenomeno profundo, constitutivo del modo de ser del capitalismo real" y "que sólo los cambios revolucionarios profundos terminarán con un aparato estatal y para estatal" que "pretende recuperar grados de legitimidad y legalidad que la lucha popular y el ' clima de época ' latinoamericano de cambios progresistas había hecho retroceder" y alertaba sobre "la necesidad de luchar contra todas las formas contemporáneas de violación de los derechos humanos", enfatizando la cuestión relativa a los "derechos económicos sociales que el modelo económico vigente viola del modo más sistemático y cotidiano".

Pasaron 6 años y sus palabras siguen vigentes. Se trata nada más y nada menos que existen otras formas de matar sin llegar a la eliminación física, pero que llevan a ella en forma inexorable, como también hay varios colectivos sociales que, además de los pueblos originarios, se encuentran amenazados de una u otra forma.

La política económica y social del kirchnerismo, de corte neodesarrollista, está basada en alianzas estratégicas con el extractivismo y los agronegocios, las cuales son rechazadas por vastos sectores sociales en los territorios donde desarrollan su actividad. Pero tampoco podemos olvidar que, para ello, utiliza los mismos cimientos establecidos por Martínez de Hoz en aquel 2 de abril de 1976. La Ley de Entidades Financieras y la actual estructura impositiva son las herramientas fundamentales para este "capitalismo en serio" que, en rigor de verdad, simplemente es capitalismo a secas, cuyo punto de partida, y vale la pena recordarlo, es la existencia de pobres. Y cuando la cantidad excede a lo que puede sostener el sistema, lisa y llanamente se procede al exterminio.

Gatillo fácil, elevada desocupación y ausencia de oportunidades laborales, junto a una actividad estatal que solamente busca emparchar los problemas sociales, como ocurrió en Bariloche, constituyen otras formas de genocidio. Esta vez, sobre los pobres y en particular, afectando a las y los jóvenes. Por ello, Vanesa Orieta, la hermana de Luciano Arruga, convocó a cambiar la sociedad para que ningún pibe pase por lo que atravesó su hermano, durante la conferencia de prensa que tuvo lugar el pasado sábado durante la Jornada Cultural por los Derechos Humanos de los Pibes.

Pero si además de ser pobres, tienen o adquieren algún tipo de discapacidad ello se agrava aún más pues su indefensión es absoluta. Muchas veces, las familias no saben o no tienen los medios para acceder a los recursos básicos y necesarios para su salud y manutención, incluyendo ello la formación para el trabajo a pesar del claro incumplimiento del cupo laboral por parte del Estado y otros entes obligados a ello.

Vaya si existen largas sombras genocidas. Son las mismas que vienen imperando desde 1976. Porque la política económica y social también es un arma para el genocidio. Por goteo, para que no se note, pero genocidio al fín...

Teoría del goteo.

Podríamos hablar de las mil y un teorías sobre el genocidio. Sin embargo, preferimos ensayar una teoría del goteo porque es lo que hoy está ocurriendo en la Argentina. Demasiada sangre está regando estas tierras. Y ejemplos sobran. Porque además también tenemos desaparecidos en democracia.

Solamente el año pasado nos desayunamos con el asesinato de Jere, Mono y Patón, los tres militantes del Frente Popular Darío Santillán en Rosario y en el inicio del corriente, con el asesinato de Mercedes Delgado y de los tres militantes del Movimiento Evita.

En julio del año pasado, Lorena Santos, una joven con discapacidad motriz, caía asesinada por las balas policiales tan sólo porque el policía escuchó un "ruido raro".

Miguel Bru, Julio López y Luciano Arruga, son los desaparecidos en democracia, a los cuales se incorporó Facundo Rivera Alegre, de cuya desaparición se cumple un año en el mes próximo.

Sin embargo, más allá de los hechos mediáticos, estamos en presencia de un verdadero genocidio por goteo. Un "accidente", un "suicidio" en una comisaría o en una cárcel; muertes por desnutrición en el interior de nuestro país, disfrazadas bajo el eufemismo de paro cardiorespiratorio no traumático, incumplimientos sistemáticos por parte de las Obras Sociales y el mismo Estado con respecto a las prestaciones socio - sanitarias que les corresponden a las personas con discapacidad, las restricciones al acceso a la tierra y al agua a los pueblos originarios y otros hechos que afectan a las y los pobres y personas con discapacidad son la mejor muestra de ello.

Pero no es casualidad. Para el capitalismo, y recordando la tesis de los sobrantes, esos sectores deben ser exterminados porque no producen. Y para la clase mierda, son los que se encuentran en el delito o simplemente molestan a su vista, lo cual es exacerbado por los multimedios. Lo humano, bien gracias...

Parecen datos menores a simple vista. Sin embargo, este goteo resulta imprescindible para la ampliación de la frontera sojera, como ocurre en el caso de los pueblos originarios y para brindar "seguridad" a la clase mierda que pretende ser dominante, pero nunca llega a ello, como acontece con las y los pobres.

Por eso, es hora de exigir el derecho a la vida y seguir gritando ¡ basta de matar !. Es hora de comenzar a construir una alternativa política que nos lleve a lo humano en lugar de privilegiar al capital, a lo meramente económico.

Terminar con el goteo es imprescindible. Y ello es responsabilidad del Estado, pero también de todas y todos aquellos que estamos por la vida, y contra la muerte, como diría Zito Lema...