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Buenos Aires - Argentina
Director Editorial: Prof. Juan Carlos Sánchez gacetillasargentinas.direccion@gmail.com
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EDITORIAL
EL ÚNICO IDIOMA ES LA REPRESIÓN
Los hechos del día de ayer marcan claramente las intenciones de un gobierno que, sin dudas, pretende eternizarse en el poder gracias a la atomización de la oposición y la apatía ciudadana; en particular, del medio pelo argentino que sigue sin querer mirar el horizonte próximo, el cual está más cercano al aplastamiento de los reclamos populares, a fuerza de palos y balas que a solucionar la tragedia nacional.
No podemos menos que horrorizarnos ante estos acontecimientos, como también ante el evidente doble discurso en esta coyuntura. Tampoco podemos olvidar la renovación de viejas alianzas con el Consejo de las Américas, de la mano de la candidata Cristina Fernández de Kirchner. Nos encontramos ante otro menemismo, más violento y mucho más audaz de lo que muchos piensan...
Muchos creyeron que Menem se iba en el año 2000, pero su ideario sigue vivo. La concentración del poder, el realineamiento de fuerzas destinado a una nueva alianza con el poder económico y la retroalimentación de un capitalismo, bajo el ropaje humanitario, constituyen un cóctel que invita a esperar el lenguaje represivo destinado a sofocar las voces que siguen clamando por esa justicia social que este oficialismo tanto declama en sus discursos.
Kirchner no es tibio, arriesga fuerte y como cual Rosas, poco le falta para la suma del poder público mientras el Congreso Nacional se ha convertido en un poder que solamente levanta las manos para conformar normas destinadas a sustentar sus pretensiones tan coincidentes con el capital. Viene demostrando que poco le importa el pueblo, e intenta afirmar la efectiva vigencia de los Derechos Humanos mientras militariza todo foco de conflicto social que surja a lo largo y a lo ancho de la Argentina.
Solamente le queda el idioma de la represión ante la incesante ola de reclamos populares. Y menos mal que las personas con discapacidad no pueden siquiera llegar a la Plaza de Mayo, porque seguramente serían víctimas de los palos que sufrieron los trabajadores del INDEC, quienes vienen denunciando la elaboración a medida de los índices oficiales con el fin de seguir desmontando la protección al resto de las trabajadoras y trabajadores de nuestro país, mediante la eliminación de la doble indemnización y de continuar la mentira de un índice de precios que no refleja la realidad que ven las amas de casa en los supermercados.
Resulta imperioso que todas y todos tomemos conciencia de lo que sucede ante nuestras narices. Porque no se trata meramente de un autoritarismo fugaz, sino del comienzo de una etapa en la cual se profundizará la obra iniciada en 1976 luego de la primavera de este mandato que finalizará el 10 de diciembre. Y hasta será previsible, en la Ciudad de Buenos Aires, una alianza táctica del kirchnerismo con Macri con el fin de barrer todas las movilizaciones que siguen llegando a la histórica Plaza.
Muchas y muchos pensaron que, desde esta columna, exageraba la nota al expresar que se venía la noche larga. Pues los hechos que vienen sucediendo han puesto de relieve esa posibilidad y se ha materializado en forma sustantiva, mientras todavía no se conforma una alianza electoral capaz de enfrentar a este nuevo menemismo que osa desafiar a las fuerzas populares y parece ser que se olvidó del 20 de diciembre...
Nuestra clase media se queja del incremento en los precios, pero sigue pidiendo represión y continúa añorando el pasado, ese silencio que se llevó a 30.000 compañeras y compañeros. Ello acontecerá mientras sus bolsillos continúen llenos y no aparezca otro corralito, pero las actuales condiciones macroeconómicas, con la reaparición del riesgo país, hacen previsible una fuga de capitales para los próximos meses. Seguramente, dirán que este pensamiento es exagerado... Lo cierto es que a ella poco le importa lo que suceda allá abajo, porque tiene los medios para seguir esquivando la crisis que se avecina y si tienen que exportar sus capitales, lo van a hacer sin pedir permiso a nadie y menos aún, a un gobierno que no puede controlar ni a sus propios ex-funcionarios y otros "Batatas" que andan haciendo de las suyas.
Pero las grandes mayorías ya se están expresando. Las trabajadoras y trabajadores de distintos sectores, desde los estatales a los privados, siguen manifestando por sus derechos, lo que es respondido en el idioma de los gases y de asesinos al volante. La resistencia se sigue ampliando a lo largo y a lo ancho del país, puede que pase desapercibido pero ello sigue tomando consistencia a medida que pasan los días y las soluciones se dilatan.
Mientras tanto, el idioma de la represión sigue gritando balas de goma y palazos a ultranza contra todas y todos los que buscan una Argentina distinta; continúa enarbolando el hackeo y el crackeo incontrolable, para callar las voces que siguen poniendo de relieve una realidad que no trasciende por los multimedios para seguir patinando en el sueño frívolo como también sigue presionando contra todas y todos aquellos que resisten este neoliberalismo demagógico que lleva a la pobreza y a la indigencia a muchas familias argentinas.
Pero es hora de reclamar el cese del diálogo en este idioma, de repudiar la militarización creciente en consonancia con las hipótesis de conflicto del Imperio y de buscar el camino hacia un proyecto distinto de país para que nos pueda cobijar. No es hora para tímidos, es para aquellas y aquellos que seguimos soñando por esos ideales que, hoy día, el fragor represivo intenta hacernos olvidar y mucho menos, desde luego, desear...
Prof. Juan Carlos Sánchez
Director Editorial GACETILLAS ARGENTINAS.
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