NEWSLETTER - INTERNACIONALES - 26/08/07 - TERCERA EDICIÓN GACETILLAS ARGENTINAS                                                                  www.gacetillasargentinas.blogspot.com   ...

NEWSLETTER - INTERNACIONALES - 26/08/07 - TERCERA EDICIÓN

GACETILLAS ARGENTINAS                                                                  www.gacetillasargentinas.blogspot.com
 
Buenos Aires - Argentina
 
Director Editorial: Prof. Juan Carlos Sánchez                          gacetillasargentinas.direccion@gmail.com
 
 
 
 
¡ LIBERTAD A LOS CINCO !
 
JORGE JULIO LÓPEZ Y CARLOS FUENTEALBA ¡ PRESENTES !!!!
 
¡¡ NO AL CIERRE DEL BAUEN !!
 
ADHERIMOS A LAS MUESTRAS DE PESAR POR LOS MUERTOS EN EL TERREMOTO DE PERÚ
 
Y ACOMPAÑAMOS A LAS HERMANAS Y HERMANOS PERUANOS EN ESTA DOLOROSA CIRCUNSTANCIA
 
 
 
NEWSLETTER - INTERNACIONALES - 26/08/07 - TERCERA EDICIÓN
 
 
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SUMARIO
 
  1 - AMÉRICA LATINA: OPINIÓN - LOS FALSOS PROFETAS Y EL SOCIALISMO TÓXICO, POR JESÚS M. SILVA.
  2 - COLOMBIA: OPINIÓN - CONFUNDIDOS Y ENREDADOS, POR MIGUEL SUÁREZ, DIRECTOR DE RADIO CAFÉ STÉREO -
             GENTILEZA INGRID STORGEN.
  3 - COLOMBIA: CURAS ABUSABAN SEXUALMENTE A MENORES EN LA CATEDRAL DE CALI - GENTILEZA INGRID STORGEN.
  4 - CUBA: OPINIÓN - VIAJES PROHIBIDOS, POR EL PROF. DR. MANUEL E. YEPE - GENTILEZA ROBERTO MOLINA Y MARTA
            SPERONI.
  5 - CUBA: OPINIÓN - ¿CÓMO SE VOTABA EN CUBA ANTES DEL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN?, POR CIRO BIANCHI ROSS -
           GENTILEZA MARTA SPERONI.
  6 - EE. UU.: ENTREVISTA A WAYNE SMITH: "LA INJUSTICIA NO DEBE SEGUIR EN PIÉ", POR RAFAEL HOJAS MARTÍNEZ -
           GENTILEZA MARTA SPERONI.
  7 - EE. UU.: OPINIÓN - BARACK OBAMA, HILLARY CLINTON Y CUBA, POR SALIM LAMRANI - GENTILEZA MARTA SPERONI.
  8 - MUNDO: OPINIÓN - LAS NECESIDADES DEL CAPITAL FRENTE A LAS NECESIDADES DE LOS SERES HUMANOS, POR
           MICHAEL LEBOWITZ - GENTILEZA JOSÉ MANUEL MONCADA FONSECA.
  9 - MUNDO: OPINIÓN - LOS LÍMITES DE LA TOLERANCIA, POR LEONARDO BOFF - GENTILEZA JOSÉ ROUILLÓN.
10 - MUNDO: CHINA COMUNISTA AMENAZA DESHACERSE DE SUS DOLARES, POR ANA BARÓN (CLARÍN) - GENTILEZA
          RICARDO ÁNGEL CARDONA.
11 - PUERTO RICO: DILE NO A LA GUERRA IMPERIALISTA MUEVETE POR LA PAZ - GENTILEZA RAÚL MAX.
12 - URUGUAY: ARGUMENTOS SÍ, AGRAVIOS NO // CARTA ABIERTA DE SERPAJ PARA ADHERIR Y FIRMAR - GENTILEZA
           ALTERNATIVA POPULAR 1815.
13 - ADHESIÓN A LA CARTA ABIERTA DE SERPAJ AMÉRICA LATINA DE GACETILLAS ARGENTINAS.
 

 
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Sent: Sunday, August 26, 2007 6:18 PM
Subject: "Los Falsos Profetas y el Socialismo Tóxico"
 
Los Falsos Profetas y el Socialismo Tóxico
 
Por: Jesús Silva(*)
Fecha de publicación: 25/08/07
 
Porque en todo proceso de transformación progresista, ocurre una larga confrontación dialéctica entre los elementos de la sociedad naciente y los de la sociedad moribunda, no existe revolución "químicamente pura". Ante esta realidad histórica, debemos advertir que se encamina hacia la frustración, toda unión política basada en el silencio de sus miembros frente a las desviaciones internas, pues esto impide la depuración, fortalece a los infiltrados, y malogra la posibilidad de avanzar hacia objetivos colectivos superiores. De allí que sea una obligación revolucionaria, caracterizar a las fuerzas internas en conflicto, abrir el debate y someter al juicio del pueblo a quienes entre las sombras se resisten al desarrollo del Poder Popular, la profundización de la Democracia Participativa y Protagónica, y en definitiva, al Socialismo.

En nombre del interés superior del pueblo, debemos presentar un análisis revolucionario enmarcado en la Lucha de Clases, que no es una confrontación entre individuos aislados a causa de enemistades o envidias personales. Sino que se trata de un enfrentamiento histórico entre grandes conjuntos de personas, es decir, clases sociales. Un antagonismo que ha dividido a la sociedad en opresores y oprimidos: esclavistas y esclavos, patricios y plebeyos, señores feudales y siervos de la gleba, terratenientes y campesinos, burgueses y trabajadores. Una contradicción que ha sido el motor de la historia de la humanidad.

Hoy parecen aspirantes a caudillos, y no a militantes, quienes desde hace muy poco exclaman abrazar el Socialismo como su nueva fe, y al mismo tiempo hacen campañas que le inyectan al pueblo venezolano un Socialismo Tóxico, completamente distinto al que nos predica nuestro Presidente Chávez. Estos profesores de cuello blanco, manipulan la ideología revolucionaria como si fuese su Biblia de bolsillo, e introducen ideas populistas y partidarias del orden burgués y la explotación del obrero. Asimismo, ejercen una forma de dirección política excluyente de la clase popular, que se abraza cada día más con la Oligarquía y sus agentes, porque conciben el actual proceso sociopolítico como la gran oportunidad de constituirse en la Nueva Burguesía, como la que se conformó en sus tiempos de AD y COPEI, que por nostalgia y finanzas no logran olvidar.

Los Falsos Profetas, ansiosos por borrar de la escena a las fuerzas que enfrentan la explotación capitalista, apelan a su gran imaginación para afirmar que el mayor peligro que enfrenta la Revolución Bolivariana, no es el Imperialismo Yanqui, ni sus lacayos, tampoco la corrupción, el desempleo, la pobreza o la delincuencia; sino una banda de radicales de izquierda, llamados COMUNISTAS, herederos de un tal Stalin, que pretenden eliminar todo tipo de Propiedad Privada e imponer un Comunismo, como se hizo en la antigua Unión Soviética.

Yo pregunto ¿Deben representar estos personajes la Vanguardia que guíe al pueblo hacia el Socialismo? No lo creo. Hay algo que ellos callan, pero que los comunistas seguiremos difundiendo: La historia de las luchas populares determina claramente la esencia del Socialismo, un sistema social donde el colectivo popular toma el control de los medios de producción y desde esa posición, ejerce el poder político. Sin duda este modelo implica la destrucción del Capitalismo, donde una minoría es dueña de los medios de producción, explota la fuerza laboral de los obreros y se apropia de los bienes que estos producen.

Ahora bien ¿Qué son los medios de producción? Son las unidades económicas que el trabajo humano utiliza para producir la generalidad de bienes que la sociedad adquiere en el mercado. Nos referimos entonces a las fábricas, maquinarias, instrumentos, tierras y materias primas del área industrial; lo cual nada tiene que ver con los bienes de uso personal que a su vez no tienen por objeto producir otros bienes o servicios, sino atender las necesidades directas de quienes los demandan, tales como vivienda, muebles, vehículo de transporte, etc. De allí que debamos precisar que la reducción progresiva, y la posterior eliminación de la propiedad privada ha estado siempre planteada estrictamente sobre los medios de producción dentro de una sociedad futura y avanzada, y jamás sobre los bienes de uso personal. Pero es el caso, que han sido siempre las clases explotadoras, y sus agentes, quienes eternamente han pretendido confundir y embrutecer a las masas en cuanto a estos conceptos. Considero que al hablar de los Falsos Profetas del presente, solo cabe una conclusión: Si los revolucionarios nos dormimos y les cedemos espacios, no se sorprenda nadie cuando estos señores, a la vuelta de unos años, montados en altos cargos y ya viéndose con los bolsillos repletos de dólares por obra de la corrupción, pacten con el sucesor de Bush para profundizar su "Socialismo Tóxico " y metan a nuestro camarada Hugo Chávez en su lista negra de comunistas que deben ser exterminados.

(*)Abogado

 

 
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Sent: Friday, August 24, 2007 12:08 PM
Subject: Confundidos y enredados- (Nota para compartir)

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CONFUNDIDOS Y ENREDADOS

 

 

[Miguel Suárez *]

 

Uno de los marcados objetivos del discurso de Álvaro Uribe Vélez ha sido el de equiparar a las guerrillas, que son organizaciones políticas alzadas en armas, con los llamados grupos paramilitares, bandas de asesinos al servicio del estado, con el objetivo de cubrir de impunidad a los responsables del terrorismo de estado.

 

Otro objetivo, evidente en el gobierno de Uribe, pero no exclusivo de este -dentro de la lógica guerrerista y criminal de la oligarquía colombiana- es el de tratar de desmeritar y desacreditar al movimiento guerrillero, respuesta popular a la antidemocracia y a la violencia aplicada por esta oligarquía contra el pueblo, que busca alinderar a todo el país bajo la ilógica de que el que no este de acuerdo con ellos es guerrillero y hay que asesinarlo.

 

En ese orden de ideas, es diario escuchar el martilleo de los medios de desinformación y propaganda al servicio de la guerra, tales como la cadena Radial Caracol, RCN o el único diario de circulación nacional en Colombia, el diario El Tiempo, de la familia del Vicepresidente y del ministro de Guerra, quienes valiéndose de mentiras repetidas mil veces se esfuerzan por equiparar los unos con los otros, al tiempo que mediante el terror los paras del ejército hacen su parte.

 

Así es frecuente escuchar que las guerrillas han perdido su ideología, su horizonte político, hasta que comen niños.

 

Entonces así por así, las acciones de las organizaciones guerrilleras, como los ataques contra el ejercito oficial, que se dan dentro del conflicto social, político y armado que se vive en Colombia, las acciones de éstas contra las hordas paramilitares que masacran colombianos, son calificadas como actos ilegales que demuestran la supuesta pérdida de horizonte político ante la complicidad de muchos "periodistas" y politiqueros, que por temor, convicción u omisión asumen las posiciones de un gobierno, sin duda, de narcoparamilitares.

 

Es mas que descarado el equipara las acciones de la guerrilla contra el ejército oficial, uno de los 20 mejor armados del mundo, con las masacres cometidas por estos y sus paramilitares contra la población inerme.

 

Para hacer parecer igual a guerrilleros y asesinos al servicio de la oligarquía, los actos del terrorismo de estado y los auto atentados del ejercito oficial, con el concurso de los medios al servicio de la guerra, son presentados como acciones de la guerrilla y sin que medie investigación alguna y sin que los avezados periodistas y politiqueros cuestionen los ridículos libretos.

 

Casos hay muchos, cientos, uno de ellos "El Collar Bomba", los medios de desinformación martillaron durante días la versión oficial de lo desalmado de la guerrilla al colocarle una bomba a una pobre señora cuya familia se negaba a pagar una extorsión. Al final de la película y muy en baja voz, se supo que no eran las FARC y que la banda de extorsionistas estaba compuesta entre otros, por policías.

 

Igual sucedió con el Club el Nogal, sede de los amigos mafiosos de Uribe, que fue derruido por un carro bomba. Al minuto y sin que medie investigación, Uribe, su séquito y los medios al servicio de la guerra dijeron que eran las FARC los autores del hecho.

 

El martilleo desinformativo duró varios días, y en base a éste se manipuló para que algunas repúblicas bananeras hicieran su lista de terroristas e incluyeran en ella a las FARC-EP.

 

Han pasado cinco años y lo único cierto es que hasta hoy no han presentado las pruebas, ni su torcido sistema judicial ha logrado involucrarlos, es más, todos los indicios señalan a los "muchachos" de Álvaro Uribe Vélez.

 

En el 2002, al momento de tomar posesión como presidente Álvaro Uribe, una serie de bombas estallaron en Bogotá y uno de los ladrillos del capitolio sé cayo, en el lugar se celebraba el acto de posesión en un barrio cercano conocido como El Cartucho, estallaron varias bombas, hubo una veintena de muertos de los llamados "desechables", Uribe y sus medios salieron enseguida, al minuto y sin que medie alguna investigación, achacaron el hecho a las FARC-EP, a la que hicieron responsable de la muerte de los pordioseros.

 

Fueron horas y horas escuchando de lo desalmado de esta organización. La verdad, era un falso positivo del ejército y la prensa guardó el mas descarado silencio, con el agravante que aún siguen tomando estos hechos, todos ellos realizados con participación estatal, como una muestra del "criminal accionar de la guerrilla y su pérdida de horizonte político".

 

Quien quiera escuchar la versión real de lo que pasó, no es sino que vaya a la Plaza de Bolívar, que los habitantes de El Cartucho, sector donde ocurrió la masacre, que por allí merodean, les pueden contar la verdadera historia con lujo de detalles, fueron los que todos ellos llaman "autoridades".

 

En el caso de la zona de despeje del Caguan, cada acción de la guerrilla era magnificada, buscando el objetivo acordado en el Ralito entre narcotraficantes y sus testaferros, para romper el proceso del Caguan, como luego como ocurrió y acabar con este proceso que estaba tomando visos de una negociación seria de paz.

 

Se hablaba entonces de que en la zona del Caguan habían mas de cinco mil carros robados por las Farc, que todas las vacas que se habían robado en Colombia estaban allí, así como todos los secuestrados, retenidos y prisioneros de guerra.

 

Terminado abruptamente el proceso, tomada militarmente y de improviso esta zona, nada de esto apareció, ningún periodistas o politiquero pregunto que pasó, por lo menos con los cinco carros todos nuevos, ni con las miles de vacas, pero todavía hoy en día muchos periodistas y politiqueros, quiero creer que despistados, siguen tomando de base estos montajes, producto de la ingeniería mediática del ejército y los medios al servicio de la guerra como hechos reales, a pesar de que la tozuda realidad demostró lo contrario.

 

Pasaban por alto, periodista y politiqueros, el detalle de que la zona del Caguan era la única parte del país donde la guerrilla se había comprometido a no realizar acciones ofensivas, aduciendo que no eran acciones que mostraran buena voluntad, pero callaban ante las masacres de los paramilitares, las medidas antipopulares, la entrega de la soberanía nacional, etc.

 

Que la guerrilla haya cometido errores, no se puede negar, ellos mismo los han reconocido, pero de allí, a que los que planearon y financiaron los asesinatos selectivos de dirigente populares, las masacres ordenadas desde las alturas del poder, sean iguales que los guerrilleros hay una diferencia abismal y que sobre la base de mentiras, montajes y auto montajes oficiales, se presten al juego guerrerista de esa sanguinaria oligarquía, negando tácitamente la existencia de un conflicto político, económico, social y armado, es bien grave.

 

Si comparamos las exigencias de los guerrilleros en los diálogos tanto con Belisario Betancourt como con Andrés Pastrana, donde éstos exigían ampliación de los espacios políticos, reforma agraria y soberanía nacional, entre otros, con las exigencias de los narcoparamilitares del terrorismo de estado, donde su exigencia única es la no extradición, vemos sin ninguna duda la gran diferencia entre unos y otros.

 

Aunque les duela a algunos cuantos, las guerrillas son organizaciones políticas alzadas en armas ante la falta de reales espacios democráticos en el país, o acaso lo sucedido con la UP y otras organizaciones legales sacadas del escenario político a física bala no es suficiente muestra de ello?

 

Muchos dirán: pero mira al PDI, como avanza, es una muestra de que hay espacios democráticos, pues habrá que decir que los balances no hacen al comienzo, sino al final de un periodo. Por ejemplo recordemos a la AD-M 19, y su populosa votación, ya no existe, muchos de sus miembros fueron asesinados y otros cooptados por la oligarquía colombiana.

 

La oligarquía en su necesidad de disfrazar su dictadura terrorista, siempre ha mantenido alguna organización política opositora para, sobre la base de su precaria existencia, decir que allí hay democracia, pero cuando éstas se convierten en una muy pequeña amenaza para ellos y el mantenimiento de sus privilegios, utilizan las balas para exterminarlos.

 

Es la historia, la que lo grita, para que recuerden los desmemoriados por la propaganda, el terror o la conveniencia, que por allá, en los años cuarenta y cincuenta, no había guerrilla, pero si había paramilitares, les decían "Chulavitas" y "pájaros".

 

Hay que mirar la historia para no cometer los errores del pasado, dicen por allí, ojo izquierdistas modernizados, que piensan que hablando mal de la guerrilla y hasta tomando las mismas palabras y posiciones de la mafia que hoy gobierna a Colombia, van a lavar su pasado, les recomiendo que tengan en cuenta que esa oligarquía no le perdona ni a los suyos, allí esta Álvaro Gómez como ejemplo.

 

Puede uno hasta entender que no compartan la forma de lucha, pero negar la realidad de un conflicto por temor, conveniencia o desinformación, sí deja mucho que pensar de los que supuestamente, -espero que así sea y ojalá no los maten en el intento- van a dirigir el país.

 

Recuerden que ya han asesinado cientos de miles de colombianos, entre ellos cinco candidatos presidenciales.

 

Resulta mas que inconcebible, que avezados dirigentes políticos, que se dicen de izquierda, se dejen confundir y enredar por esta oligarquía y sus ansias de sangre y que sobre la base de mentiras y montajes, que no resisten el más mínimo análisis, se coloquen sin mucho titubeo a favor de la posición guerrerista de la oligarquía colombiana que pregona que en Colombia no hay conflicto armado y que lo que existe es un banda de terroristas que atenta contra su "democracia profunda", que ellos saben, asesina dirigentes populares, sindicalistas, estudiantes y entrega la soberanía nacional sin el mayor remordimiento.

 

 

* Director de Radio café Stereo

 

www.ajpl.nu/radio

 

 


 

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----- Original Message -----
Sent: Thursday, August 23, 2007 2:24 AM
Subject: Curas abusaban sexualmente de menores en la catedral de Cali.
 
Si los curas abusan sexualmente,
el abuso será considerado un nuevo sacramento?????
 
 
 
Escándalo en Colombia: curas abusaban sexualmente de menores de edad en la catedral de Cali
 
Bogotá, 22 agosto. - La Iglesia católica colombiana enfrenta hoy un fuerte escándalo tras conocerse que en la catedral de Cali algunos curas abusan sexualmente de menores de edad y les pagan con el producto de las limosnas.

La denuncia fue hecha por el padre Germán Robledo, secretario del Tribunal Eclesiástico, quién señaló además que otros sacerdotes viven en concubinato y algunos incluso enfrentan demandas por no pasar pensiones alimenticias a sus hijos.

Directamente señaló como autor de esas violaciones al padre Fred Potes, pero también denunció por pasividad y omisión ante esos hechos al arzobispado.

El aludido, que continúa ejerciendo en la catedral de la tercera ciudad en importancia de Colombia, declaró a la prensa que permanecerá en sus funciones religiosas hasta que no se pronuncie el Tribunal Eclesiástico.

Por su parte, monseñor Francisco Sagasti, arzobispo de Calí, anunció una investigación mediante un comunicado en el cual lamentó "las faltas de observancia contra la castidad de algunos sacerdotes que resultan inferiores a sus compromisos".

Asimismo reconoció que tuvo conocimiento hace tiempo de las denuncias hechas por el padre Germán Robledo, al cual respondió que se investigaría el asunto, en una carta fechada en mayo pasado.

El escándalo obligó a pronunciarse al secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Fabián Marulanda, quien consideró "lo más sensato" esperar a que los hechos sean esclarecidos por las autoridades eclesiásticas y en especial el arzobispo de Cali.

Más allá de los ambientes religiosos, la concejal por Bogotá Célima Jiménez, consideró que la iglesia católica tiene la "inaplazable obligación" de resolver los problemas de violencia sexual contra menores y dejar a un lado la intolerable actitud de silenciarlos.
 
 


 

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Sent: Sunday, August 26, 2007 6:16 PM
Subject: VIAJES PROHIBIDOS Por Manuel E. Yepe

 
VIAJES PROHIBIDOS
Por Manuel E. Yepe *
 
Pese a tratarse de una interdicción violatoria de la Constitución, la prohibición de viajar a Cuba impuesta a los ciudadanos estadounidenses se ha mantenido a lo largo de los períodos de gobierno de diez presidentes -demócratas y republicanos-, lo que es muestra de que se trata de una voluntad de la élite del poder no sujeta a otras consideraciones.
 
Los aspirantes a las candidaturas presidenciales de uno y otro partido suelen evitar el tema, pero ello no resulta posible en el estado de la Florida, donde opera una maquinaria política de cubanos contrarrevolucionarios capaz de influir decisivamente en cualquier evento electoral con recursos que pueden llegar  a ser tan trascendentes como el fraude que decretó la victoria del candidato presidencial republicano George W. Bush sobre el vencedor real, Al Gore, en el 2000.
 
Veamos que han dicho al respecto los precandidatos a la presidencia en la elección de 2008 que, según las encuestas, muestran mayores posibilidades:
 
La senadora Hillary Clinton, ex primera dama y aspirante a ser la candidata del partido demócrata, se ha opuesto al levantamiento del bloqueo a Cuba y apoya la asignación de fondos para TV Martí -la planta que opera el gobierno de Estados Unidos contra Cuba desde la Florida-, pero no se ha pronunciado acerca de la prohibición de viajar los estadounidenses a Cuba.
 
El senador demócrata y aspirante a candidato presidencial Barack Obama se pronunció por el levantamiento de las restricciones a los viajes a Cuba de los cubanos residentes en Estados Unidos, aunque no se refirió al derecho de los ciudadanos estadounidenses a hacer lo mismo. Al hacer estos planteamientos en la Florida, Obama se sintió obligado a justificar la osadía con un discurso intervencionista similar al de los demás aspirantes, asegurando que su propósito es imponer a Cuba el sistema de gobierno que conviene a la superpotencia.
 
Al ex senador y ex candidato vicepresidencial John Edwards -quien ha ratificado recientemente su apoyo al bloqueo económico anticubano- y al senador y ex vicepresidente Al Gore, se les identifica como partidarios de mantener la prohibición de los viajes de norteamericanos a la isla en aras de no alterar el status quo, aunque en sus discursos, ellos no han abordado específicamente el tema.
 
El aspirante a la candidatura demócrata que de manera más abierta ha llamado a "aflojar" la prohibición de viajar los norteamericanos a Cuba, calificándola de "sencillamente no americana" ha sido el senador Christopher Dodd, con menores posibilidades que los anteriores -según las últimas encuestas. Dodd recientemente se convirtió en copatrocinador, con otros 20 legisladores, de un proyecto de "Ley   de libertad de viajar a Cuba" que se espera que sea considerado por el Congreso en el otoño.
 
También el representante demócrata aspirante a la candidatura presidencial Dennis Kucinich ha expresado su oposición a la prohibición de los viajes y se ha declarado contra el bloqueo y la Ley Helms-Burton, partiendo del criterio de que la política de Estados Unidos contra Cuba es equivocada "porque no ha logrado derrocar a la revolución."
 
Mike Gravel, ex senador por Alaska, es el otro que se ha manifestado contra el bloqueo, así como contra la prohibición de los viajes.
 
El senador y precandidato por el partido demócrata Joseph R. Biden, partidario firme del bloqueo y las medidas más agresivas contra Cuba, incluida la Ley Helms Burton de 1996, ha ratificado su posición política de respaldo a la anticonstitucional proscripción de viajar a la isla vecina.
 
Tampoco al pretendiente demócrata Bill Richardson se le estima opuesto a la interdicción de los viajes. Él ha declarado que no está a favor del levantamiento del bloqueo, pero ha sugerido su "reevaluación" y ha prometido revertir las políticas de Bush que restringen las remesas y los viajes de cubanos residentes en Estados Unidos a la isla.
 
En las filas republicanas son pocos los aspirantes que alguna vez se han pronunciado contra la interdicción de viajar a Cuba. Pero también los hay.
 
El representante por Texas Ron Paul se ha manifestado opuesto a las "sanciones" a Cuba en general y ha propuesto o votado acuerdos contra las restricciones al comercio agrícola y a los viajes de estadounidenses a Cuba.
 
En 2003, el senador Sam Brownback, quien actualmente pretende la candidatura presidencial republicana, votó, discrepando de la Casa Blanca, a favor de una enmienda que relajaba las restricciones a los viajes a Cuba, pese a que es un congresista firmemente partidario del bloqueo.  
 
A otro aspirante republicano, Rudy Giuliani, ex gobernador de Nueva York, se le cataloga de enérgico partidario de mantener la interdicción de los viajes, al igual que al representante republicano por California de conocida línea dura contra Cuba Duncan Hunter, quien también disputa ser el candidato de su partido.
 
Una de las posiciones más notoriamente favorecedoras de la exclusión del derecho de los norteamericanos a viajar a Cuba es la del senador republicano por el estado de Arizona John McCain, cuya campaña hacia la candidatura está endosada por los tres congresistas republicanos de origen cubano en la Cámara  (los hermanos Díaz Balart y la representante Ileana Ross) que forman el grupo conocido por los "batistianos", por sus raíces políticas en la tiranía derrocada por la revolución en 1959. McCain fue patrocinador de la llamada Ley de Ajuste Cubano, promulgada en 1966 para promover la desestabilización en el país antillano y el éxodo de sus ciudadanos.
 
Mitt Romney, precandidato que fuera gobernador de Massachussets, clama por la continuidad del bloqueo y la prohibición de los viajes. Su campaña es apoyada por el cubano de origen Al Cárdenas, ex presidente del Partido Republicano de la Florida.
 
El representante republicano Tom Tancredo, cuya campaña está orientada a los temas migratorios, ha expresado preocupación por el trato receptivo que se les dispensa en la Florida a los emigrantes cubanos, lo que a su juicio estimula la entrada ilegal de extranjeros afectados por problemas puramente económicos. Ha promovido regulaciones para prohibir donaciones humanitarias a Cuba y defiende la vigencia de la proscripción de los viajes de norteamericanos a Cuba.
 
En las campañas electorales estadounidense, especialmente en la etapa presente, los pronunciamientos de los aspirantes a devenir candidatos modelan sus propuestas según factores que van mucho más allá de las características del auditorio cuyas simpatías pretenden captar y, por ello, pueden hacerse por un mismo aspirante promesas contradictorias y hasta excluyentes sobre un mismo asunto en diferentes lugares y momentos.
 
En temas en los que la élite del poder tiene definida una orientación política, trasluce en los aspirantes al trono la convicción de que no residirá en ellos la capacidad de subsanar el problema, aún si resultaran electos. Por ello, suelen excluir compromisos categóricos y cuando adoptan una posición discrepante se aseguran de parecer identificados con la línea política fundamental.
 
Esta presentación es apenas un preámbulo de otros análisis -que prometo- para acercarnos a comprender la lógica intrínseca de este aspecto de la política dentro de la lógica del poder en los Estados Unidos.
 
*Manuel E. Yepe Menéndez es periodista y se desempeña como Profesor adjunto en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana.   
 
Agosto de 2007




"...los asuntos que estamos presentando, nos dan en este momento la más grande de nuestras oportunidades para liberar a los Cinco. Este es un momento crítico y es muy importante que la red de apoyo esté al tanto e involucrados activamente en el caso." Leonard Weinglass, abogado norteamericano, jefe del equipo de la defensa.
 
 

 
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Sent: Sunday, August 26, 2007 12:11 PM
Subject: ¿Cómo se votaba en Cuba antes del triunfo de la Revolución?

¿Cómo se votaba en Cuba antes del triunfo de la Revolución?

Por: Ciro Bianchi Ross
12 de agosto de 2007 00:00:00 GMT
 
Caricatura de LAZ
Pronto se realizarán las elecciones en Cuba. En esos comicios, el pueblo postula y elige a sus representantes y los elegidos lo son solo si alcanzan más del 50 por ciento de los votos válidos emitidos. Ellos rinden cuenta a sus electores y pueden ser revocados en cualquier momento de su mandato. Aquí, donde las elecciones son financiadas por el Estado, el Registro Electoral es automático y gratuito y existe absoluta transparencia en la votación y en el conteo de los votos. Niños y adolescentes que cursan estudios en escuelas primarias y secundarias «custodian» el día de las elecciones los colegios electorales.
 
No siempre fue así, por supuesto. Muy distinto, ciertamente, era el panorama electoral cubano antes de 1959, cuando los comicios eran, en mayor o menor medida, sinónimo de farsa y, en ocasiones, de brava. Unos más que otros, como aquellos de 1916 en los que el fraude obligó a la oposición a alzarse en armas contra un gobierno que insistió y logró a toda costa mantenerse en el poder, o los de 1954, cuando el único candidato oposicionista a la presidencia de la República que se prestó a participar en el juego electoral se vio obligado, ante tantos desmanes y atropellos, a ir al retraimiento dos días antes de la fecha marcada para la contienda.
 
Mucho podría escribirse sobre ellos. De hecho, abordé este tema en otras ocasiones. Vuelvo a hacerlo hoy movido por la curiosidad del lector Manuel Andreu Pérez, de Camajuaní, Villa Clara, que remitió al autor de esta página importantes documentos personales relativos al proceso electoral en Cuba antes del triunfo de la Revolución.
 
Por cierto, en uno de esos documentos, correspondiente a 1957, se certifica que el titular está afiliado a un partido político. En la carta que acompaña la documentación, Andreu Pérez asegura, sin embargo, que nunca estuvo afiliado a ninguno.

Votó siete por ciento  

En las primeras elecciones que se convocaron en Cuba luego del cese de la dominación española, votó el siete por ciento de la población. Se celebraron el 16 de junio de 1900, bajo la égida del gobierno interventor norteamericano, con el fin de elegir a las autoridades municipales. Del total de 1 572 797 habitantes que tenía entonces el país, se empadronaron 150 648 y de ellos 110 816 concurrieron a las urnas.
 
Y no es que la gente no quisiera votar, sino que a la mayoría se lo impedía la ley. Porque en aquellos comicios solo pudieron ejercer su derecho al sufragio —así lo estipuló la legislación que se aprobó al efecto— los mayores de 21 años que supieran leer y escribir y pudieran demostrar bienes no menores de 250 pesos. De esa forma se privaba de concurrir a las urnas a miles de cubanos pobres, blancos y negros, que carecían de instrucción y fortuna. Y tampoco podían votar las mujeres. Sí podían hacerlo los que pertenecieron al Ejército Libertador. Resultaba demasiado escandaloso privar de ese derecho a los que hicieron la Patria.
 
El Partido Revolucionario Cubano, fundado por José Martí y que alentó y sostuvo la guerra por la independencia, había quedado disuelto. Tres organizaciones políticas principales participarían entonces en el ruedo electoral: el Partido Republicano, de Las Villas, que agrupaba a los que con más calor propugnaban la independencia; el Partido Nacional Cubano, de La Habana, que proclamaba el mismo ideal, pero con tibieza, y el Partido Unión Democrática, que nucleaba en su seno tanto a independentistas como a elementos que simpatizaron con España durante la guerra y aun a partidarios de la anexión con Estados Unidos, y por el que se suponía que votaran muchos de los españoles que tenían ya la ciudadanía cubana. Contendería además el Partido Republicano de La Habana, que nada tenía que ver con el de Las Villas.
 
Las simpatías del interventor Leonardo Wood se inclinaban hacia la Unión Democrática. Pero era tal su indigencia en lo que a su número de afiliados se refería que ese partido decidió no concurrir a los comicios. Wood lamentó su retirada, pero no desistió por ello de imponer, con uso y abuso de su autoridad, a los candidatos de su conveniencia.

Sufragio universal   

Bajo las mismas restricciones en cuanto a instrucción y fortuna tuvieron lugar el tercer sábado de septiembre de 1900 las elecciones para elegir a los delegados a la asamblea que dotaría a la República de su primera Constitución.
 
El Partido Nacional incluyó en su candidatura a Máximo Gómez, general en jefe del Ejército Libertador, seguro de que el prestigio de su nombre constituiría de por sí un factor de éxito, pero el viejo guerrero no aceptó la nominación. Fue en esos comicios donde tuvo lugar en el país la primera coalición de partidos, cuando por instinto de conservación se unieron los republicanos habaneros y los demócratas ante la certeza de que el Partido Nacional los barrería si concurrían por separado a las elecciones. Aun así, los nacionales coparon la capital y los republicanos lo hicieron en Las Villas y Matanzas, en tanto que agrupaciones locales triunfaban en otras provincias.
 
Hubo problemas a pesar de todo, porque en La Habana las elecciones fueron tan fraudulentas que Juan Gualberto Gómez, que resultó electo por Oriente, impugnó en su primer discurso ante la Asamblea Constituyente las actas de los delegados habaneros; impugnación que a la postre fue rechazada.
 
Un punto conflictivo en aquella asamblea que dio cuerpo a la Constitución de 1901 fue el del sufragio. Se conocía la opinión de Wood favorable al voto limitado o restringido por razones de instrucción y fortuna, pero uno de los delegados propuso y sacó a votación el sufragio universal. Otro se opuso, pero saltó a la palestra Manuel Sanguily para decir que no concebía que pudiera existir un solo constituyente que se opusiera a que alguno de sus compatriotas pudiera ejercer ese derecho. Los hombres mayores de 21 años; no las mujeres. Y la asamblea aprobó la propuesta y la consignó en el texto constitucional.

Retraimiento de Masó                  

Llegaron después las elecciones presidenciales del 31 de diciembre de 1901. Ante la voluntad indeclinable del mayor general Máximo Gómez de no aspirar a la primera magistratura, otro general independentista, Bartolomé Masó, se perfiló como candidato indiscutible. Había sido un combatiente de primera línea tanto en la Guerra de los Diez Años (1868-78) como en la de Independencia (1895-98) y era diáfana su postura ante la intervención militar norteamericana, a la que siempre condenó. No gozaba, por supuesto, del apoyo de Wood, por más que el interventor jurara a pies juntillas que era absolutamente imparcial en lo que a los candidatos a la presidencia se refería. Fue entonces, para oponerla a la de Masó, que se lanzó la candidatura de Tomás Estrada Palma.
 
El pueblo se inclinaba por Masó porque encarnaba el espíritu separatista aun frente a la intervención y era resueltamente contrario a la Enmienda Platt, aquel documento del Congreso estadounidense adosado a la Constitución de 1901 y que otorgaba a Estados Unidos jurisdicción sobre la soberanía cubana. El pueblo desconfiaba de Estada Palma, ya que era el candidato de los norteamericanos y porque no podía hacerse una idea clara de aquel hombre que llevaba 25 años en el destierro y que había vivido sus últimos 20 años en Estados Unidos, donde residía para entonces.
 
Fue así que Máximo Gómez, cuyo apoyo resultaría decisivo para cualquiera de los candidatos en juego, viajó a Norteamérica para encontrarse con el solitario maestro de Central Valley y regresó con el propósito de darle su adhesión. Se la dieron también los republicanos de Las Villas y algunas altas personalidades de la vida nacional, y Estrada Palma tuvo prácticamente la presidencia en el bolsillo.
 
Aun así había que asegurársela y para ello Wood no incluyó a ningún masoísta en la Junta Central de Escrutinio. Protestó Masó, primero ante el interventor y luego ante Washington, pero se desoyó su queja y todo cambio fue denegado. Ya con pocas posibilidades de triunfo, Masó dirigió, el 31 de octubre, un manifiesto a la nación que lo colocó definitivamente frente a la ocupación extranjera.
 
El alcalde de La Habana, que expresó simpatías por Masó, fue destituido por las autoridades norteamericanas, y a partir de ahí las arbitrariedades se sucedieron, las protestas de los masoístas se hicieron inútiles y se entronizó la ilegalidad. Los partidarios de Masó se vieron en un callejón sin salida y su jefe fue al retraimiento. Estrada Palma concurrió entonces a los comicios sin oponente.
 
Pese a que don Tomás careció de contrincante y los suyos coparon las mesas de escrutinio, en no pocos lugares se ejerció la coacción y la violencia por parte de las autoridades norteamericanas a fin de evitar que los masoístas se adueñaran siquiera de posiciones secundarias.
 
Hasta entonces en todas las encuestas realizadas por el periódico La Discusión para conocer la voluntad popular con relación al primer presidente de la República, Estrada Palma fue siempre el candidato menos favorecido. La última de esas indagaciones dio 305 puntos a Estrada Palma y 1 529 a su rival.
 
El sentir del pueblo era uno y la realidad fue otra. Estrada Palma llegó a la primera magistratura no porque lo apoyaran republicanos y nacionales, sino porque contaba con el espaldarazo de Washington, que lo hizo su candidato.

El año 54

Las elecciones de 1954 fueron grotescas. Tras el golpe de Estado de 1952, Batista aspiraba a la presidencia de la República y solo Grau San Martín, por el partido Auténtico, aceptó tomar parte en los comicios como candidato opositor. Pero no pudo, porque el dictador estaba dispuesto a ganar las elecciones a cualquier precio y tuvo a la Guardia Rural a su servicio en todas las provincias. Solo en Matanzas, territorio que Batista consideraba perdido, más de 500 seguidores de Grau fueron detenidos en días previos a las elecciones. Los soldados allanaban las viviendas de los opositores y la requisa de cédulas se convirtió en un festín vandálico. Candidatos prominentes del autenticismo se vieron despojados de sus vehículos; les ponchaban los neumáticos o les echaban arena en el tanque de la gasolina. Aspirantes a alcaldes y a concejales fueron forzados a abandonar sus jurisdicciones electorales y en ocasiones se les obligó a arrancar los carteles en los que se anunciaba su candidatura. En la residencia de Grau buscaron refugio centenares de candidatos y activistas auténticos. Batista declaró a la revista Bohemia: «No admito la hipótesis de perder frente a Grau». El caudillo auténtico ordenó entonces el retraimiento. Pero antes de hacer pública su determinación pidió al Tribunal Supremo Electoral el aplazamiento de los comicios, lo que permitiría, a su juicio, encontrar la fórmula para superar la crisis. Esa entidad optó otra vez por servir a la dictadura y declaró sin lugar la petición.
 
Dos días más tarde tenían lugar las elecciones con Batista como candidato único. Poco después, con un decreto, convalidaba el dictador el fraudulento proceso electoral y casi enseguida amnistiaba todos los delitos cometidos en los comicios por sus partidarios que, a pesar de todo, tuvieron que inflar el número de votos y valerse de boletas falsas para lograr el triunfo
 
JUVENTUD REBELDE



"...los asuntos que estamos presentando, nos dan en este momento la más grande de nuestras oportunidades para liberar a los Cinco. Este es un momento crítico y es muy importante que la red de apoyo esté al tanto e involucrados activamente en el caso." Leonard Weinglass, abogado norteamericano, jefe del equipo de la defensa.
 
 

 
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Sent: Sunday, August 26, 2007 6:49 PM
Subject: Entrevista a Wayne Smith La injusticia no debe seguir en pie

Entrevista a Wayne Smith
La injusticia no debe seguir en pie
Wayne Smith: Sobre los Cinco espero una decisión justa, sin embargo, no soy optimista
Rafael Hojas Martínez
 
RHM: El prestigioso académico norteamericano Wayne Smith, director del Programa Cuba en el Centro para la Política Internacional, y quien fue Jefe de la Sección de Intereses de  Estados Unidos en La Habana durante la administración Carter, ofreció en entrevista exclusiva a Trabajadores sus impresiones sobre el caso de los Cinco.
 
WS: El próximo 12 de septiembre, cinco cubanos cumplirán nueve años de injustas condenas en cárceles norteamericanas, precisamente por combatir el terrorismo, a riesgo de sus propias vidas y sin otras armas que la dignidad y fidelidad a su Patria. ¿Cómo evalúa el comportamiento de las autoridades de su país en torno a este caso?
 
"No podemos olvidar que hay abogados que defienden a los Cinco, y lo han hecho honestamente y bien. Los fiscales que los procesaron se comportaron con deshonestidad. Sin embargo, yo no diría que en su conducta se reflejó negativamente todo el sistema judicial norteamericano. En Miami no se debe esperar un juicio justo cuando de Cuba se trata".
 
Por más de cuatro décadas el pueblo cubano ha sido víctima de miles de acciones terroristas, organizadas y financiadas por Washington y perpetradas por grupos anticubanos basificados en el sur de la Florida, con el triste saldo de 3 mil 478 muertos y 2 mil 99 mutilados. ¿Coincide usted con otros analistas en que las actividades de los Cinco estaban justificadas y eran necesarias para salvar vidas? ¿Por qué?
 
"Sí, pienso que fueron perfectamente justificados sus esfuerzos para monitorear los planes y las acciones de los varios grupos de exilios contra Cuba. Esos grupos, después de todo, tienen un historial muy largo de actos terroristas contra Cuba. Los Cinco intentaban evitar esas   acciones antes de que se realizaran".
 
La liberación del connotado terrorista Luis Posada Carriles y la manifiesta convivencia de las autoridades norteamericanas con la mafia miamense, evidencian el doble rasero de la política antiterrorista del gobierno de Estados Unidos. ¿Qué motiva a Washington a asumir un comportamiento excluyente y discriminatorio frente a este flagelo?
 
"La familia Bush, en particular, tiene un historial largo de ver a los terroristas anti-Castro como "luchadores por la libertad". Por eso, George H. W. Bush, exhortado por su hijo Jeb, perdonó a Orlando Bosch. Y ahora, George W. Bush está protegiendo a Luis Posada Carriles. Eso ciertamente debilita la posición y la campaña norteamericana en contra del terrorismo internacional".
 
Como refirió usted en un artículo titulado Saquen a Cuba de la lista de terroristas, no existe evidencia creíble de que seamos un estado patrocinador del terrorismo. Sin embargo, desde hace 25 años el Departamento de Estado ha situado a Cuba entre ese grupo de naciones. ¿Cuánto ha socavado esta política deshonesta la credibilidad del sistema político estadounidense?
 
"Estados Unidos no puede producir ninguna evidencia de que Cuba debe estar en la lista de las naciones terroristas. Pero eso no ha sido una cuestión muy grande en el mundo, probablemente porque solo afecta a Cuba, no a otras naciones".
 
Estamos ahora en otra fase del proceso de apelaciones en el caso de los Cinco. Este 20 de agosto, las partes se verán las caras ante el mismo tribunal que inicialmente analizó el caso y decidió, en agosto de 2005, que los antiterroristas cubanos no habían tenido un juicio justo en Miami, veredicto que posteriormente fue revertido por esa corte. Teniendo en cuenta aquel desenlace, ¿cree usted que pueda haber justicia en el caso de los Cinco en ese nivel del sistema jurídico estadounidense?
 
"Por el bien de mi país, y para poner fin a la injusticia cometida contra los Cinco, espero que haya una decisión justa en la Corte de Apelaciones. Tengo que decir, sin embargo, que no soy optimista, teniendo en cuenta la decisión anterior de este tribunal. Pero creo que habrá una tendencia a apoyarla".
 
Los abogados de la defensa llevan varios temas para la apelación. Uno de ellos es el cargo 3, que alega contra Gerardo Hernández una conspiración para cometer asesinato. La evidencia es insuficiente desde el punto de vista  ¿Cómo observa usted este cargo y cómo augura su posible desarrollo en el proceso de Apelaciones?
 
"Por mi parte, creo que simplemente no había ninguna prueba convincente contra Gerardo. En realidad, su caso carecía tanto de mérito que yo supondría que la Corte de Apelaciones tendría que descartar el cargo de homicidio".
 
En el libro Terrorismo de EE.UU. contra Cuba-El caso de los Cinco usted reveló experiencias personales con juicios en Miami, cuando fue acusado por la FNCA por difamación. En uno de los párrafos señaló que dijo a su abogado, "ganaremos en la apelación cuando sea una cuestión de derecho y no de emociones políticas". A partir de su propia vivencia, ¿cómo avizora ahora el caso de los Cinco? ¿Cree que tenga solución en el plano legal o fuera de este?
 
"Espero que haya una solución en las cortes. Si no, tendrá que haber una solución política en los años venideros. No se puede permitir que esta injusticia siga en pie".
 
La solidaridad internacional, y en particular del pueblo norteamericano, es indispensable para la liberación de los Cinco. ¿Qué percepción tiene sobre este fenómeno dentro de los propios Estados Unidos? ¿Qué papel le corresponde jugar en este concierto a la intelectualidad norteamericana?
 
"Es solo recientemente que la opinión pública internacional ha empezado a exigir justicia en su caso, y solo ha sido en el último año que la opinión pública norteamericana ha comenzado a expresar un fuerte desacuerdo. Es imperativo que la comunidad intelectual norteamericana exija la justicia y señale el daño que hace esta decisión a nuestro sistema de justicia".
 
Publicado en TRABAJADORES el 19/8/07



"...los asuntos que estamos presentando, nos dan en este momento la más grande de nuestras oportunidades para liberar a los Cinco. Este es un momento crítico y es muy importante que la red de apoyo esté al tanto e involucrados activamente en el caso." Leonard Weinglass, abogado norteamericano, jefe del equipo de la defensa.
 
 

 
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Sent: Sunday, August 26, 2007 1:08 PM
Subject: Barack Obama, Hillary Clinton y Cuba por Salim Lamrani

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Barack Obama, Hillary Clinton y Cuba
El 21 de agosto de 2007, el candidato demócrata a las elecciones presidenciales de 2008 de Estados Unidos, Barack Obama, se expresó sobre Cuba.
Salim Lamrani (Para Kaos en la Red) [26.08.2007 00:29] - 180 lecturas - 10 comentarios

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El 21 de agosto de 2007, el candidato demócrata a las elecciones presidenciales de 2008 de Estados Unidos, Barack Obama, se expresó sobre Cuba. Se pronunció a favor de la eliminación de las sanciones económicas inhumanas impuestas por la administración Bush en 2004 y 2006 que separan despiadadamente a las familias cubanas (1). Estas medidas draconianas, destinadas a ahogar económicamente a la isla con el objetivo de derrocar al gobierno cubano, limitan los viajes de los cubanos de Estados Unidos a su país de origen a 14 días como máximo cada tres años si cumplen dos requisitos: tienen que conseguir una autorización del Departamento de Estado y disponer por lo menos de un familiar directo en Cuba, según la nueva definición de Bush, o sea, abuelos, padres, hermanos, hijos, cónyuge. Así, un ciudadano estadounidense de origen cubano ya no tiene derecho a visitar a sus primos, tíos y sobrinos que se han quedado en el país (2).
Obama también denunció las restricciones sobre las remesas que los cubano-americanos pueden mandar a sus familias (100 dólares al mes como máximo). "Se trata a la vez de una cuestión estratégica y humanitaria. Esta decisión [...] ha tenido un impacto profundamente negativo sobre el bienestar del pueblo cubano", señaló. Como presidente, "otorgaré a los cubano-americanos derechos ilimitados para visitar a sus familias y mandar dinero a la isla", prometió (3).
El senador de Illinois también hizo partícipe de su disposición a entablar conversaciones bilaterales con el gobierno de La Habana, "normalizar las relaciones y suavizar el embargo que ha presidido las relaciones entre nuestros países durante los últimos cinco decenios". Obama es el primer candidato a la presidencia que evoca un posible levantamiento del estado de sitio económico contra Cuba. Se trata aquí de un enfoque sumamente constructivo aunque se pueda lamentar cierto tufo colonialista que emana de sus palabras, como lo ilustra su voluntad de imponer ciertas condiciones a una nación soberana (4).
Felipe Pérez Roque, canciller cubano, saludó la iniciativa de Obama. "Estas declaraciones expresan el sentimiento mayoritario de Estados Unidos", declaró, condenando al mismo tiempo el ensañamiento "bárbaro y anacrónico" de la administración Bush hacia su país (5). También subrayó que las medidas restrictivas violaban los derechos constitucionales de los ciudadanos estadounidenses a la libre circulación (6).
Por su parte, la candidata demócrata Hillary Clinton, echando el ojo a las subvenciones de la extrema derecha heredera del antiguo régimen de Fulgencio Batista, calificó el punto de vista racional de Obama de "irresponsable y francamente ingenuo" (7). Se pronunció a favor del mantenimiento de las sanciones económicas permaneciendo fiel a la herencia de su marido, Bill Clinton, que firmó la insensata ley Helms-Burton en 1996 con carácter retroactivo y extraterritorial destinada a dar el golpe de gracia a la revolución cubana. "Está a favor del embargo y de nuestra política actual hacia Cuba", declaró su portavoz, Mo Elleithee (8).
La inmensa mayoría de la comunidad cubana de Estados Unidos y de la opinión pública desean ardientemente el levantamiento de las sanciones económicas que afectan gravemente al nivel de vida de la isla. El bloqueo impuesto a Cuba desde 1960 ilustra la incapacidad de Washington de reconocer la independencia de la nación caribeña. Además, ha sido totalmente ineficiente. El gobierno de Fidel Castro ha propuesto varias veces a la Casa Blanca un diálogo basado en el respeto mutuo. Pero hasta ahora, el vecino del norte, que se niega a perdonar la afrenta sufrida en 1959 cuando Cuba se liberó definitivamente del tutelaje estadounidense, siempre lo ha rechazado.
Jen Psaki, portavoz de Barack Obama, resumió el problema en estos términos: "A fin de cuentas, este sufragio es una elección entre el mantenimiento de políticas del pasado que han fracasado [...] y [la voluntad de] hacer borrón y cuenta nueva y elaborar un nuevo enfoque de la diplomacia global". Es de esperar que la razón y el sentido común prevalezcan para que desaparezca para siempre el cruel e injusto castigo del cual es víctima la población cubana.
Revisado por Caty R.
Notas
(1) Barack Obama, « Our Main Goal : Freedom in Cuba », The Miami Herald, 21 de agosto de 2007.
(2) Colin L. Powell, Commission for Assistance to a Free Cuba, (Washington : United States Department of State, mai 2004). www.state.gov/documents/organization/32334.pdf (sitio consultado el 7 de mayo de 2004), pp. 40-41.
(3) Barack Obama, « Our Main Goal : Freedom in Cuba », op. cit.
(4) Ibid.
(5) Reuters, « Cuba's Foreign Minister Applauds Obama Stance on Sanctions », 22 de agosto de 2007.
(6) The Associated Press, « Cuban Official : Obama Ochoes U.S. Sentiment », 22 de agosto de 2007.
(7) Laura Calls For Lifting U.S.-Cuba Travel Limits For Family », The Associated Press, 21 de agosto de 2007.
(8) Beth Reinhard & Lesley Clark, « Candidates Bring Cuba Into Race », The Miami Herald, 22 de agosto de 2007.
(9) Ibid.
Salim Lamrani es profesor, escritor y periodista francés especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Ha publicado los libros: Washington contre Cuba (Pantin: Le Temps des Cerises, 2005), Cuba face à l'Empire (Genève: Timeli, 2006) y Fidel Castro, Cuba et les Etats-Unis (Pantin: Le Temps des Cerises, 2006).
Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, la revisora y la fuente.






"...los asuntos que estamos presentando, nos dan en este momento la más grande de nuestras oportunidades para liberar a los Cinco. Este es un momento crítico y es muy importante que la red de apoyo esté al tanto e involucrados activamente en el caso." Leonard Weinglass, abogado norteamericano, jefe del equipo de la defensa.
 
 

 
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To: undisclosed-recipients
Sent: Sunday, August 26, 2007 12:47 PM
Subject: Las necesidades del capital frente a las necesidades de los seres humanos
 
25.08.07
Las necesidades del capital frente a las necesidades de los seres humanos
 Michael Lebowitz
Al luchar contra el capital para satisfacer sus necesidades, los obreros se reproducen de un modo que los prepara para una nueva sociedad: llegan a percatarse de la necesidad de entender la naturaleza del sistema y a entender que no pueden limitarse al sabotaje contra los efectos del sistema existente
 
Al igual que otros socialistas del siglo XIX, la visión de Karl Marx de una buena sociedad era aquella que permitiese el pleno desarrollo del potencial humano. «¿Cuál es el objetivo de los comunistas?», preguntaba el camarada de Marx, Friedrich Engels, en su primer borrador del Manifiesto del Partido Comunista. «Organizar la sociedad de tal manera que cada uno de sus miembros pueda desarrollar y utilizar su potencial y sus facultades en completa libertad y, por lo tanto, sin desnaturalizar la esencia básica de esa sociedad». En la versión final de Marx del Manifiesto, esa nueva sociedad se presenta como una «asociación en la que el libre desarrollo de cada uno es la condición para el libre desarrollo de todos.» [1]
 
Esta idea del desarrollo del potencial humano está presente en toda la obra de Marx, la posibilidad de seres humanos ricos con necesidades humanas ricas, el potencial para producir seres humanos lo más ricos posible en cuanto a sus necesidades y capacidades. ¿Qué es, en definitiva, la riqueza, pregunta, «sino la universalidad de las necesidades individuales, capacidades, placeres, fuerzas productivas…?». Pensad en el «desarrollo de la rica individualidad que entraña el perfecto encaje entre la producción y su consumo»; pensad en «el pleno rendimiento de esos potenciales creativos». El verdadero objetivo es el «desarrollo de toda la capacidad humana como un objetivo en sí mismo».
 
Sin embargo, la realización de este potencial no puede caer del cielo. Exige el desarrollo de una sociedad en la que las personas no se consideren independientes entre sí, en la que conscientemente reconozcamos nuestra interdependencia y cooperemos libremente sobre la base de este reconocimiento. Cuando nos relacionamos con los demás como seres humanos, postula Marx, producimos para todos, simplemente porque entendemos que los demás necesitan de los resultados de nuestra actividad, y sentimos placer y satisfacción por el simple hecho de ser conscientes de que hacemos algo que es útil. Nuestra necesidad bastaría para asegurar nuestra actividad y, como consecuencia de ello, nos sentiríamos «afirmados tanto en el pensamiento como en el amor de los demás». Lo que Marx describía es, por supuesto, el concepto de familia humana.
 
La visión de Marx de una sociedad de productores libremente asociados, de una sociedad profundamente ética y moral, lo condujo bastante pronto, ya en su juventud, a plantear determinadas cuestiones analíticas. ¿Qué es esta sociedad en la que vivimos, y en la que si fueseis a decirme que teníais una necesidad respecto de algo que yo pudiera satisfacer, sería considerado como una súplica, una humillación «y, por consiguiente, expresada con un sentimiento de vergüenza y degradación?». «¿A qué se debe -preguntaba- que en lugar de afirmar que soy capaz de desarrollar una actividad que ayuda a otros seres humanos, tus necesidades sean, en cambio una fuente de poder para mí?». «Lejos de ser los medios los que te concederían el poder sobre mi producción, (tus necesidades) son en cambio los medios que me dan poder sobre ti».
 
Como quiera que no nos relacionamos como miembros de una comunidad humana, sino como aspirantes a propietarios, concluyó Marx, esta perversa separación de las personas se reproduce constantemente. De manera que Marx se vio impulsado a analizar la naturaleza de las relaciones sociales que existen entre las personas, el carácter de las relaciones en las que participan al producir, al producirse a sí mismas a la vez que producen para los demás. A partir de ahí empezó su análisis del Capitalismo.
 
Las relaciones de producción capitalistas
 
El cuento preferido por los economistas que celebran el capitalismo es que la competencia y los mercados aseguran que los capitalistas satisfagan las necesidades del pueblo, no por humanidad y benevolencia, sino (como lo expresó Adam Smith) «por su propio interés». Al competir en el mercado con otros capitalistas se ven impulsados (como espoleados por una mano invisible) a servir al pueblo. Sin embargo, para Marx, esta visión de la competencia y del mercado oscurece aquello que precisamente distingue al capitalismo de otras economías de mercado: sus relaciones de producción específicas. Las relaciones de producción capitalistas se caracterizan por dos ámbitos básicos: el ámbito capitalista y el ámbito de los obreros. Por un lado existen capitalistas-dueños de la riqueza, dueños de los medios físicos y materiales de producción. Y su orientación va dirigida hacia el crecimiento de su riqueza. Empezando con un capital de un cierto valor, en forma de dinero, los capitalistas compran productos con el objetivo de ganar más dinero, un valor añadido, una plusvalía. Y ahí está el quid, en los beneficios. Como capitalistas, todo lo que les importa es el incremento de su capital.
 
Por otro lado, tenemos a los obreros, personas que no tienen bienes materiales que puedan vender ni medios materiales para producir los bienes que necesitan para sí mismos. Sin estos medios de producción, no pueden producir mercancías que vender en el mercado a modo de intercambio. Así pues, ¿cómo obtienen los bienes que necesitan? Vendiendo lo único que tienen para vender, su fuerza de trabajo. Pueden vendérsela a quien quieran, pero no pueden elegir entre vender o no vender su capacidad para trabajar... si quieren sobrevivir.
 
Sin embargo, antes de poder hablar de capitalismo, deben haberse dado unas determinadas condiciones. No sólo debe existir una economía basada en productos y dinero, en la que unos sean los dueños de los medios de producción, sino que debe haber también un producto especial en el mercado: la capacidad para realizar trabajo. Para que ello suceda, argumenta Marx, los obreros deben ser primero libres en un doble sentido: deben ser libres para vender su fuerza de trabajo (por ejemplo, tener derechos de propiedad respecto a su capacidad para trabajar, algo de lo que carece el esclavo), y deben estar «libres de medios de producción (es decir, que los medios de producción deben de haber sido separados de los productores). En otras palabras, un aspecto singular de las relaciones de producción capitalista es la existencia de personas que, carentes de medios de producción, son capaces y se ven obligadas a vender un derecho de propiedad, el derecho de disponer de su capacidad para trabajar. Se ven obligadas a vender su capacidad para producir con el fin de conseguir dinero con el que comprar los bienes que necesitan.
 
Sin embargo, es importante comprender que, si bien la separación de los medios de producción de los productores es una condición necesaria para las relaciones de producción capitalista, no es una condición suficiente. Si los obreros están separados de los medios de producción, queda dos posibilidades: 1) los obreros venden su fuerza de trabajo a los dueños de los medios de producción; o 2) los obreros alquilan medios de producción a sus dueños. Existe una larga tradición en las ciencias económicas hegemónicas que postula que no importa que el capitalismo alquile fuerza de trabajo o que la fuerza de trabajo alquile capital, porque el resultado sería el mismo. Como veremos, para Marx existía una profunda diferencia: sólo en el primer caso, en el que tiene lugar la venta de la fuerza de trabajo, se puede hablar de capitalismo; sólo en este caso vemos las características específicas del capitalismo.
 
Sin embargo, no es simplemente el trabajo asalariado lo determinante. El capitalismo exige que exista fuerza de trabajo en tanto que mercancía y su combinación con el capital. ¿Quién compra ese derecho de propiedad concreto en el mercado y por qué? El capitalista compra el derecho a disponer de la capacidad de los obreros para realizar trabajo precisamente porque es un medio de lograr su objetivo: obtener beneficios. Porque eso y sólo eso, el incremento del capital, es lo que le interesa al capitalista.
 
Ya tenemos la base para un intercambio entre dos ámbitos del mercado, el propietario del dinero y el propietario de la fuerza de trabajo. Ambos quieren lo que le otro tiene; ambos obtienen algo a cambio en ese intercambio. ¡Parecería una transacción libre! Y ahí se detienen precisamente la mayoría de los economistas no marxistas. Tales economistas observan las transacciones que tienen lugar en el mercado y afirman: «Vemos libertad». Esto es lo que Marx describió como «el reino de la Libertad, la Igualdad, la Propiedad y Bentham». De hecho, como quiera que el partidario del libre comercio vulgaris sólo ve las transacciones en el mercado, sólo ve libertad.
 
Pero lo que aquí describimos no es toda economía de mercado. No toda economía de mercado se caracteriza por la venta de la fuerza de trabajo a un capitalista. Una defensa de una economía de mercado como tal no equivale a una defensa del capitalismo, como tampoco una defensa del mercado es una defensa de la esclavitud (que, por supuesto, implica la compra y venta de esclavos). Esta distinción entre capitalismo y mercados no es, sin embargo, la que los defensores del capitalismo tienden a hacer (según Marx, su ideología los conduce a confundir, desde la base, las características de las economías de mercado precapitalistas con el capitalismo).
 
¿Por qué? Pensemos en la característica específica de esa economía de mercado en la que la fuerza de trabajo se vende al capitalismo. Una vez concluida la transacción, observó Marx, vemos que tal transacción ha surtido un efecto en ambos ámbitos: «El que previamente era el dueño del dinero emerge como capitalista; y el propietario de la fuerza de trabajo lo sigue como su obrero». ¿Adónde van? Se adentran en el ámbito del trabajo; se adentran en el territorio en el que el capitalista tiene ahora la oportunidad de utilizar el derecho de propiedad que ha comprado.
 
La esfera de la producción capitalista
 
El proceso de producción que desencadenan las relaciones capitalistas tiene dos características básicas. La primera es que el obrero trabaja bajo la dirección, supervisión y control del capitalista. Los objetivos del capitalista determinan la naturaleza y el propósito de la producción. Las directrices y órdenes acerca del proceso de producción les llegan a los obreros desde arriba. No existen unas relaciones horizontales entre el capitalista y el obrero, en tanto que comprador y vendedor respectivamente en un mercado. En tal ámbito no hay mercado, sino una relación vertical entre el que tiene poder y el que no lo tiene. Es un sistema dirigista, lo que Marx describió como despotismo en el lugar de trabajo del capitalista. A eso le llama reino de la libertad y de la igualdad.
 
¿Por qué el capitalista tiene ese poder sobre los obreros en ese ámbito? Porque ha comprado el derecho a disponer de su capacidad para realizar trabajo. Ese es el derecho de propiedad que compró. Ese es el derecho de propiedad que el obrero vendió y que tenía que vender porque era su única opción de sobrevivir.
 
La segunda característica de la producción capitalista es que los obreros no tienen derecho de propiedad sobre el producto resultante de su actividad. No tienen derecho alguno sobre el producto. No pueden reclamar nada. Le han vendido al capitalista la única cosa que podía otorgarle ese derecho, la capacidad para realizar trabajo. A diferencia de los productores de una cooperativa que se benefician de su propio esfuerzo, porque tienen derechos de propiedad sobre los productos que producen, cuando los obreros trabajan más o con mayor productividad en la empresa capitalista, aumenta el valor de la propiedad del capitalista. A diferencia de lo que ocurre en la cooperativa (que no se caracteriza por las relaciones de producción capitalista), en la empresa capitalista todo el fruto de la actividad productiva del obrero pertenece al capitalista, el «reivindicador residual». Eso es lo que hace que la venta de la fuerza de trabajo sea tan determinante como característica distintiva del capitalismo.
 
¿Qué ocurre entonces en la esfera de la producción capitalista? Todo ocurre de una manera lógica a partir de la naturaleza de las relaciones de producción capitalistas. Como el objetivo del capitalista es la plusvalía, sólo compra fuerza de trabajo en la medida en que genere tal plusvalía. Para Marx, la condición necesaria para genera esa plusvalía era la realización de un valor añadido (la realización de un excedente de trabajo incorporado al contenido en lo que el capitalista paga como salarios). Mediante la combinación de su control de la producción y de la propiedad del producto del trabajo el capitalista actuará para garantizar que los obreros aumenten el valor de la producción por la que el capitalistas les ha pagado.
 
¿Cómo ocurre esto? En un momento determinado podemos calcular las horas de trabajo diario que son necesarias para mantener a los obreros en su nivel de vida. Estas horas de trabajo «necesario», postula Marx, viene determinadas por la relación entre el nivel de necesidad existente (el salario real) y el nivel general de productividad. Si la productividad aumenta, serán necesarias menos horas para que los obreros puedan reproducirse a sí mismos. Muy sencillo. Por supuesto, al capitalista no le interesa una situación en la que los obreros trabajen sólo lo suficiente para mantenerse. Lo que el capitalista quiere es que los obreros realicen un trabajo adicional, es decir, que el trabajo realizado por los obreros (la jornada laboral capitalista) exceda del nivel de trabajo necesario. La relación entre el excedente de trabajo y el trabajo necesario es lo que Marx definió como la proporción de la explotación (o, en su forma monetaria, la proporción de la plusvalía).
 
Ya hemos situado los factores que pueden ilustrar lo que Marx expresó como la «ley del movimiento», es decir, las propiedades dinámicas que emanan de estas relaciones específicas de producción capitalista. Recordemos que todo el propósito del proceso, desde el punto de vista capitalista, es el beneficio. El obrero no es más que un medio para conseguir su fin: el incremento del capital. Empecemos por un supuesto extremo, que la jornada laboral fuese igual al nivel de trabajo necesario (es decir, que no existiese excedente de trabajo). En este supuesto no habría producción capitalista. De manera que, ¿qué puede hacer un capitalista para lograr su objetivo?
 
Una opción del capitalista es utilizar su control de la producción para aumentar el trabajo que realiza el trabajador. Aumentar la jornada laboral, hacer la jornada laboral lo más larga posible. ¿Diez horas diarias? Estupendo. ¿Doce horas diarias? Mejor aún. El obrero realizará más trabajo para el capitalista, muy por encima de su salario, y el capital aumentará. Otro procedimiento es intensificar la jornada laboral. Acelerarla. Hacer que los obreros trabajen más y más rápido en un determinado período de tiempo. Asegurarse de que no se desperdicie movimiento, que no haya momentos de relajación. Todo aquel tiempo que los obreros destinen a pausas no están trabajando para el capital.
 
Otra opción del capitalista es reducir el salario. Para por debajo del salario real. Contratar obreros que trabajen por menos dinero. Alentar a los obreros a competir entre sí para ver quién trabaja por menos. Contratar a inmigrantes, personas empobrecidas procedentes del campo. Instalarse allí donde pueda encontrar mano de obra más barata.
 
Esta es la lógica inherente al capital. La tendencia inherente al capital es aumentar la explotación de los obreros. En un caso se aumenta la jornada laboral; en el otro se paga por debajo del salario real. En ambos casos, el grado de explotación aumenta. Marx comentó que «el capitalista tiende continuamente a reducir los salarios a un mínimo y a ampliar la jornada laboral al máximo»... Pero añadió: «mientras que el obrero presiona siempre en dirección contraria».
 
En otras palabras, en el marco de las relaciones capitalistas, mientras que el capital presiona para aumentar la jornada laboral en duración e intensidad y para pagar por debajo del salario real, los obreros porfían por reducir la jornada laboral y por ver aumentado su salario. Y fundan sindicatos para este propósito. Y, de la misma manera que en el bando del capital existe lucha, también la hay en el bando de los obreros. ¿Por qué? Fijémonos por ejemplo en la jornada laboral. ¿Por qué quieren los obreros disponer de más tiempo para sí mismos? Marx alude a «tiempo para educarse, para su desarrollo intelectual, para la realización de sus funciones sociales, para las relacione sociales para la libre expresión de las fuerzas vitales de su cuerpo y de su mente». El tiempo, señaló Marx, «es el ámbito del desarrollo humano. Una persona que no tenga tiempo libre del que disponer a voluntad, cuya vida entera, aparte de interrupciones meramente físicas como las dedicadas al sueño, a alimentarse, etc., está totalmente absorbido por su trabajo para el capitalista, es menos que una bestia de carga».
 
¿Qué decir de la lucha por conseguir salarios más elevados? Por supuesto, hay necesidades físicas para sobrevivir que deben ser cubiertas. Pero Marx comprendió que los obreros necesitan mucho más que eso. Las necesidades sociales de los obreros incluyen «su participación en actividades más elevadas, en satisfacciones culturales, el cultivo de sus aficiones, suscripciones a los periódicos, asistencia a conferencias, la educación de sus hijos, el desarrollo de su gustos, etc.». En resumen, los obreros tienen sus propios objetivos. Como son seres que viven en sociedad, sus necesidades están necesariamente determinadas socialmente. Sus necesidades como seres humanos en el seno de la sociedad son opuestas a las tendencias sobre la producción inherentes al capital. Cuando miramos el ámbito de los obreros reparamos en lo que reparó Marx, «en las propias necesidades del obrero para desarrollarse».
 
Pero desde la perspectiva del capital, los obreros y ciertamente, todos los seres humanos no son más un medio para un fin. No son un fin en sí mismos. Si satisface los objetivos del capital exige recurrir al racismo, a dividir a los obreros, a utilizar el estado para aplastar o ilegalizar a los sindicatos, a destruir las vidas de las personas y su futuro con cierres patronales o trasladándose a regiones del mundo donde los ciudadanos son pobres y los sindicatos están prohibidos, pues se recurre a eso. El capitalismo no ha sido nunca un sistema cuya prioridad hayan sido los seres humanos y sus necesidades.
 
Es cierto que los salarios han aumentado y que la jornada laboral se ha reducido desde que Marx escribió, pero ello no invalida la descripción de Marx del capitalismo. Toda mejora en tal sentido se ha logrado con la frontal oposición de los capitalistas (al igual que en tiempos de Marx). Al escribir acerca de la ley de las diez horas, la ley que reducía la duración de la jornada de trabajo a diez horas, Marx la describió como una gran victoria, una victoria sobre «el ciego imperio de las leyes de la oferta y la demanda», que forman la economía política de la clase capitalista. Era la primera vez, señaló Marx, que «a plena luz del día la economía política de la clase capitalista sucumbía a la economía política de la clase obrera».
 
En otras palabras, las mejoras que los obreros consiguen son el resultado de su lucha. Presionan en dirección opuesta a la del capital; se obstinan en reducir el grado de explotación. Implícitas en esa economía política de los obreros y en la lucha de la clase obrera están el surgimiento de las disensiones entre ellos (al margen de cuál sea su causa). Nada de todo ello es nuevo. Marx describió la hostilidad que existía por entonces entre los obreros ingleses y los obreros irlandeses como la causa de su debilidad: «Ahí está el secreto de que la clase capitalista mantenga su poder. Y lo sabe». A este respecto, la lucha entre capitalistas y obreros es una lucha acerca del grado de división entre los obreros.
 
Precisamente porque los obreros (debido a sus necesidades como seres humanos) se resisten a la reducción de los salarios y al aumento de los días de trabajo, los capitalistas deben encontrar un medio distinto para que el capital crezca. Se ven obligados a introducir maquinaria para aumentar la productividad. Al aumentar la productividad en relación con el salario real, reducen la mano de obra necesaria y aumenta el grado de explotación. En la lucha entre el capital y el trabajo, postula Marx, los capitalistas se ven impulsados a revolucionar los procesos de producción.
 
En El Capital Marx expuso cómo los capitalistas propiciaron cambios históricos en el modo de producción para conseguir sus objetivos. Partiendo del modo de producción preexistente (caracterizado por la artesanía a pequeña escala), los capitalista utilizaron su control sobre la producción, su capacidad para subordinar a los obreros y para ampliar e intensificar la jornada laboral. Sin embargo, existen barreras inherentes a este método de aumentar la plusvalía y el capital, barreras impuestas por los límites fisiológicos de la jornada laboral y la resistencia de los obreros. Por consiguiente, los capitalistas procedieron a introducir la división del trabajo, nuevas formas de cooperación social bajo su control, modificaciones en el proceso de producción. Un importante efecto fue aumentar la productividad e impulsar el incremento del capital.
 
No obstante, pese a esta nueva forma de producción, caracterizada por la división del trabajo en las fábricas, el crecimiento del capital seguía tropezando con obstáculos. Esta forma de producción seguía dependiendo de obreros cualificados, tras largos periodos de aprendizaje, y estaba sujeta a la resistencia de esos mismos obreros cualificados a la dirección del capital en el lugar de trabajo. Marx expuso con detalle cómo había procedido el capital a mediados del siglo XIX para crecer pese a estos obstáculos, modificando aún más el modo de producción –introduciendo maquinaria y el sistema de fábrica. Con este desarrollo de lo que Marx llamó «modo de producción específicamente capitalista», el capital subordina a los obreros no solamente por su poder para dirigir dentro del lugar de trabajo, sino por su dominación real de los obreros en forma de máquinas. En lugar de que los obreros empleasen los medios de producción, los medios de producción emplean a los obreros.
 
Al proyectar la lógica del capital mucho más allá de las modificaciones del modo de producción que se produjeron en su tiempo, Marx describió la emergencia de enormes fábricas automatizadas, combinaciones orgánicas de maquinaria que realizan todas las complejas operaciones de producción. En estos «órganos de la mente humana, creados por la mano del hombre», todo el conocimiento científico y los productos de la mente humana aparecen como atributos del capital en lugar de cómo atributos del colectivo de los obreros; y los obreros empleados en estas «factorías automatizadas» aparecen como elementos insignificantes, quedando «a un lado del proceso de producción en lugar de ser sus principales actores».
La transformación de la producción a través de la incorporación de los productos de la mente humana genera, como es lógico, el potencial para enormes aumentos de productividad. Algo positivo, obviamente, porque tiene el potencial para eliminar al pobreza en el mundo, hacer posible una sustancial reducción de la jornada de trabajo y dejar tiempo a los obreros paras su desarrollo humano. Pero recordemos que estos no son los objetivos del capitalista, y no se debe a ellos el que el capital introduzca cambios en el proceso de producción. En lugar de la reducción de la jornada laboral, lo que el capital quiere es reducir la mano de obra necesaria, lo que quiere es aumentar el excedente de trabajo y el grado de explotación.
 
De manera similar, debido a que no es el aumento de la productividad sino sólo el aumento de los beneficios lo que motiva a los capitalistas, las tecnologías y técnicas de producción específica seleccionadas no son necesariamente las más eficientes; más bien, dado que los obreros tienen sus propios intereses, la lógica del capital tiende a elegir aquellas técnicas que dividan a los obreros y permitan un control más fácil y la vigilancia de su rendimiento. Al capital no le preocupa lo más mínimo si la tecnología elegida permite a los productores experimentar algún placer o satisfacción en su trabajo, ni lo que les ocurra a las personas al verse desplazadas cuando se introduce una nueva tecnología y nuevas máquinas. Si las aptitudes del obrero son desechadas, si su empleo desaparece, poco importa. El capital sigue ganando y usted perdiendo. Marx dijo lo siguiente: «En el seno del sistema capitalista todos los métodos para aumentar la productividad social de la mano de obra se aplican a costa del obrero».
 
La introducción de la maquinaria tiene otro aspecto importante. Todo obrero desplazado, sustituido por la maquinaria, se suma a lo que Marx llamó «ejército de reserva proletario». La existencia de este cuerpo de obreros desempleados no sólo permite al capital ejercer la disciplina en el lugar de trabajo, sino mantener los salarios dentro de unos límites convenientes para una rentable producción capitalista. El constante reemplazo de ese ejército de reserva garantiza que incluso aquellos obreros que, organizándose y luchando, puedan «lograr una cierta participación cuantitativa en el crecimiento general de la riqueza», no lograrán, pese a ello, que los salarios reales aumenten paralelamente a la productividad. Marx estaba convencido de que el grado de explotación seguiría aumentando. Aunque los salarios reales aumentasen, el «abismo entre las condiciones de vida del obrero y las del capitalistas seguiría ahondándose».
 
En resumen, Marx describe un panorama en el que el capital tiene la sartén por el mango en la esfera de la producción. Mediante el control de la producción, y a causa de la naturaleza y orientación de la inversión, puede aumentar el grado de explotación de los obreros y aumentar la producción de plusvalías. Y, aunque puedan tener que hacer frente a la oposición de los obreros, el capital consigue superar los obstáculos que se le opongan en la esfera de la producción. Sin embargo, Marx señaló que, en este aspecto, existía una contradicción inherente al capitalismo: no puede limitarse a la esfera de la producción, sino que debe volver a entrar en la esfera de la circulación de mercancías, para vender allí sus artículos y productos –y no en un mercado abstracto, sino en un mercado determinado por las características específicas de la producción capitalista.
 
La promoción de las ventas y la «sobreproducció
 
En tanto que el capital logra sus objetivos en la esfera de la producción, produce cada vez más productos que contienen plusvalía. Sin embargo, los capitalistas no quieren estos productos. Lo que quieren es vender esos productos y hacerse con la plusvalía latente en ellos. De ahí que deban volver a entrar en la esfera de la circulación de mercancías (y ahora como vendedores) para materializar sus beneficios potenciales. Y en este campo, señaló Marx, han de hacer frente a un nuevo obstáculo a su crecimiento: la extensión del mercado. Por tanto, los capitalistas fijan su atención en encontrar los medios de superar ese obstáculo. Del mismo modo que se ven impulsados a aumentar las plusvalías en la esfera de la producción, también se ven impulsados a aumentar la extensión del mercado, con el fin de materializar las plusvalías. Marx comentó: «De la misma manera que el capital tiende, por un lado, a fomentar que se produzca más de lo necesario, también tiene la tendencia complementaria a crear más ámbitos de intercambio». Con independencia de cuál sea la extensión del mercado, los capitalistas tratan siempre de ampliarlo. De ahí que Marx señalase: «La tendencia a crear el mercado mundial viene dada directamente en el propio concepto de capital. Todo límite aparece como una barrera que hay que superar».
 
¿Cómo logra el capital ampliar el mercado? Propagando las necesidades existentes en un círculo más amplio mediante «la producción de nuevas necesidades», es decir, de la promoción de las ventas [2] . En cuanto entendemos la naturaleza del capitalismo, podemos ver por qué el capital se ve necesariamente impulsado a ampliar la esfera de la circulación. Pero, hasta el siglo XX, debido a la expansión y desarrollo del «modo de producción específicamente capitalista», la promoción de las ventas no se hizo tan avasalladora. Los enormes gastos del capitalismo moderno en publicidad, en los astronómicos salarios pagados a atletas profesionales cuya presencia puede potenciar la imagen televisiva y, por lo tanto, ingresos por publicidad que, a su vez, van a parar a quienes controlan los medios... ¿Qué es esto sino el testimonio de los éxitos del capital en la esfera de la producción y de su compulsiva tendencia a lograr éxitos similares en la venta de los artículos producidos? Para que aquellos productos que contienen plusvalías latentes puedan dar «el salto mortal» de la venta con éxito, el capital debe realizar fuertes inversiones en la esfera de la circulación (que en una sociedad racional sería considerado un inaceptable derroche de recurso materiales y humanos).
 
Sin embargo, el problema del capital en la esfera de la circulación de mercancías no se reduce a que deba ampliar la esfera de la distribución, sino que el capital tiende a ampliar la producción de plusvalía más allá de su capacidad para materializar esas plusvalías. La sobreproducción, señaló Marx, es «la contradicción fundamental del capital desarrollado». Existe una constante tendencia a la sobreproducción de capital, una tendencia a aumentar la capacidad productiva por encima de lo que el mercado capitalista existente podría justificar. La producción capitalista tiene lugar «sin detenerse a ponderar los límites reales del mercado o de las necesidades respaldadas por la capacidad para pagar». De ahí que exista una «constante tensión entre las restringidas dimensiones del consumo sobre la base capitalistas, y una producción que trata siempre de superar esas barreras inmanentes».
 
Para Marx, esta tendencia inherente del capital a producir más plusvalías de las que puede materializar emana, directamente, de los éxitos del capital en la esfera de la producción, concretamente, de sus éxitos para aumentar el grado de explotación. Lo que el capital hace en la esfera de la producción se vuelve contra él en la esfera de la circulación de mercancías: al porfiar «por reducir al mínimo la relación entre la producción necesaria y el excedente de producción», el capital crea simultáneamente «barreras en la esfera de los intercambios, es decir, obstáculos a la posibilidad de realización de los beneficios; a la realización del valor añadido en el proceso de producción». La sobreproducción, comentó Marx, se debe precisamente a que el consumo de los obreros «no crece paralelamente a la productividad de la fuerza de trabajo».
 
Un periodo de enormes aumentos de productividad mientras los salarios reales se rezagan es la sobreacumulación de capital y sus efectos (como ocurrió en la Gran Depresión de la década de 1930). ¿Cuánto tiempo nos separa de algo así en la actualidad, teniendo en cuenta el enorme crecimiento de la capacidad productiva en todo el mundo, en países con salarios bajos y un constante engrosamiento del ejército de reserva obrero a medida que los campesinos abandonan el campo o se ven obligados a abandonarlo? La capacidad del capital para trasladarse a países donde se pagan salarios bajos para manufacturar productos que son exportados al mundo más desarrollado, aumenta sustancialmente el desfase entre productividad y salarios reales, es decir, aumenta el grado de explotación en el mundo, lo que significa que la promoción de las ventas para activar la circulación de los productos en la esfera comercial debe intensificarse. En este aspecto, tiene lugar algo más que un oscuro contraste entre los bajos salarios que se pagan a las mujeres que producen calzado de la marca Nike y las astronómicas cantidades que le pagan a Michael Jordan y a otros como él. Existe un nexo orgánico.
 
La primera señal de la hiperacumulación de capital es el recrudecimiento de la competencia entre los capitalistas. (¿Por qué iba a suceder eso si la capacidad para producir plusvalías no desbordase el crecimiento del mercado?) Sin embargo, el efecto más concluyente de la hiperproducción son las crisis, esas «cíclicas y violentas soluciones de las contradicciones existentes, violentas erupciones que restablecen el equilibrio perturbado... momentáneamente». Los inventarios de productos sin vender crecen. Y, si los productos no pueden venderse en las condiciones del mercado existentes, el capitalismo no los producirá. Así pues, se reduce la producción, se anuncian despidos, aunque el potencial para producir siga tan intacto como las necesidades de la población. No en vano el capitalismo no es un sistema basado en la caridad.
 
En las crisis, la naturaleza del capitalismo queda en evidencia ante todos: son los beneficios – y no las necesidades de las personas como seres humanos socialmente desarrollados – los que determinan la naturaleza y envergadura de la producción en el seno del capitalismo. ¿Qué otro sistema económico cabe imaginar que pueda generar la existencia simultánea de recursos sin utilizar, de personas desempleadas, y de personas con necesidades sin cubrir que podrían ser cubiertas por la capacidad de producción? ¿Qué otro sistema económico dejaría que, en gran parte del mundo, la población muera de hambre, mientras que en otros lugares existe abundancia de alimentos y donde lo que se lamenta es que «se produzcan demasiados alimentos».
 
La reproducción del capital
 
Hay muchísimo más que decir acerca del análisis que Marx hace del capitalismo, mucho más de lo que toda breve introducción pueda aspirar a ofrecer. La creciente concentración de capital en manos de unas pocas grandes corporaciones, la división del mundo entre los que tienen y los que no tienen, la utilización del estado por parte del capital, todo ello lo encontramos en el análisis que Marx hace del capitalismo. Y también podemos encontrar en Marx una profunda comprensión de la incompatibilidad entre la lógica del capital y la naturaleza, entre «el espíritu de la producción capitalista orientado hacia el más inmediato beneficio monetario» y las «permanentes condiciones de vida requeridas por la cadena de las generaciones humanas». La producción capitalista, comentó Marx, desarrolla el proceso social de producción «minando simultáneamente las dos fuentes originales de toda riqueza: la tierra y el obrero». [3]
 
Sin embargo, creemos haber dicho lo suficiente para comprender la teoría esencial del capitalismo que Marx describió; una teoría en la que las necesidades del capital se oponen a las necesidades de los seres humanos. Es un retrato de un sistema expansivo que trata de negar a los seres humanos la satisfacción de sus necesidades, pero que, a la vez, instiga continuamente la creación de nuevas necesidades ratifícales, para inducirlos a comprar productos: un leviatán que devora la vida laboral de los seres humanos y a la naturaleza en su afán de obtener beneficios, que desecha las aptitudes de los obreros de la noche a la mañana y que, en nombre del progreso, coarta la necesidad de desarrollo del obrero. ¿Por qué perdura entonces semejante abominación?
 
Sería un gran error pensar que Marx creía que sustituir al capitalismo iba a ser una tarea fácil. Ciertamente, el capitalismo estaba sujeto a crisis periódicas. Pero Marx dejó claro que estas crisis no eran permanentes. Nunca pensó que, simplemente, un buen día el capitalismo se desplomaría. No obstante, en una crisis, la naturaleza del sistema queda en evidencia ante todos. Además, se hace más transparente con el crecimiento de la concentración del capital. Por lo tanto, ¿no es esto suficiente para inducir a toda persona racional a querer desembarazarse de este sistema y sustituirlo por un sistema sin explotación, por un sistema basado en las necesidades humanas?
 
Marx no creía que hubiese nada tan automático en un movimiento para acabar con el capitalismo. Los obreros pueden luchar contra aspectos específicos del capitalismo – pueden luchar por la jornada laboral, por el nivel salarial, por las condiciones de trabajo, contra la destrucción del medio ambiente que provoca el capital-, pero, a menos que entiendan la naturaleza del sistema, no hacen sino luchar por un capitalismo más amable, por un capitalismo con rostro humano. No hacen sino participar, insistía Marx, «en una guerra de guerrillas contra los efectos del sistema existente», en lugar de tratar de abolirlo.
 
De hecho, para Marx, nada estaba más claro que el modo en que el capitalismo mantiene su hegemonía, el modo en que el dominio del capital se reproduce. Y sigue dominando porque la gente acaba por considerar que el capital es necesario, porque parece que es el capital el que hace la mayor aportación a la sociedad, que sin el capital no habría empleos, no habría ingresos ni vida. Todo aspecto de la productividad social de los obreros aparece necesariamente como la productividad social del capital, y esta apariencia nada tiene de casual. Marx comentó que la trasposición de «la productividad social de la mano de obra en atributos materiales del capital está tan fuertemente arraigada en la mente de las personas que las ventajas de la maquinaria, el uso de la ciencia, los inventos, etc., son necesariamente concebidos de esta forma alienada, de tal manera que todas estas cosas están condenadas a ser atributos del capital»
 
¿Por qué? En el núcleo de toda esta mistificación del capital, de esta inherente mistificación, se halla la característica básica del capitalismo, que actúa allí donde el obrero vende su capacidad creativa al capitalista por llenar el puchero (la venta de la capacidad de trabajo del obrero capitalista). Al observar esta transacción, señaló Marx, nunca da la impresión de que los obreros reciban el equivalente a su trabajo necesario, pero que hayan realizado más trabajo adicional, muy por encima del trabajo necesario. El contrato no dice: «Esta es la jornada necesaria para que usted se mantenga de acuerdo con el nivel de vida existente». Por el contrario, la impresión que da, necesariamente, a primera vista es que los obreros venden una determinada cantidad de trabajo, toda su jornada laboral, y que obtienen un salario que es (más o menos) una justa compensación por su aportación; que, en definitiva, les pagan por todo el trabajo que realizan ¿cómo podría dar otra impresión? En suma, da necesariamente la impresión de que el obrero no es explotado; como si los beneficios pudiesen brotar de la nada.
 
De ello parece desprenderse que los beneficios deben de proceder de la aportación del capitalista; de que no son sólo los obreros, sino que el capitalista también hace una aportación y recibe su equivalente. O sea, que todos obtenemos lo que nosotros (y nuestras acciones) merecen. ¡Que algunos aportan muchísimo más y que, por lo tanto, también obtienen muchísimo más! A eso se reduce el apologético saber de los economistas que, como señaló Marx, se limitan a codificar estas apariencias en elaboradas fórmulas y ecuaciones. Sin embargo, no hay nada más fácil que comprender el porqué de esta mistificación, teniendo en cuenta la forma que, en apariencia, adopta esa venta de la fuerza de trabajo. Es la fuente de «todas las nociones de justicia que albergan tanto el obrero como el capitalista, de todas las mistificaciones del modo de producción capitalista, de todos los espejismo del capitalismo respecto a la libertad».
 
Además, en tanto que los beneficios no se consideran resultado de la explotación, sino como lo que fluye a partir de la aportación del capitalista, de ello se deduce necesariamente que el capital acumulado no debe de ser el resultado del propio producto del obrero, sino, por el contrario, que procede del sacrificio del propio capitalista, que se abstiene de consumir todos sus beneficios, o sea, que es consecuencia «de la autoflagelación de este moderno penitente, el capitalista». El capital, en suma, aparece como algo totalmente independiente de los obreros, como una fuente de riqueza independiente (sobre todo porque la ciencia y la productividad social aparecen cada vez más en forma de medios de producción).
No cabe sorprenderse entonces de que los obreros consideren al capital como la gallina de los huevos de oro y que saquen la conclusión de que adaptarse a las necesidades del capital es, simplemente, una cuestión de sentido común. Y, por su propia naturaleza, el capitalismo genera la apariencia de que no hay alternativa. Como Marx señaló:
 
El avance de la producción capitalista genera una clase obrera que por educación, tradición y hábito considera las exigencias de ese modo como leyes naturales evidentes. La organización del proceso de producción capitalista, una vez plenamente desarrollada, desmorona toda resistencia. [4]
 
Esta aceptación del capital es lo que garantiza la persistente reproducción del sistema. Queda bien claro que Marx no creía que el capitalismo fuese fácil de sustituir.
 
Más allá del capitalismo
 
Lo que sí creía Marx es que era posible sustituirlo. Precisamente por la mistificación inherente al capital es por lo que Marx escribió El Capital, la culminación de toda una vida de estudio. Marx creía que era esencial explicarles a los obreros cuál es la verdadera naturaleza del capital; y lo bastante importante para «sacrificar mis salud, mi felicidad y mi familia». En definitiva, Marx escribió El Capital como un acto político, como parte de su proyecto revolucionario.
 
Para entender el capital, subrayó, hay que mirar bajo la superficie y tratar de entender la estructura subyacente del sistema. Nunca se puede llegar a entender el capitalismo analizando por separado distintas partes del sistema, y centrándose sólo en la competencia no es posible entender la dinámica interna del sistema: nos perderíamos entre apariencias, en el modo en que la leyes internas se presentan necesariamente a los actores y, por lo tanto, no plantearíamos las preguntas adecuadas. Es preciso considerar el sistema como un todo y preguntar: ¿cómo se auto-reproduce el sistema? ¿De dónde proceden los elementos necesarios para su reproducción? En definitiva, ¿de dónde proceden los capitalistas y los trabajadores asalariados necesarios para las relaciones de producción capitalista?
 
Lo que Marx demostró al examinar el capitalismo como un sistema que se reproduce es que el capital que se opone al obrero no es una premisa inexplicada (como necesariamente se presenta), sino que puede ser entendido como el resultado de una explotación previa, como el resultado de previas extracciones de valor añadido. Esta misma perspectiva, la de considerar el sistema como aquel que debe reproducir sus propias premisas, delata lo limitado de la visión de que los salarios son el reflejo de la aportación de los obreros al proceso de producción. Si los obreros no hacen más que vender una cantidad de trabajo y obtener su equivalente, ¿qué garantiza que se aseguren una compensación suficiente para reproducirse a sí mismos? ¿Qué, en definitiva, garantiza que, como grupo, no obtengan lo bastante para ahorrar y huir del trabajo asalariado? ¿Cómo logra este sistema sostenerse a sí mismo?
 
Al analizar el sistema en su conjunto, Marx desmitificó la naturaleza del capital. Una vez que nos adentramos en la lógica de su análisis ya no podremos considerar el capital como ese prodigioso dios que nos proporciona el sustento a cambio de nuestros periódicos sacrificios. En lugar de ello, entenderemos el capital como el producto de la clase trabajadora, como nuestra capacidad vuelta contra nosotros. En definitiva, al enfocar el conjunto del sistema, Marx ilustra que la cuestión no estriba en reformar determinados aspectos negativos del capitalismo, sino en deshacernos de ese sistema inhumano que es el capitalismo.
Esto no significa que Marx desalentase a los obreros para luchar por las reformas. Por el contrario, sostenía que no luchar por sí mismos a diario hace a los obreros «apáticos, irreflexivos, y los convierte en instrumentos de producción mejor o pero alimentados». El sólido argumento de Marx subraya la importancia de la práctica revolucionaria, del simultáneo cambio de las circunstancias y de la propia persona. Al luchar contra el capital para satisfacer sus necesidades, los obreros se reproducen de un modo que los prepara para una nueva sociedad: llegan a percatarse de la necesidad de entender la naturaleza del sistema y a entender que no pueden limitarse a la guerra de guerrillas contra los efectos del sistema existente. Y, como Marx sabía, ahí está quid cuando el capitalismo ya no es sostenible.
 
La sociedad a la que Marx aspiraba como alternativa al capitalismo era una sociedad en la que la relación de producción se caracterizase por la asociación de los productores libres; una sociedad de individuos libremente asociados trataría «su productividad común y social como su riqueza social», produciendo para las necesidades de todos. Y se reproducirían a sí mismo como miembros de una comunidad verdaderamente humana; una sociedad que permitiría el pleno desarrollo del potencial humano. En contraste con la sociedad capitalista «en la que el obrero existe para satisfacer la necesidad de que los valores existentes sean valorados», es decir, como un medio para el incremento del capital, tal sociedad «generaría la situación inversa en la que la riqueza objetiva tendría por objeto satisfacerlas necesidades del propio obrero para su desarrollo». En tal sociedad, «el libre desarrollo de cada uno es la condición para el libre desarrollo de todos».
 
Notas:
 
(*) Quiero expresar mi profundo agradecimiento a Douglas Dowd y a Sid Shniad por sus comentarios a un borrador previo de este ensayo. Y, aunque no todas, he tenido en cuenta muchas de sus sugerencias.
 
[1] En este ensayo he optado por utilizar muchas citas directas de Marx, no para remitir al lector a la fuente, sino para transmitir su razonamiento en un lenguaje mas expresivos y relevante que el mío. La mayoría de las citas de Marx proceden del volumen I de El capital, el único volumen de esta obra que Marx completó, y de sus ricos cuadernos notas de 1857-1858, publicados como los Grundrisse. Ya había utilizado estas anteriormente (con la adecuada referencia) en mi Beyond Capital: Marx´s Political Economy, of the Working Class (St. Martín Press, Nueva York, 1992), cuya versión ampliada aparecerá en breve en Palgrave Macmillan. Véase también para algunos de estos argumentos y citas mi artículo «Marx´s Falling Rate of Profit: A Dialectical View», Canadian Journal of Economics (mayo de 1976) y «Analytical Marxism and Theory of Crisis», Cambrige Journal of Economics (mayo de 1994).
 
[2] Marx no utilizó la expresión «promoción de ventas», que fue utilizada por Paul Baran y Paul M. Sweezy en El capital monopolista; yo la utilizo aquí para subrayar la continuidad entre las obras de estos últimos respecto a la de Marx. La importancia de la capacidad de persuasión de los vendedores para el capitalismo del siglo XX fue también un tema destacado por Thorstein Veblen.
 
[3] Para una buena introducción marxista al problema del capitalismo y el medio ambiente, véase The Vulnerable Planet, de John Bellamy Foster, Monthly Review Press, Nueva York, 1999. Un estudio más detallado de la capital importancia que Marx concedía a la ecología puede verse en su Marx´s Ecology, Monthly Review Press, Nueva York, 2000. Veánse también los trabajos de James O´Connor, ambos en su Natural Causes: Essays in Ecological Marxism, Guilford, Nueva York, 1998, y en la revista Capitalism Nature Socialism; así como Marx and Nature: A Red and Green Perspective, de Paul Burkett, St. Martín Press, en la actualidad Palgrave Macmillan, Nueva York, 1999.
 
[4] K. Marx, El capital, Vol I. Eludo aquí mi costumbre de no aportar citas específicas porque a pesar de su importancia, este pasaje (y otros en la misma página) no ha recibido suficiente atención.
 
Revista Laberinto, Nº 23, 1er. cuatrimestres 2007. Socialismo o Barbarie
 
 
 
 

 
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----- Original Message -----
To: undisclosed-recipients
Sent: Thursday, August 23, 2007 5:07 PM
Subject: Los límites de la tolerancia, por Leonardo Boff

Límites de la tolerancia

2005-07-08

La Columna Semanal de Leonardo Boff

http://servicioskoinonia.org/boff/


 
Todo tiene límites, también la tolerancia, pues no todo vale en este mundo. Los profetas de ayer y de hoy sacrificaron sus vidas porque alzaron su voz y tuvieron el valor de decir: «no te está permitido hacer lo que haces». Hay situaciones en que la tolerancia significa complicidad con el crimen, omisión culposa, insensibilidad ética o comodismo.
 
No debemos tener tolerancia con aquellos que tienen el poder de erradicar la vida humana del Planeta y de destruir gran parte de la biosfera. Hay que someterlos a controles severos.
 
No debemos ser tolerantes con los que asesinan inocentes, abusan sexualmente de los niños, trafican con órganos humanos. Cabe aplicarles duramente las leyes.
 
No debemos ser tolerantes con quienes esclavizan a menores para producir más barato y lucrarse en el mercado mundial. Hay que aplicarles la legislación mundial.
 
No debemos ser tolerantes con los terroristas que en nombre de su religión o de su proyecto político cometen crímenes y matanzas. Hay que detenerlos y llevarlos a juicio ante los tribunales.
 
No debemos ser tolerantes con quienes falsifican medicamentos que producen la muerte de personas o instauran políticas corruptas que dilapidan los bienes públicos. Contra estos debemos ser especialmente duros pues dilapidan el bien común.
 
No debemos ser tolerantes con las mafias del tráfico de armas, de las drogas y de la prostitución que incluyen secuestros, tortura y eliminación física de personas. Hay castigos claros.
 
No debemos ser tolerantes con prácticas que, en nombre de la cultura, cortan las manos de los ladrones y someten a las mujeres a mutilaciones genitales. Contra tales prácticas prevalecen los derechos humanos.
 
En estos niveles no hay que ser tolerantes, sino decididamente firmes, rigurosos y severos. Esto es virtud de la justicia y no vicio de la intolerancia. De no hacerlo así, no tendremos principios y seremos cómplices del mal.
 
La tolerancia ilimitada acaba con la tolerancia, así como la libertad sin límites conduce a la tiranía del más fuerte. Tanto la libertad como la tolerancia necesitan, por lo tanto, la protección de la ley. Si no, presenciaremos la dictadura de una única visión de mundo que niega todas las otras. El resultado es rabia y deseo de venganza, fermento del terrorismo.
 
¿Dónde están entonces los límites de la tolerancia? En el sufrimiento, en los derechos humanos y en los derechos de la naturaleza. Donde se deshumaniza a las personas termina la tolerancia. Nadie tiene el derecho de imponer un sufrimiento injusto a otro.
 
Los derechos están expresados en la Carta de los Derechos Humanos de la ONU, firmada por todos los países. Todas las tradiciones deben atenerse a dichos preceptos. Las prácticas que impliquen la violación de sus enunciados no pueden justificarse. La Carta de la Tierra vela por los derechos de la naturaleza. Aquel que los viola pierde legitimidad.
 
Finalmente, ¿hay que ser tolerantes con los intolerantes? La historia ha comprobado que combatir la intolerancia con otra intolerancia conduce a la espiral de la intolerancia. La actitud pragmática busca establecer límites. Si la intolerancia implica crimen y perjuicio evidente a otros, prima el rigor de la ley y la intolerancia debe ser limitada. Fuera de esta restricción legal, vale la libertad. Se debe confrontar al intolerante con la realidad que todos comparten como espacio vital, llevarlo al diálogo incansable y hacerle pensar en las contradicciones de su posición. El mejor camino es la democracia sin fin que se propone incluir a todos y respetar un pacto social común.
 
 
 


José Rouillon Delgado
"La alegría no es enemiga del rigor científico"
AÑO DEL X ANIVERSARIO DE PAULO FREIRE 1997-2007


 

 
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----- Original Message -----
Sent: Wednesday, August 22, 2007 7:06 PM
Subject: CHINA COMUNISTA AMENAZA DESHACERSE DE SUS DOLARES

El Mundo (Jueves, 9 de agosto de 2007)
 
EL GIGANTE ASIATICO : TENSION BEIJING-WASHINGTON
China amenaza con hacer colapsar el dólar y ya hay alerta en EE.UU.
 
El gobierno chino dijo que podría vender sus reservas de 900 mil millones de dólares en bonos del Tesoro de EE.UU. Es para frenar presiones comerciales del Congreso norteamericano. Bush dijo que sería algo "insensato".
 
La paciencia es uno de los rasgos tradicionales del pueblo chino. Sin embargo, todo indica que se está por acabar. Cansados de las presiones de EE.UU. para que revalúen el yuan y frente a la posibilidad de que el Congreso estadounidense adopte una ley para sancionar a China comercialmente si no lo hace, dos miembros del Partido Comunista de Beijing amenazaron esta semana con recurrir a lo que llaman la "opción nuclear".
 
Si bien esta opción no consiste en atacar el territorio norteamericano con armas de destrucción masiva, el efecto sería igualmente devastador. La idea sería vender parte de los 900.000 millones de dólares en bonos del Tesoro estadounidense que tiene el Banco Central Chino para hacer colapsar el dólar.
 
El presidente George Bush calificó a la amenaza de "insensata". Mientras que el secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, de visita en Beijing, reconoció que había tensiones entre los dos países. "Tenemos que manejar las tensiones por ambas partes (...), pero en general nuestros dos países están comprometidos en relaciones económicas constructivas", dijo.
 
Evidentemente, en Beijing no todos comparten esa visión. El jefe del Centro para la Investigación del Desarrollo, Xia Bin, fue el que tiró la primera piedra diciendo que China tendría que usar sus reservas como una moneda de negociación con Estados Unidos. He Fan, uno de los miembros más prominentes de la Academia de Ciencias china, fue aún más lejos. "China ha acumulado una gran suma de dólares. Y dicha suma, de la cual una parte importante la forman bonos del Tesoro, contribuye a mantener la posición del dólar como una moneda de reserva. Rusia, Suiza y otros países ya han comenzado a reducir sus reservas de dólares. Probablemente, China no seguirá sus pasos si el tipo de cambio del yuan es estable en relación al dólar. Pero si el yuan se aprecia, el Banco Central chino se verá obligado a vender dólares, lo que podría conducir a una depreciación masiva del dólar."
 
Las declaraciones de He Fan fueron publicadas en el China Daily, lo que indica que el gobierno chino sabía que las iba a hacer y muy probablemente las alentó. "Este tipo de palabras son alarmantes, no dejan lugar para la ambigüedad. Contienen una amenaza política muy clara y pueden tener consecuencias serias en un momento en que los mercados de crédito ya tienen miedo del contagio de los problemas inmobiliarios", dijo Simon Derrick, un estratega del Banco de New York Mellon al diario londinense Daily Telegraph.
 
La situación es complicada porque en plena campaña electoral el conflicto comercial con China forma parte de la agenda de todos los candidatos a presidente. Al mantener el valor del yuan en un nivel bajo, el gobierno chino tiene una ventaja competitiva en el enorme mercado estadounidense. Esto explica por qué las tiendas estadounidenses están inundadas de productos "made in China" de todo tipo, mucho más baratos que los nacionales. De hecho, el déficit comercial bilateral alcanza actualmente los 232 mil millones de dólares a favor de China.
 
Pero eso no es todo. Un yuan devaluado favorece también la migración de empresas americanas hacia China, lo que provoca un aumento del desempleo. Las empresas se instalan en el territorio chino, donde la mano de obra es mucho más barata debido en parte al tipo de cambio. Esto ha contribuido sustancialmente al aumento de la desocupación en el territorio norteamericano, un tema al que los candidatos demócratas le están prestando mucha atención.
 
Ana Baron WASHINGTON CORRESPONSAL
 

 
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Sent: Wednesday, August 22, 2007 11:04 PM
Subject: Puerto Rico DILE NO A LA GUERRA IMPERIALISTA MUEVETE POR LA PAZ UNETE A LA JOR
 
Puerto Rico

DILE NO A LA GUERRA IMPERIALISTA
MUEVETE POR LA PAZ

UNETE A LA JORNADA ANTIMILITARISTA
 
LUNES, 27 DE AGOSTO AL MEDIODIA FRENTE A FORTALEZA PIQUETE CONVOCADO POR MADRES CONTRA LA GUERRA EN OCASION DE OTRO FESTEJO DEL GOBIERNO A LAS ESPOSAS DE LOS OFICIALES.

MUEVETE CONTRA LA GUERRA
LUCHA POR LA PAZ

 
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Sent: Sunday, August 26, 2007 1:33 PM
Subject: ARGUMENTOS SÍ, AGRAVIOS NO // CARTA ABIERTA DE SERPAJ PARA ADHERIR Y FIRMAR (Prensa A1,2)

Resumen:

 

* ARGUMENTOS SÍ, AGRAVIOS NO. Publicado en La República el 26/08/07.

*  CARTA ABIERTA DE SERPAJ PARA ADHERIR Y DIFUNDIR.

 


 

* ARGUMENTOS SÍ, AGRAVIOS NO. Publicado en La República el 26/08/07.

 

ARGUMENTOS SÍ, AGRAVIOS NO

Antonio Elías (*)

El diputado Alfredo Asti (1) cuestiona a la "llamada" REDIU por realizar una "furibunda campaña" contra el nuevo sistema tributario "sumándose a las previsibles críticas de la derecha". Del autor de esta nota dice que "olvida analizar la globalidad de la imposición al consumo al no tener en cuenta la eliminación del COFIS y el IMESSA", y continúa afirmando que es "falso que sólo se privilegia al capital y se castiga al trabajo".

Según Asti, somos mentirosos (decimos falsedades) y traidores (sumamos con la derecha). Lógica de guerra: si no eres mi incondicional, eres mi enemigo. Hablemos un poco en serio y véase lo que realmente hemos dicho.

Uno. En nuestra nota del 24 de junio se muestra la incidencia del COFIS en el IVA: "También bajan los ingresos en 25 millones porque la base imponible se reduce por la eliminación del COFIS." También se señala que: "El total de impuestos indirectos cae por la eliminación de la Contribución al Financiamiento de la Seguridad Social (COFIS), que recauda 122 millones de dólares, y otros impuestos menores por 50 millones." Bien, queda probado que no nos olvidamos de nada, la acusación es errónea.

En esa misma nota afirmamos que se privilegia al capital y se castiga al trabajo y lo fundamentamos utilizando cifras oficiales: "La recaudación del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) será de 350 millones de dólares; lo que se paga por el IRP actualmente son 150 millones de dólares. Usted pensará que este aumento de 200 millones lo pagan los capitalistas: ¡Se equivoca! Ellos sólo pagarán 33 millones (9%), los profesionales 39 millones (11%) y los trabajadores y pasivos 278 millones (80%). Sí, entendió bien: la reforma tributaria castiga al trabajo aumentando la carga impositiva en 138 millones de dólares. Los empresarios, en cambio, ganan con la reforma. Se eliminan, entre otros, el Impuesto a la Renta de Industria y Comercio (410 millones de dólares) y el Impuesto a los Activos de las Empresas Bancarias (48 millones) y pasan a pagar el Impuesto a la Renta de las actividades empresariales (394 millones de dólares). Van a pagar 64 millones de dólares menos sólo por estos dos conceptos. Se podría agregar que se eliminan otros impuestos a las empresas por 25 millones. Sin lugar a dudas los capitalistas, a pesar de que pagarán 33 millones de IRPF, tendrán una carga fiscal menor que la actual". Nadie ha desmentido estos datos. Tampoco lo puede hacer usted, diputado Asti.

La inclusión de las empresas públicas en el análisis no modifica las conclusiones presentadas: no incide en el IRPF y nada garantiza que la reducción impositiva que implica el IRAE se vuelque a los consumidores. Además, si así fuere, nada indica que esos descuentos beneficiarán más a los trabajadores que a los capitalistas. En la nota del 12 de agosto incluimos en el análisis la participación de la masa salarial en el Ingreso Nacional Bruto Disponible para fundamentar la injusticia tributaria que implica esta reforma: "Lamentablemente no tienen cómo justificar que los pasivos que reciben el 11% del ingreso nacional disponible tengan que pagar el 18% del IRPF. Menos aún se puede sostener que los trabajadores que acceden al 21% de los ingresos disponibles deban pagar el 62% de dicho impuesto. ¿Cuál es la explicación "no lineal", de "pincel fino" y "compleja" que explique por qué los que reciben más del 60% del ingreso nacional disponible pagarán sólo el 9% del IRPF? Esa es la cuestión que deben explicarle a la sociedad los defensores de la reforma." En todo su artículo no hay un elemento que desmienta lo que estamos afirmando y no lo puede haber con la información actualmente disponible. Usted se ha preguntado: ¿Por qué el equipo económico no participó, a pesar de estar invitado, de un debate sobre la reforma tributaria convocado por el PIT-CNT? Piense...

Dos. Las verdaderas diferencias no están en que usted sea el dueño de la verdad y nosotros falsarios y olvidadizos. Los mismos datos dicen diferentes cosas según el criterio que se utilice para analizarlos. Usted, cuando presenta la distribución del ingreso por deciles no miente, ni olvida, simplemente asume la concepción predominante: "Y, se sabe, no existe una cosa llamada sociedad. Hay hombres y mujeres individuales y hay familias." (2) Eso expresan los deciles que usted presenta. Nosotros creemos que la sociedad está compuesta por clases sociales, que sigue siendo cierto que existen por un lado los dueños del capital que compran fuerza de trabajo y por otro los que tienen que vender esa fuerza de trabajo. Obviamente no es lo mismo un gran capitalista que un pequeño productor, pero esta reforma ­que usted defiende con más adjetivos que sustantivos­ es la que los iguala cuando les aplica la misma tasa sea cual sea el nivel de ingreso. Paga la misma tasa un comerciante que gana veinte mil pesos por mes que un empresario que reciba doscientos mil, pero comparado con un trabajador pagan siempre menos dado que la tasa sobre las utilidades es 7% y la mínima sobre el trabajo es 10%. A igual ingreso, la carga sobre los trabajadores es muy superior al capital.

Su análisis tiene inconsistencias metodológicas: comparte un sistema tributario "dual" que divide a la sociedad en trabajadores y capitalistas y luego pretende medir la distribución de la carga en la sociedad considerando que todos los individuos son iguales: ese es el error fundamental. Y debe quedar claro que no lo acuso de falso, ni de olvidadizo ni de mentiroso; digo, simplemente, que se equivoca. Y agrego: tenemos posiciones ideológicas diferentes que se reflejan en la elección del marco teórico y la metodología para medir la distribución del ingreso. La economía no es una ciencia exacta, es una ciencia social y como tal es parte de la contradicción de intereses en una sociedad. Acepte usted, si actúa leal y honestamente, que tenemos diferencias importantes que no se reducen a las contradicciones maniqueas: calmos y "furibundos"; "falsos" y verdaderos; memoriosos y "olvidadizos".

Cuando habla de "sumar con la derecha" le recuerdo que no fuimos nosotros lo que dijimos que "Para hacer algo en serio por los uruguayos que viven en la indigencia es que necesitamos hacer los acuerdos con el FMI" (3); tampoco afirmamos que "las reformas estructurales que fueron impulsadas por anteriores gobiernos y rechazadas por la ciudadanía ahora podrán realizarse porque las impulsará un gobierno progresista" (4); menos aún impulsamos la firma de un TLC con Estados Unidos.

Tres. Usted alega que el PIT-CNT rechazó el 30 de agosto la posición que solitariamente sustenta la REDIU con respecto a que "la Reforma Tributaria es regresiva" (5). La primera parte de la declaración parecería darle la razón, es "una reforma tributaria que implica un avance". Le recomiendo continuar leyendo y verá que también afirma: "desde nuestro punto de vista de clase, aún falta mucho por profundizar hacia un sistema tributario en términos de equidad, para que efectivamente pague más el que tenga más."

Las propuestas del PIT-CNT implican un cuestionamiento serio a la reforma: "Un sistema tributario que avance en forma consecuente en términos de igualdad debe resolver estas grandes cuestiones: reducción significativa del IVA; una Canasta Básica Familiar exenta de IVA; la creación de organismos de control de precios; subir el monto mínimo no imponible asociándolo al ingreso que permita satisfacer las necesidades básicas; readecuar la estructura de las diferentes franjas; exonerar el Salario Vacacional y el Aguinaldo; considerar los ingresos del núcleo familiar; ampliar los deducibles (por ejemplo, pago del alquiler, tickets de alimentación y transporte)." Reclama, además, que "se grave en forma progresiva al capital" y que "los aportes al BPS sean inversamente proporcionales a los actuales". La declaración del PIT-CNT no lo avala ni lo descalifica a usted ni a nosotros, va mucho más allá: es la expresión de la correlación de fuerzas existente en una organización clasista, democrática y unitaria que refleja ­sin soberbias ni pensamientos únicos­ las diferentes concepciones de nuestra realidad social, económica y política.

(*) Docente universitario, sindicalista, miembro de la Red de Economistas de Izquierda (REDIU).

(1) "La República", 22-08-2007 

(2) Primera ministra Margaret Thatcher, hablando a "Women's Own" magazine, 31-10-1987.

(3) Danilo Astori, "Búsqueda", 18-08-2005.

(4) Mario Bergara, "Búsqueda", 9-6-2005.

(5) "Voces del Frente", 23-08-2007.

 


* CARTA ABIERTA DE SERPAJ PARA ADHERIR Y DIFUNDIR.

 

ANTE EL NOMBRAMIENTO DEL SR. JULIO MARÍA SANGUINETTI COMO MIEMBRO Y PRESIDENTE DEL CONSEJO DE LA UNIVERSIDAD PARA LA PAZ

 

*** SE SOLICITA LA MÁS AMPLIA DIFUSIÓN Y VUESTRA ADHESIÓN A ESTA CARTA ABIERTA ***

 

LAS ORGANIZACIONES Y PERSONAS QUE QUIERAN ADHERIR AL SIGUIENTE PRONUNCIAMIENTO, PUEDEN HACERLO ESCRIBIENDO A LAS SIGUIENTES DIRECCIONES DE LA UNIVERSIDAD PARA LA PAZ (Costa Rica, www.upeace.org):

vvalle@upeace.org ; jmaresca@upeace.org ; aabdala@upeace.org ; gtsai@upeace.org ; webmaster@upeace.org ; acadmin@upeace.org ; info@upeace.org, rdreifus@worldcom.ch

 

GRACIAS TAMBIEN POR DIFUNDIRLO AMPLIAMENTE.

 


 

1.- MENSAJE ORIGINAL:

 

From: SERPAJ - AL Oficina Uruguay

To: vvalle@upeace.org ; jmaresca@upeace.org ; aabdala@upeace.org ; gtsai@upeace.org ; webmaster@upeace.org ; acadmin@upeace.org ; info@upeace.org

Cc: secnobel@serpaj.org.ar ; Adolfo Perez Esquivel ; OFICINA INTERNACIONAL SPJ AL ; serpajuy@serpaj.org.uy

Sent: Friday, August 24, 2007 6:31 PM

Subject: Carta abierta a la Universidad de la Paz ante el nombramiento del Sr. Julio María Sanguinetti

 


 

Estimadas autoridades de la Universidad de la Paz:

 

Rogamos a Uds. tener a bien la lectura de la carta adjunta.

Sin otro particular, saluda a Uds. muy atentamente:

 

Ana Claudia Juanche Molina
Coordinadora Latinoamericana
SERPAJ - AL
(598 + 2) 408 53 01
(598) 98 902 905
www.serpajamericalatina.org

 


2.- TEXTO DE LA CARTA:

CARTA ABIERTA A LA UNIVERSIDAD DE LA PAZ

 

 

El Servicio Paz y Justicia en América Latina, a través de su Secretariado Nacional, SERPAJ-Uruguay, quiere expresar su profunda preocupación por el nombramiento del Sr. Julio María Sanguinetti como miembro y Presidente del Consejo de la Universidad para la Paz.

 

Desde nuestra larga trayectoria como organizaciones de la sociedad civil defensoras de los derechos humanos en Uruguay, el Cono Sur y América Latina, consideramos que los antecedentes del Sr. Sanguinetti en esta materia son incompatibles con una universidad cuyos programas académicos están comprometidos con el derecho internacional de los derechos humanos y la paz.

 

El Sr. Sanguinetti no sólo fue una figura política decisiva en las negociaciones que llevaron a la salida de la dictadura cívico-militar en 1984; él fue, sobre todo, el artífice de la política de impunidad para los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura, y el garante de su implementación durante los primeros 20 años de democracia, a través de sus dos períodos como presidente de Uruguay. Es por eso que en la comunidad de DDHH uruguaya se ganó el apodo de "campeón de la impunidad".

 

He aquí una brevísima reseña histórica de la conducta del Dr. Sanguinetti en esta materia:

 

Durante las negociaciones entre políticos y militares desarrolladas a lo largo de 1984, Sanguinetti se encargó de asegurarles a los dictadores salientes que él como futuro presidente garantizaría que ninguno de ellos tendría que responder por sus crímenes ante ninguna instancia pública. Eso, a pesar de que en la sociedad uruguaya –como en toda la región- había un reclamo muy fuerte de Verdad y Justicia; y que en la Concertación Nacional Programática (acuerdo social amplio para el programa de la transición) se aprobó explícitamente el compromiso de investigar y sancionar dichos delitos.

 

Una vez asumida la Presidencia, Sanguinetti ignoró todos los acuerdos alcanzados en la mencionada Concertación, y durante sus dos primeros años de gobierno buscó por todos los medios asegurarse las mayorías necesarias para aprobar en el Parlamento una ley de impunidad, mientras desde el poder Ejecutivo se protegía a los militares acusados, se obstaculizaba la actuación del poder Judicial, y se alentaba en la ciudadanía un clima de amenaza y temor sobre la posibilidad de un golpe militar en caso de que los militares fueran enjuiciados.

 

Finalmente, en diciembre de 1986, y un día antes de que los militares acusados tuvieran que declarar ante un juzgado civil, el Parlamento sesionó con carácter urgente para aprobar la ley "de caducidad de la pretensión punitiva del Estado", que consagraba la impunidad de todos los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. De esta manera el Presidente cumplía el compromiso con los militares que ya había anunciado su ministro de Defensa (el mismo general de la dictadura que había negociado la transición, y que había anunciado que ningún militar concurriría a declarar en un juzgado).

 

En los dos años siguientes, la sociedad civil organizada a través del movimiento sindical, estudiantil y cooperativo, las organizaciones de derechos humanos y la oposición política, impulsaron una vigorosa campaña para anular la ley de impunidad mediante un referéndum popular. Este amplio y plural movimiento –presidido por tres mujeres familiares de víctimas de la dictadura- juntó 634.702 firmas (en una población de sólo 3 millones) en menos de dos años para hacer posible el referéndum, creó 350 comités locales en todo el país, y visitó puerta a puerta más de 400.000 hogares. En ese tiempo, el gobierno de Sanguinetti continuó operando por todos los medios para hacer fracasar la iniciativa popular (incluyendo la manipulación escandalosa de la propia Corte Electoral, la mentira y la censura de prensa para desinformar, amedrentar y confundir a la opinión pública). 

 

Paralelamente, la ley de impunidad uruguaya recibió la condena de los principales organismos internacionales de derechos humanos, tanto en el sistema interamericano de la OEA como en el de Naciones Unidas, por su flagrante incompatibilidad con los principios y tratados del derecho internacional de los derechos humanos. El gobierno de Sanguinetti ignoró y descalificó sistemáticamente estos pronunciamientos críticos de la comunidad internacional.    

 

La campaña de desinformación y terror impulsada por Sanguinetti tuvo su fruto en una ciudadanía todavía atemorizada que recién salía de una feroz dictadura, y la ley de impunidad fue ratificada por referéndum en 1989. No obstante, la propia ley de impunidad establecía en su artículo 4 el deber del poder Ejecutivo de investigar el paradero de los detenidos-desaparecidos. En una verdadera burla a esa obligación, Sanguinetti encargó la investigación al fiscal militar José Sambucetti (juez y parte en los delitos a investigar), que por supuesto no arribó a ningún resultado.

 

Así, durante sus dos períodos de gobierno, Sanguinetti se dedicó a descalificar los reclamos de Verdad impulsados desde los organismos de derechos humanos nacionales e internacionales; negó la existencia de personas desaparecidas en Uruguay; obstruyó sistemáticamente todos los esfuerzos encaminados ya no a hacer justicia sino a investigar la verdad y el paradero de los detenidos-desaparecidos; jamás respondió ningún planteo de las organizaciones de familiares de las víctimas, ni accedió a sus solicitudes de entrevista.

 

Así, en 20 años jamás un solo militar tuvo que declarar ante un juzgado en Uruguay, ni siquiera como indagado o testigo, y no se promovió ningún tipo de investigación oficial sobre el período de la dictadura. El principal responsable de esa efectiva política de olvido oficial que buscó impedir la elaboración de la memoria histórica (con gravísimas consecuencias para el conjunto de la sociedad, hasta hoy) fue Julio M. Sanguinetti.

 

Esta política de impunidad y negación de las violaciones a los derechos humanos tuvo su punto culminante en 'el caso Gelman', que trascendió internacionalmente. El mundialmente reconocido poeta argentino Juan Gelman dedicó casi un cuarto de siglo a buscar al bebé nacido en cautiverio de su nuera desaparecida. La joven de 19 años había sido detenida embarazada junto a su esposo en Argentina, en 1976; luego de que éste fuera brutalmente asesinado, la joven fue trasladada clandestinamente a Uruguay junto a un grupo de activistas de nuestro país, gracias a los operativos de coordinación represiva entre las dictaduras del Cono Sur, hoy conocidos como Plan Cóndor. Una vez que la joven dio a luz en Uruguay, fue asesinada y hasta hoy permanece como desaparecida. De su bebé no se supo nada durante 24 años. Juan Gelman obtuvo informaciones extraoficiales de que su nuera había dado a luz en Montevideo, y por eso entre 1998 y 1999 intentó entrevistarse con Sanguinetti para pedirle su colaboración en la búsqueda del bebé. Sanguinetti jamás accedió a esa solicitud, negó conocer cualquier información sobre el hecho, y hasta descalificó a Gelman en una respuesta pública donde afirmaba que los hechos mencionados por el poeta eran falsos y que en Uruguay no se habían producido desapariciones forzadas. Eso provocó que durante todo el año 1999 se desarrollara una campaña internacional en la cual varios premios Nobel y personalidades del mundo de la cultura (entre muchos otros, García Márquez, José Saramago, Gunther Grass, Pérez Esquivel, Susan Sontag, Eduardo Galeano, etc.) escribieron centenares de cartas exigiéndole a Sanguinetti que accediera a la solicitud de Gelman e investigara el paradero de su nieta.

 

Sanguinetti jamás hizo nada, hasta que al año siguiente, y a pocas semanas de haber dejado la presidencia, la nieta de Gelman fue localizada después de 24 años, y se inició el proceso de restitución de su verdadera identidad. Pero lo más sorprendente fue descubrir que el apropiador de la joven era un amigo personal y hombre de confianza de Sanguinetti, a quien el presidente había puesto como candidato a senador y nombrado jefe de policía del departamento de San José. Quedó así en evidencia que, mientras le negaba a Gelman los hechos que éste denunciaba, y afirmaba no saber nada sobre el paradero de su nieta, Sanguinetti estaba deliberadamente encubriendo a su amigo el apropiador de la joven, y una vez más operando activamente para garantizar el ocultamiento y la  impunidad de los responsables de desapariciones, ejecuciones y torturas, a los que defendió y protegió a cualquier precio durante 20 años.

 

Las organizaciones que, como SERPAJ, durante décadas hemos trabajado por hacer cumplir y respetar el derecho internacional de los derechos humanos en nuestros países, porque estamos convencidas que es condición insoslayable para una verdadera democracia, consideramos que el Sr. Julio Sanguinetti no reúne los requisitos éticos para presidir el Consejo de una universidad cuya finalidad es formar a las generaciones jóvenes para que impregnen las políticas públicas, los Estados nacionales y las relaciones internacionales con los valores de la paz y los derechos humanos.

 

Esperamos entonces que la UPAZ revisará esta designación y buscará una persona acorde con estos principios para presidir el Consejo.

 

Montevideo, 24 de agosto de 2007.

 

Adolfo Pérez Esquivel - Presidente Honorario SERPAJ América Latina

Ana Juanche Molina - Coordinadora Latinoamericana SERPAJ - AL

Guillermo Payssé  - Coordinador Nacional – SERPAJ Uruguay            

 


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Sent: Sunday, August 26, 2007 7:35 PM
Subject: ADHESIÓN A LA CARTA ABIERTA DE SERPAJ AMÉRICA LATINA.

La Dirección Editorial y la Redacción de GACETILLAS ARGENTINAS (EX-GACETILLAS POPULARES) adhiere a los términos de la Carta Abierta de SERPAJ AMÉRICA LATINA, con motivo de la designación del Dr. Julio María Sanguinetti como miembro y Presidente de vuestra Institución.
 
Coincidiendo con nuestros hermanos de la República Oriental del Uruguay, no podemos dejar de expresarnos ante este hecho teniendo en cuenta la actividad desplegada en ocasión de ejercer la Presidencia de la Nación en dicho Estado, por parte de quien hoy rige los destinos de la Universidad de La Paz, por la cual se ha buscado obstruir todos los intentos de esclarecer lo acontecido durante la dictadura militar mediante la perpetuación de la impunidad, la que soldificó mediante la descalificación a los organismos de derechos humanos que siguen buscando el camino hacia la Memoria, la Verdad y la Justicia.
 
Creemos necesario que esta designación debe ser revisada y revocada a la brevedad posible, como una forma de evitar empañar la memoria para seguir encontrando el sendero hacia la Verdad y la Justicia.
 
Desde Buenos Aires, Argentina, les saludamos atentamente.
 
Prof. Juan Carlos Sánchez
Director Editorial GACETILLAS ARGENTINAS (EX-GACETILLAS POPULARES)
 
REDACCIÓN GACETILLAS ARGENTINAS (EX-GACETILLAS POPULARES)
 
 

 
GACETILLAS ARGENTINAS - REDACCIÓN.

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