OPINION - TAN SOLO UN DESOLADO CORAZÓN (EL DE MI VECINA QUE MURIÓ EN LA ESPERA DE SU HIJO QUE NUNCA REGRESÓ), POR LA PROF. MARÍA CRISTINA SABORIDO SUMARIO 1 - ARGENTINA, BUENOS AIRES: OPINIÓN - TAN SOLO UN DESOLADO CORAZÓN (EL DE MI VECINA QUE MURIÓ EN LA ESPERA DE SU HIJO QUE NUNCA...

OPINION - TAN SOLO UN DESOLADO CORAZÓN (EL DE MI VECINA QUE MURIÓ EN LA ESPERA DE SU HIJO QUE NUNCA REGRESÓ), POR LA PROF. MARÍA CRISTINA SABORIDO

SUMARIO

1 - ARGENTINA, BUENOS AIRES: OPINIÓN - TAN SOLO UN DESOLADO CORAZÓN (EL DE MI VECINA QUE MURIÓ EN LA ESPERA DE SU HIJO QUE NUNCA REGRESÓ), POR LA PROF. MARÍA CRISTINA SABORIDO.


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From: maria maria

Sent: Saturday, June 13, 2009 3:03 AM

To: GACETILLAS ARGENTINAS - REDACCIÓN

Subject: TAN SOLO UN DESOLADO CORAZÓN (EL DE MI VECINA QUE MURIÓ EN LA ESPERA DE SU HIJO QUE NUNCA REGRESÓ), POR LA PROF. MARÍA CRISTINA SABORIDO

Lo esperó toda la vida, la vida que le quedó después que se lo llevaron.


A su hijo se llevaron.


De la cuadra en que vivía se llevaron a unos cuantos.


En mi pueblo, estas cosas sucedían.


Hace tiempo, treinta años... tal vez más.


Jamás dejó de esperarlo.


Algún día volverá.


Siempre decía lo mismo, siempre contaba lo mismo.


¿Treinta años?... tal vez más.


Cuando caía la tarde, sacaba la silla a la calle y daba comienzo la espera.


Según pasaban los años, iba cambiando de aspecto.


Era el temblor en las manos y eran los ojos pequeños.


Y era la piel arrugada.


Y eran las piernas cansadas.


Y era también el paisaje, que era paisaje en esperas.


Jamás dejó de esperarlo... por eso no quiso mudarse.


Por eso, las miles de luces con que alumbró cada puerta.


De la casa.


Por eso, las miles de luces iluminando el alero.

Y el portón y el patiecito.


De la casa.


Para que encuentre el camino (repetía mi vecina).


Según pasaron los meses, según pasaron los años, según pasaron los días.


Cambiaron las estaciones... ella seguía esperando.


Jamás dejó de esperarlo.


Lo esperó toda la vida.


Mientras le duró la vida, siguió esperando a su hijo.


Era noviembre en el pueblo, cuando murió mi vecina.


Murió de “muerte de esperas”... esperando, se murió.


Se fue muriendo de a poco.


Cada noche era un entierro.


Cada día un renacer.


Siempre enterraba a su hijo cuando llegaban las sombras.


Siempre paría a su hijo cuando se iban las sombras.


¿Treinta años?... tal vez más.


Entierros y renaceres fue su vida.


La vida que le quedó después que se lo llevaron.


Al hijo de sus entrañas.


Cargó las culpas del hijo... ”Por algo se lo llevaron”.


Pagó las culpas del hijo... ”Por algo no regresó”.


El hijo de mi vecina nunca jamás regresó.


Uno más entre otros tantos.


De tantos desaparecidos.


Que siguen sin aparecer.


Ya no hay luces en la casa, ni en el portón ni en el patio.


Está el alero en silencio.


Y está el paisaje de luto.


La vida que sigue a la vida no se detiene a llorar.


Una madre entre otras tantas que murieron de esperar.


Y un hijo entre tantos hijos que no pudieron volver.


La vida que sigue a la vida no se detiene a llorar.


Lo esperó toda la vida.


Y esperando se murió.


A su hijo.


Que nunca jamás regresó.

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(Desde Adrogué, el pueblito que huele a fresias y a jazmines y que también huele a mierda. Y en el que hay una Comisaría que fue Centro de Detención Clandestina durante los años 1976 y 1977. Uno de los más crueles y sanguinarios. Perteneció a la zona 1 subzona 11. Aún está sin señalizar)

Profesora María Cristina Saborido

Ex – detenida – desaparecida

Pozo de Banfield / Quilmes

Julio / 77

www.enlaluchayenlaresistencia.blogspot.com

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