Se realizó el 1º Foro por un Proyecto Emancipador.   Durante los días 18 y 19 del corriente, se realizó este importante encuentro en la Plaza Houssay, el cual contó con la participación de má...

Se realizó el 1º Foro por un Proyecto Emancipador.

Foro COMPA - 01


 


Durante los días 18 y 19 del corriente, se realizó este importante encuentro en la Plaza Houssay, el cual contó con la participación de más de 2.000 personas con la finalidad de debatir sobre las distintas problemáticas sociales y las apuestas de las organizaciones populares, como la soberanía popular, el acceso a la tierra y la vivienda, el derecho a la salud pública, la comunicación y la cultura y la democracia sindical, con la intención delinear una propuesta alternativa de país.


Con la asistencia de representantes de distintas experiencias organizativas que los sectores populares vienen desarrollando en el país con más fuerza desde 2001 y retomando la historia de lucha de nuestro pueblo, confluyeron en este foro para comenzar a delinear una alternativa emancipadora para nuestro país, pero con la mirada puesta en el continente.


Durante la apertura del encuentro, el panel integrado por Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz; Atilio Borón, politólogo; Adolfo “Gringo” Farías, militante del MOCASE y la socióloga Maristella Svampa centró su análisis en el análisis de las continuidades y rupturas en las luchas populares a diez años del llamado “Argentinazo” del 19 y 20 de diciembre de 2001.


El viernes por la noche, en la Carpa Central, tuvo lugar el Fogón de la Memoria donde “viejos y viejas” militantes del campo popular repasaron las historias de lucha de nuestro país, enfatizando acerca de la necesidad de repensar los aciertos y los errores de las luchas libradas por nuestro pueblo por parte de las nuevas generaciones.


Trece militantes se convocaron en una noche que reconciliaba al pasado. Historias de vidas y experiencias de luchas se entretejieron en un todo inacabado y complejo, encontrando al presente como un sostén permanente de memorias.


Foro COMPA - 02Un semicírculo rodeaba una gran cantidad de jóvenes y adultos que, como el fuego mismo, auspiciaba un encuentro en perspectiva histórica que intentó recorrer las primeras resistencias de los pueblos indígenas ante el dominio español, hasta la actualidad.


Enrique Mamani, como parte del pueblo Qolla y desde la reivindicación de sus antepasados rescató la lucha de sus hermanos que lleva más de 500 años manifestó que “estoy en el lugar de la resistencia, somos la vanguardia de ésta. No solamente resistimos a la cultura occidental, sino a los genes mismos del capitalismo y la explotación” y añadió que “luchamos por un socialismo que incorpore la diversidad de saberes para un proyecto emancipador”.


A través de este hilo conductor, Juan Rosales habló de la organización de los obreros y obreras hacia finales del siglo XIX y principios del XX, donde la memoria del reciente asesinato de Cristian Ferreyra, militante del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE) fue el claro ejemplo de la vigencia de un Estado oligárquico, que lleva inherente desde su conformación, un sistema de violencia, genocidio y exclusión.


Se afirmó que el punto de partida fueron las condiciones del nacimiento del Estado Nación argentino, las que llevaron a la explotación laboral y de los derechos humanos de miles de trabajadores / as inmigrantes que, pronto, se convirtieron en “disolventes y perturbadores” para las elites argentinas. Afirmó que “se inauguraron cárceles para encerrar los cuerpos y las almas de los luchadores, pero pudieron encontrar el camino para continuar la lucha”, en el afán por devolverle el pueblo a la historia truncada en personalismos y vacía de significación colectiva.


“Uno de los hilos que mantuvo esta lucha ha sido la esperanza de romper un sistema desde adentro y desde afuera”, reflexionó María Esther Tello, Madre de Plaza de Mayo y militante anarquista desde su adolescencia. Su militancia recogió el legado de cambiar el mundo a través de la organización desde abajo y afirmó que “convocamos a esos originarios, a los inmigrantes, anarquistas, socialistas, en esas luchas que recogimos como Resistencia Libertaria, organización a la que pertenecí y a la que también pertenecieron mis tres hijos desaparecidos”.


Por otro lado, recordo que, a pesar de un contexto de persecución y aniquilamiento enmarcado en la represión policial en  la llamada “Semana Trágica” en 1919, los fusilamientos a los obreros rurales en la Patagonia en 1922, surgieron teatros populares, periódicos, organización de mujeres, bibliotecas, etc. y que ello permitió que se creara la Resistencia Libertaria. En los ’70, la convicción y la conciencia se sintetizaban en la premisa que María Esther recordó que “es un derecho constitucional armarse para derribar una derribar una dictadura” y finalizó con una pregunta que es una afirmación: “¿si no tuviera esperanza en la continuidad de esta pelea, esperanza en ustedes, como podría yo seguir luchando después de una vida tan difícil?”.




Los valores, las estrategias y la continuidad de la lucha también indagaron al público, parte de una generación cercana, incitando a comprender la historia para fortalecer las luchas del presente.


“Aprendimos que la lucha no había empezado el 17 de octubre, sino que éramos parte de una continuidad”, comentó Jorge Vázquez, al referirse a su militancia en la “Resistencia peronista”. En su análisis, se remontó al Golpe de Estado de 1955 contra el gobierno de Perón, manifestando que la palabra resistencia comenzaba a ser un síntoma del pueblo que se organizaba ante la proscripción del peronismo, el partido y todos sus símbolos, junto a la persecución política sistemática llevada a cabo por la autodenonimada, “Revolución Libertadora”. Enfatizó que el contexto de proscripción reforzó una identidad política que fue tomando diversas expresiones a lo largo de las décadas posteriores y concluyó afirmando que  “tenemos que tener la garantía de la fuerza para presionar a las clases dominantes”.


Y continuó Eduardo Gurucharri, afirmando que “la resistencia fue un fenómeno multifacético, masivo, desordenado y anárquico”, refiriéndose a los ' 60, donde se destacó la figura de Felipe Vallese, el primer desaparecido en 1962, obrero metalúrgico y referente sindical, en un contexto conflictivo donde el sindicalismo iba dividiendo las aguas, entre la burocracia y la organización obrera. Recordó que “la proscripción peronista creó las condiciones para el peronismo revolucionario, heredero de la resistencia y de los cambios insurreccionales en toda Latinoamérica, en particular de la Revolución Cubana” permitiendo la conformación de la CGT de los argentinos y el crecimiento de John W. Cooke, junto a la actividad de Gustavo Rearte; Alicia Eguren y el Congreso clandestino de 1968 donde se sustentaron las bases para la tendencia revolucionaria, llevando a la memoria de muchos y muchas militantes de aquel período, quienes recordaron su presencia como un legado vivo de la historia en este presente.


Y no podía faltar el "Cordobazo" de 1969. De la mano de Carlos "El Vasco" Orzaocoa, se contextualizó dicho momento histórico y explicó que “el golpe de Onganía en 1966, vino a aniquilar todas las conquistas de las luchas. Cerró todos los canales de participación y expresión popular”. Santiago Pampillón y Agustín Tosco, fueron algunas de los nombres que se expresaron reivindicando la unidad y la rebelión popular. Afirmó que “la lucha continuó, el Cordobazo tomó los antecedentes históricos y sintetizó la unidad de los trabajadores, estudiantes, con tendencias anarquistas, socialistas, comunistas, peronistas. Fue una expresión de una profunda conciencia democrática, popular y socialista (…), el campo popular se ubicó en una ofensiva que quebró la espina de la dictadura, en la construcción de una alternativa revolucionaria, (…) hicimos ejercicio del derecho a la insurrección” y en dicho contexto, surgen las organizaciones armadas, a partir de la conformación de un programa y un proyecto de país que planteaba las medidas, “para convertir al pueblo en soberano, y al país en independiente”.


Juan Fernández recordó el llamado “Tucumanazo”  y las condiciones de los y las obreras en Tucumán hacia los ’60. Afirmó que “se dió un traslado de las luchas hacia Rosario, Córdoba, Tucumán, y Buenos Aires dejó de ser el centro. Surgieron barriadas y puebladas en otras provincias del país” mientras que en la provincia, los poblados se asentaron alrededor de los ingenios y al cerrarse las fuentes de trabajo, comenzaron a aglutinarse los y las trabajadoras desocupadas junto con los estudiantes, dando inicio a rebeliones populares que ocuparían prácticamente toda la capital tucumana.


Graciela Chopinet militó durante los ' 70 en las FAP, en Mar del Plata y recordó que “era imposible no estar involucrado en la lucha para cambiar el mundo”. Agregó que “estaba el peronismo obrero y el de los burócratas”, al comentar la experiencia de la Alternativa Independiente que se conformó en 1971. “La forma de construcción era desde las bases, en colectivo y en las asambleas que surgían en las fábricas y en los barrios”, afirmó, al recordar el proceso de las Interfabriles donde la organización de los y las obreras se daba por encima de los burócratas e identificó la importancia de la organización horizontal y la confianza en las creaciones colectivas del pasado y del presente, en el día a día en que se avanza prefigurando a mujeres y varones nuevos.


El Golpe de Estado de 1976, fruto de una complicad civil y militar, cobró entre sus principales víctimas al sector obrero y Guillermo Cieza contó su experiencia en las localidades de Berisso y Ensenada, declarada en aquel período como “zona subversiva”, donde aparecieron nuevas formas de pequeñas y grandes resistencias y tuvieron, sobre todo, el valor de la solidaridad, a pesar de un extremo control por ser una zona preeminentemente fabril. Nora Ciapponi enfatizó que “el Golpe de Estado se preparó como parte de una búsqueda de transformación estructural, no surgió para aplastar a la guerrilla” y afirmó que “35 años costó que la violencia sexual sistemática hacia las mujeres en los centros de detención clandestina, se incorpore como un delito de lesa humanidad”, aludiendo también al sistema patriarcal en el que se imprime la justicia.


Miguel Liñan, dirigente de Acindar de La Matanza, se refirió a la lucha en las fábricas con la apertura democrática y explicó que “la característica central de los trabajadores fue la lucha contra la burocracia” e hizo hincapié en la flexibilización laboral, como consecuencia de un modelo económico inaugurado con la última dictadura militar, conformándose en la antesala a la precarización laboral actual. Ello fue enfatizado por Nora Ciapponi, quien afirmó que “el proyecto de Menem culminó con el proyecto de la dictadura que destruyó al país”, para meterse en la década de los ’ 90 donde comenzaría “el movimiento del pueblo, que surgió en el 2001 y de los que estamos aquí, somos parte de un proyecto de transformación social contra la mercantilización de la vida que sufrimos”.


Adriana, “La Tana”, Pascelli, continuó con las experiencias de los movimientos sociales que surgieron al calor de las luchas del 2001 y la conformación de la “Coordinadora de Desocupados, Aníbal Verón”. Como antecedente principal al estallido social de 2001, fueron nombrados los primeros piquetes de los despedidos de YPF, en Mosconi, Tartagal y Plaza Huincul. Explicó que “lo distintivo de este proceso es que se retoma la palabra piquete, mecanismo utilizado en las huelgas fabriles, ahora en la expresión de las y los desocupados” y en este proceso, que llega hasta la actualidad, se refirió a un movimiento que recupera mucho de la autonomía de la clase trabajadora, con la conformación de referentes y voceros, sin dirigentes, en el afán por otro tipo de construcción social y política sin verticalismos junto a la recuperación histórica de antiguas demandas. De esta forma, surgió la figura de Darío Santillán, militante popular asesinado en el 2002 junto a Maximiliano Kosteki, cuyas historias de vida aparecieron como un ejemplo de tantos jóvenes desocupados que, a pesar del maltrato de una sociedad expulsiva, dieron su vida por transformarla.


Leonardo Pérez Esquivel, integrante de “la Comisión por la recuperación de las privatizadas”, relató la conformación de las Asambleas en aquel contexto del año 2001, explicando que, “a pesar de las derrotas, el protagonismo se dió a partir de la construcción de poder popular en el territorio, a través de la democracia de base en las asambleas con el protagonismo popular directo”.


Diego, “el Turco”, Abu Arab, actual militante del Frente Darío Santillán y el más joven de la ronda, cerró este recorrido por la memoria, aquel pasado del presente, revalorizando las experiencias y aludió a su militancia desde el Centro de Estudiantes de la escuela secundaria, y actualmente como trabajador en el Ministerio de Trabajo, reflexionando en la importancia de la multisectorialidad en la lucha para un cambio social y político.


Luego de tres horas, el “Fogón” se constituyó en una simbiosis de memorias encadenadas. Las narrativas orales que se pudieron elaborar, permitieron un diálogo en el presente desvaneciendo la dimensión temporal del pasado. La continuidad de las luchas tuvo su factor común en la resistencia permanente del pueblo.


Sin dudas, aquella representación del pasado, históricamente construida, reunió al público en una identidad política que se inscribe en la necesidad de una construcción de un proyecto liberador.


Durante la mañana del sábado, cuatro paneles debatieron en simultáneo.


En la carpa central ubicada en la Plaza Houssay, se desarrolló el panel “El derecho a la tierra y a la vivienda: responsabilidad estatal y conflicto social”, donde participaron Juan Wahren, de la organización Fogoneros; Fernando Guzmán, de Justicia Paz e Integridad de la creación de Misioneros Claretianos y José Pepino Fernández, de la UTD de Salta, entre otros.


También tuvo lugar el panel “Defendiendo la educación pública, construyendo la educación popular”, donde participaron Marcelo Ruiz, rector de la Universidad de Río Cuarto; Ignacio Kostzer, presidente de la FUBA e integrante del Encuentro Nacional de Estudiantes de Organizaciones de Base y Roberto Elizalde, de la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares (CEIP).


En “Justicia, aparato represivo y seguridad, los derechos humanos hoy”, Nilda Eloy de la Asociación de Ex - Detenidos - Desaparecidos; Alberto Morlachetti, Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo (CTA); Melina Capucho, del colectivo de educación popular en cárceles “Atrapamuros” y Alejandro Alagia, Fiscal General del Ministerio Público de la Nación debatieron junto a más de 250 personas.


En el panel “De la mercantilización al derecho a una salud integral”, se caracterizó la precaria situación del sistema público de salud y se delinearon propuestas desde los sectores populares y la salud colectiva. Participaron Pablo Torres, de la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (CICOP- CTA); Gonzalo Basile, de Médicos del Mundo Argentina; Manuel Krol, médico y militante del espacio de salud del Frente Popular Darío Santillán y Graciela Zaldúa, psicóloga y docente de la Facultad de Psicología (UBA).


Por la tarde, se realizó el panel “Violencia machista, aborto y trata: desafíos actuales del movimiento de mujeres por el cambio social”, donde se expusieron algunos de los principales desafíos de los movimientos de mujeres en Argentina y América Latina, en la construcción de alternativas al sistema capitalista - patriarcal, con la participación de María Orlanda Pinassi de la Escuela Nacional Florestan Fernandes del Movimiento Campesino Sin Tierra de Brasil; María Paula García, de Socialismo Libertario (COMPA); Liliana Papa, de La Revuelta Neuquén en la Campaña por el derecho al aborto y Zulema Aguirre, del espacio de mujeres del FPDS en la COMPA.


La carpa se vió colmada por cientos de mujeres, pero también por algunos varones, quienes participaron de las canciones y proclamas feministas, sumando aún más convocatoria en ella.


Durante más de dos horas, se desarrollaron las distintas experiencias que vienen impulsando los movimientos de mujeres a lo largo y ancho de nuestro país, junto a la perspectiva latinoamericana que atravesó cada una de las intervenciones; y en particular, desde la voz de Maria Orlanda Pinsassi.


Se problematizó sobre dos temáticas centrales, tales como la trata de mujeres y niñas y la lucha por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, destacando la constancia de las organizaciones feministas y movimientos populares para instalar estos debates en la agenda pública, los alarmantes números y casos de violencia, la necesidad de seguir avanzando en la lucha por el desmantelamiento de las redes de trata, la despenalización y legalización del aborto, y la exigencia de políticas públicas que expresen una firme vocación política en este sentido.


En el debate “Precarización laboral y democracia sindical. Perspectivas de la clase trabajadora”, Mónica Galván, Secretaria Adjunta de ADOSAC; Oscar Martínez, del Taller de Estudios Laborales; Pedro Cormack, Secretario General de ADOSAC de Santa Cruz; José Rigane, Secretario Adjunto de CTA y Secretario General de Luz y Fuerza de Mar del Plata; Marianela Navarro, de AGTCAP; Hernán “Vasco” Izurieta, miembro de la Junta Interna de ATE del Ministerio de Trabajo de la Nación y Carlos González, delegado de la UOM Oeste dieron su puto de vista en relación a los desafíos actuales de la lucha de los trabajadores


Otro panel muy concurrido fue el de “Frente al saqueo: autodeterminación y soberanía alimentaria” donde se debatió acerca del modelo extractivista de los recursos naturales y se realizó un homenaje a Cristian Ferreyra, militante del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE), que fuera asesinado el miércoles 16 de noviembre por dos matones de un empresario sojero. Participaron del mismo, Adolfo “Gringo” Farías, del Movimiento Nacional Campesino Indígena; Horacio Machado, de la Unión de Asambleas Ciudadanas de Catamarca y José Seoane, del Grupo de Estudios de América Latina y el Caribe.


El panel “Comunicación y cultura popular. Desafíos y estrategias del escenario actual” tuvo como protagonistas a Romina Gómez, de la Radio Voces de la Rioja en la Red Nacional de Medios Alternativos; Vicente Zito Lema, poeta, dramaturgo, filósofo y docente; Adrian Pulleiro, de Rebelion - Corriente Universitaria; Marina Cardelli, del Frente Cultural Raymundo Gleyzer; Macarena Duarte, de la Casa de la Cultura Los Compadres del Horizonte (COMPA) y Rafael Binaghi, del Colectivo FM La Tribu.


Por un proyecto emancipador. Nuestra América nos inspira


La jornada finalizó con el panel sobre las perspectivas de organización en América Latina en un marco de integración de los desafíos y luchas comunes reuniendo a Aldo Casas, del FPDS; Yorliz Anderson Fernandez Uzcategui, del Polo Patriótico de Venezuela; Martin Ogando, de la Juventud Rebelde 20 de Diciembre y Celina Rodríguez, militante del FPDS en la COMPA siendo ello transmitido en forma audiovisual por Internet gracias a la colaboración del colectivo de comunicación alternativa de DTL !


Sus aportes fueron fundamentales para anclar la proyección de un país distinto en las realidades y posibilidades de Nuestramérica. Frente a los gobiernos de doble discurso, sus estrategias de cooptación, la fragmentación del campo popular y las políticas extractivistas y depredadoras de la naturaleza, surgen como desafíos para los movimientos, la unidad y la construcción anticapitalista rumbo a un socialismo latinoamericano.


Este primer Foro por un Proyecto Emancipador fue un primer paso en la construcción de síntesis y tareas comunes, con el cambio social como horizonte. La voluntad de debate y puesta en común atravesó los paneles como eje organizador que permitió capitalizar la heterogeneidad de las voces y experiencias que históricamente han transitado el camino de construir otro mundo. A 10 años del 2001 es una tarea esencial la de pensar en conjunto estrategias políticas para la acción concreta, teniendo en cuenta las reconfiguraciones del campo popular y la experiencia acumulada en estos años de lucha.


Un proyecto de país en el marco continental


Para Maria Orlanda Pinassi, docente e investigadora de la Universidad Estadual Paulista y docente en la Escuela Nacional Florestan Fernandez del Movimiento Sin Tierra de Brasil, uno de los principales problemas para los movimientos populares de Latinoamérica es el de los gobiernos de doble discurso y con afinadas estrategias de cooptación y ejemplificó: “mientras el gobierno federal acaricia la cabeza de los movimientos, los gobiernos estaduales (provinciales) reprimen con mucha violencia, pero no hay conflicto interno entre ellos”.


Otro desafío, señaló, es el de enfrentar el proceso de criminalización creciente de los movimientos y desconfiar de estos gobiernos que son abiertamente represores, como el gobierno de Colombia y otros que, como el de Lula, “se pone la camiseta de los movimientos y a la vez cierra los ojos para no ver la represión, como la matanza de pobres en las favelas, la matanza de la clase trabajadora, de los negros; esa acción, es una acción conjunta entre el gobierno federal y el estadual. Los movimientos tienen que estar atentos a estos peligros”.


Respecto a lo señalado por la docente brasileña, Yorliz Anderson Fernandez Uzcategui, de la Corriente Bolívar y Zamora integrante del Polo Patriótico (Venezuela) planteó que “el mayor desafío es lograr la cohesión, unir pensamiento y práctica, es lograr la unidad, la articulación de fuerzas.” y agregó que “llegó el momento de sintetizar lo que son las ideas en la teoría y ponerlas mas allá o sea la praxis revolucionaria, la izquierda tiene que hacer vida activa en las comunidades”.


En líneas generales, se coincidió en la necesidad de construir una alternativa anticapitalista y antiimperialista frente a la crisis mundial que da muestras de un sistema que, en su afán de mantener la hegemonía, está destruyendo los bienes comunes y las posibilidades de subsistencia de la humanidad toda. Por eso, el principal debate de esta etapa retoma la lucha histórica entre capitalismo y socialismo a través de propuestas alternativas, como el Alba de los Movimientos Sociales para constituír formas de articulación “desde abajo” de los mismos sectores en lucha del continente.


En este mismo sentido, la delegación venezolana planteó que “nosotros creemos que la única alternativa que hay en este momento es la construcción del socialismo, es la construcción de una nueva forma de vivir, de una nueva forma de verle el sentido a la vida. Creemos que para llegar hasta allá debe haber una integración, no solamente de las fuerzas populares de Venezuela, sino de toda la región.”

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