OPINION - SIN REFORMA AGRARIA, NO HAY BICENTENARIO NI INDEPENDENCIA, POR FLAVIO DALOSTTO SUMARIO   1 - ARGENTINA, BUENOS AIRES: OPINIÓN - SIN REFORMA AGRARIA, NO HAY BICENTENARIO NI INDEPENDENCIA, POR FLAVIO DALOSTTO. ...

OPINION - SIN REFORMA AGRARIA, NO HAY BICENTENARIO NI INDEPENDENCIA, POR FLAVIO DALOSTTO

SUMARIO

  1 - ARGENTINA, BUENOS AIRES: OPINIÓN - SIN REFORMA AGRARIA, NO HAY BICENTENARIO NI INDEPENDENCIA, POR FLAVIO DALOSTTO.


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De: flavio dalostto

Fecha: Martes, 18 de Noviembre de 2008 11:12 a.m.

Para: GACETILLAS ARGENTINAS - REDACCIÓN

Asunto: SIN REFORMA AGRARIA, NO HAY BICENTENARIO NI INDEPENDENCIA, POR FLAVIO DALOSTTO

martes 18 de noviembre de 2008

ARGENTINA: SIN REFORMA AGRARIA NO HAY BICENTENARIO NI INDEPENDENCIA

 

Por Flavio Dalostto


Un país raquítico de cabeza gigante


Buenos Aires y sus ciudades satélites (el Gran Buenos Aires), Rosario, Córdoba y La Plata concentran casi la mitad de toda la población argentina. Son las 4 ciudades fundamentales de la Pampa Húmeda. Desde la década del 40' en el Siglo 20, coincidiendo con el advenimiento del peronismo, millones de argentinos, en su mayoría descendientes de indígenas, mestizos y negros, abandonaron sus terruños originales en las provincias del Norte, atraídos por la industrialización creciente de Buenos Aires y de las otras ciudades mencionadas.


Estos millones de migrantes internos fueron llamados "cabecitas negras" por las oligarquías locales y sus chupamedias. Eran miles de correntinos, chaqueños, santiagueños, tucumanos, jujeños, catamarqueños, sanjuaninos, entre otros. También miles de paraguayos engrosaron las periferias de las grandes ciudades, buscando un trabajo.


Y siguieron llegando


En las décadas subsiguientes, marcadas por el exilio de Perón (que fue derrocado por militares), la proscripción y resistencia peronista y las dictaduras militares, matizadas por dos gobiernos "democráticos" condicionados; la migración del interior no se detuvo, a pesar de la caída del empleo y el recorte de los derechos de los trabajadores. Es que, aún con la escasez de trabajo en las últimas décadas del Siglo 20, miles de correntinos, chaqueños, santiagueños y tucumanos, con el agregado de otros miles de paraguayos, bolivianos y peruanos, siguieron llegando, fundamentalmente, a Buenos Aires, modelando la estructura de país que hoy conocemos: Cabeza grande, cuerpo flaco. La gente siguió migrando (entre los chaqueños, vinieron miles de indígenas tobas) a las grandes ciudades, ya que a pesar de la hiperinflación del gobierno radical de Alfonsín y de la hiperdesocupación del gobierno peronista de Ménem, podían seguir "rebuscándose" mejor, sobreviviendo con changas, basura o mendicidad, que en sus lugares de origen. Además, los hospitales estaban cerca y la gente común de la Pampa Húmeda se mostraba menos racista y más comprensiva que las oligarquías y la clase media de sus provincias de origen.


Tobas, lejos del Chaco


En la ciudad de Santa Fe, a 200 km al norte de Rosario, la gente común, no había visto nunca "un indio", y mantenían, desde la época de la conmemoración de los 500 años, una visión idílica de los aborígenes. En cambio, en sus lugares de origen (Chaco y Formosa), los indígenas estaban muy contrapuestos con los pobladores criollos y "rusos", que estaban acostumbrados a su presencia y protagonizaban no pocos choques de intereses, sobre todo por el tema de la Tierra. Para nombrar un ejemplo que conozco de cerca, en la ciudad de Santa Fe, desde 1993 se instaló una pequeña comunidad toba en el barrio Las Lomas, provenientes del Chaco. Hoy son 500 personas, en medio de una ciudad de 500.000. Entre los "rebusques" de estos aborígenes está la confección de artesanías de barro, "lechucitas". No hay hogar en la ciudad de Santa Fe, que no tenga una lechucita toba en alguna de sus repisas. A pesar de su escaso número, su presencia es bien visible en la ciudad, ya que la recorren ofreciendo su mano de obra en trabajos pasados y corte de pasto (los hombres) y vendiendo artesanías, canastos o mendigando (las mujeres). Rosario, que tiene asentadas, varias comunidades tobas (es la ciudad toba más grande del país con 10.000 aborígenes) desde hace décadas, los ha aceptado a regañadientes como parte de su paisaje rosarino. A pesar que no son las mejores condiciones de vida, en comparación con su pasado chaqueño, ellos sienten que es muchísimo mejor. Como vemos, las grandes ciudades, a pesar de su desocupación, siguen tentado a los pobladores del interior.


Un Gran Pueblo del Norte, enquistado en el Sur


Los pobladores que han migrado desde el interior profundo rural y de pequeñas ciudades de Argentina (sobre todo del Norte), se ven atraídos por posibilidades laborales y el acceso a hospitales, escuelas y una mayor tolerancia inter-cultural que en sus lugares de origen, donde está más visible el conflicto inter-étnico y vigente una estructura de sociedad feudal: esto es muy evidente en Corrientes, norte santafesino y Santiago del Estero.


En una escuela de barrio periférico criollo de la ciudad de Santa Fe, donde me ha tocado dar clases; de aproximadamente 30 alumnos, 1 era mocoví (lo supe por su apellido e indagando, ya que jamás lo admitió), de los demás, tenían: 3 por lo menos 1 abuelo/abuela mocoví, 1 una abuela toba, 7 abuelos correntinos, 4 abuelos santiagueños, 2 abuelos chaqueños, 1 abuelo tucumano, 1 abuelo riojano. Aproximadamente 2/3 del grado tenían sus raíces en el Norte Argentino. Generalizando esta indagación, descubrí que este patrón se cumplía en todas las divisiones de la escuela. Un 15% de los alumnos eran aborígenes o hijos o nietos de aborígenes mocovíes y tobas, un 20% son descendientes de correntinos, un 10% son descendientes de santiagueños y otro 10% de otros norteños. Como mínimo, un 55% de los santafesinos de este barrio de la ciudad son "norteños". Si nos aproximamos a otros barrios más periféricos aún, este porcentaje alcanza al 70 u 80% de "norteños", con muchos descendientes de paraguayos y también de brasileños, bolivianos, misioneros y formoseños.


Provincias en Movimiento. Culturas en Éxodo.


De los 40 millones de argentinos, por lo menos 1 millón y medio son paraguayos, medio millón son bolivianos, 200.000 peruanos. De los nacionales, resulta que hay 800.000 santiagueños en su provincia, y 1 millón Afuera de su terruño. En Corrientes, 700.000 correntinos y 1 millón y medio fuera de la provincia. Al millón de chaqueños en su provincia, hay que agregar unos 1 millón fuera de ella, y otro millón de descendientes. A su vez, por lo menos 7 millones de personas tienen entre sus abuelos algún paraguayo o correntino, y 5 millones de argentinos tienen algún antepasado santiagueño. Entre estos, por supuesto, hay quienes tienen abuelos de diversas vertientes. Esto sin contar con los descendientes de jujeños, salteños, catamarqueños, riojanos, tucumanos, formoseños, misioneros, nor-cordobeses, nor-santafesinos y nor-entrerrianos. Casi el 70% de los argentinos tienen sus raíces en los pueblos indígenas y mestizos del Norte del País, son "El Pueblo del Norte".


La raíz del MAL


En ciertos procesos colonizadores, como en la zona del centro de la provincia de Santa Fe, con epicentro en Esperanza, desde mediados del Siglo 19; la Tierra, luego de expulsar a los indios, fue repartida entre colonos europeos de diferentes procedencias, en medianas extensiones. Esto impidió la formación de grandes monopolios de la Tierra. Un proceso similar al del centro de Australia y de Estados Unidos. Podría calificarse, al menos originalmente, de estructura granjera, con producción agro-láctea.


Por el contrario, en el Norte del país, en Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca, La Rioja, norte de San Juan, norte de Córdoba, Santiago del Estero, Chaco, Formosa, norte de Santa Fe, Corrientes y Misiones, las estructuras de la propiedad agraria se pueden calificar de grandes extensiones, o latifundios, originados en la época colonial, en la conquista de la región chaqueña y en la recompra contemporánea para la explotación forestal y sojera. A tal punto llega esta situación, que en varias de estas provincias, a una o dos familias se las considera prácticamente "dueñas" de casi todo. Los Saadi en Catamarca, los Ménem y los Yoma en La Rioja, los Romero en Santiago del Estero, los Romero Féris en Corrientes, y otras que valdrían un estudio más detenido. Estas familias han tenido a "sus" provincias como estancias particulares y a sus pueblos como "sus" peones. Se han caracterizado por un completo desinterés hacia la industrialización y desarrollo de infraestructuras propias para su población. A lo sumo, han promovido la industrialización de ciertos cultivos tradicionales, según las zonas, vid, vino, aceitunas, yerba mate, de los cuales, por supuesto, son sus principales productores. Cuesta creer que la provincia de La Rioja, que tuvo un presidente de esa provincia, manejando por una década los destinos del país, tenga la estación de ómnibus en estado lamentable o que la mejor estructura de esa provincia sean las "rutas" excelentes, casi desiertas (parecen pistas de avión).


Estructuras urbanas desbordadas


La mayoría de los graves problemas de las grandes ciudades, hacinamiento, prostitución, delincuencia, drogadicción, contaminación, desocupación tienen su epicentro más violento en las periferias barriales; entre los descendientes de migrantes del interior del país, y sobre todo del Norte.

Vinieron buscando un mejor destino económico, ante la falta de Tierras propias y ausencia de infraestructura básica; pero no solo no lo lograron o lo hicieron con dificultad, sino que además perdieron en gran medida la conexión cultural con sus raíces provincianas, fundamentalmente los valores que regían aquellas. Esto no significa que en los barrios de clase media no ocurran los flagelos mencionados. Lo que pasa es que aquí, al menos tienen la contención de tener las necesidades básicas materiales satisfechas, y el acceso al consumo. En los barrios pobres, bombardeados mediáticamente por un sistema que estimula el consumismo a cualquier precio, esa contención se logra muchas veces a través del robo, la prostitución, la droga y otras lacras. Por supuesto, que no se puede generalizar, pero en gran parte es así. El hombre que migró a la gran ciudad, desde las zonas rurales del país, perdió el paisaje soleado buscando un nuevo cielo que no deja de ser gris.


El crecimiento de la población de las grandes ciudades, empujado por la migración ininterrumpida desde el interior, acabó por desbordar las estructuras educativas, sanitarias, de servicios y de seguridad, que estaban pensadas para una cantidad menor de personas. Hoy hay lugares en el Gran Buenos Aires donde no se vive, apenas se sobrevive. La Esperanza fue reemplazada por el Aguante. La Solidaridad por la Especulación. El valor asignado a la Vida Humana es escaso. ¿Se puede exigir que valoren la vida, aquellos que jamás fueron valorados?


A la clase política argentina no le importa "El Pueblo del Norte"


Sea el partido político que sea, a ninguno le importa la suerte de los pueblos del norte argentino. La Argentina, para ellos, termina unos kilómetros al Norte de la ciudad de Córdoba. Al Sur de esta línea imaginaria es la "Argentina". Al Norte de la misma es el "Olvidado Pueblo del Norte", poco menos que una colonia de las metrópolis de la Pampa Húmeda, asociadas con las oligarquías locales norteñas. ¿La razón? El escaso peso electoral de los distritos y zonas del Norte Argentino. "Con Buenos Aires alcanza", dicen los politicólogos profesionales, refiriéndose a la gorda provincia de su nombre más la gorda ciudad de capital federal. Además, el sistema político legislativo argentino cuenta entre sus senadores de las provincias del norte, no pocos terratenientes. La Alianza invisible es vomitiva. Los políticos bonaerenses y porteños especulan con los votos de las dos buenos aires (ciudad y provincia), que bastan, para obtener un buen caudal electoral y asegurar una elección contundente. Les conviene que sus ciudades se sigan llenando de "votos". A los políticos del Norte Argentino, les conviene que se vayan los pobladores más jóvenes y con mayor posibilidad de rebeldía; para seguir manejando a su antojo los destino de sus emiratos particulares. En el medio, "el Pueblo del Norte", buscando mejores condiciones de vida, que sus "representantes" se encargan de sabotear.


Frenar el Mal


Es difícil retrotraer la situación ya existente, pero se puede evitar que se siga sangrando la Nación hacia las metrópolis de la Pampa Húmeda. Y esto no puede hacerse sin arraigo. El arraigo no puede hacerse sin Tierra a donde arraigarse. Si la Tierra no es propia o propiamente comunitaria, si se es un extranjero eterno en la Tierra de los ancestros, si se es un paria en el paisaje que lo vio nacer, si no hay caminos apropiados, si no hay hospitales ni escuelas, si no hay obras que contengan los desastres naturales, si no hay un freno a la depredación forestal y de la fauna, si no hay una Justicia para Todos, si no hay un compromiso militante desde los estados provinciales por los derechos humanos de este Pueblo del Norte, el Arraigo es una quimera, y el éxodo interno de santiagueños, chaqueños, correntinos, bolivianos y paraguayos continuará amontonando pobres alrededor de Buenos Aires, Rosario, La Plata y Córdoba.


Para producir un efecto de retracción al desarraigo del Pueblo del Norte Argentino, es fundamental realizar una Reforma Agraria en los vastos territorios septentrionales: poner límite al Latifundio y expropiar su Tierra sobrante, más la Tierra especulativa, redistribuir las Tierras expropiadas, fiscales e improductivas entre pequeños agricultores, comunidades campesinas y comunidades indígenas, reservando las que sean necesarias para la preservación de espacios naturales y biológicos. A esto, debe sumarse estructuras básicas de servicios (luz, caminos y escuelas en condiciones, hospitales provistos) y de facilitación productiva (riego, crédito, asesoramiento, capacitación, subsidio inicial para los primeros años).

En Argentina, el programa gubernamental de Plan Jefes y Jefas implementado desde hace 6 años, que paga a los beneficiarios desocupados un subsidio de 150$ (más o menos 45 U$S), no sirvió de mucho, a excepción de una contención más simbólica que real. Sin embargo, pude observar que en el caso de la Comunidad Toba de Las Lomas en Santa Fe, hubo intercambio de personas con el Chaco original, pero se frenó en gran medida la migración, e incluso en algunos casos se retrotrajo. Esto nos sirve de lección, de que si la gente encuentra en sus lugares de origen una mínima contención real con Tierra, servicios, capacitación e incentivo inicial, es posible producir arraigo en el interior de la Argentina, y frenar el desangrado del "Pueblo del Norte". Esta sería una contribución real al "Bicentenario" que quita el sueño a la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner: Justicia y Territorio para los Pueblos Indígenas, Campesinos y agricultores familiares. Sin esto, la conmemoración del Bicentenario de la Independencia no será más que otra burla en el rostro de la Nación.


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