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24 de marzo: Memoria del presente (La Vaca).

acto luciano 23 - 03 - 12 01El caso de un adolescente secuestrado y desaparecido en democracia, Luciano Arruga, cuya investigación continúa vergonzosamente caratulada como “averiguación de paradero”, convocó a uno de los actos tal vez más simbólicos de los que se producen en estos días en torno al 24 de marzo: un acto en tiempo presente. Por eso vecinos de Lomas del Mirador, chicos de las escuelas primarias, figuras como Adolfo Pérez Esquivel, Nora Cortiñas (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora), Pablo Pimentel (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza) y Hugo Cañón (Comisión Provincial por la Memoria), por ejemplo, acompañaron a familiares de víctimas desaparecidas en democracia este viernes frente al destacamento policial cuyos integrantes hicieron desaparecer a Luciano Arruga en enero de 2009. Dato ilustrativo: no hubo funcionarios municipales, provinciales ni nacionales.   


Reclutamiento de jóvenes


Luciano Arruga 2No hay ningún policía procesado, pero la tenacidad de familiares y amigos ha logrado desactivar el destacamento que se había instalado en medio de los pedidos mediáticos de “mano dura”, que no bajaron ningún índice delictivo pero permitieron a la Policía Bonaerense, también en Lomas del Mirador, reclutar jóvenes para delinquir en “zonas liberadas” por la propia fuerza.  


Luciano fue de los que se negó. La metodología que pone en contacto al pasado y al presente se verifica en las palabras: secuestro, desaparición, torturas, zonas liberadas. El 24 de marzo encuentra al país con la posibilidad de hacer justicia ante las violaciones de derechos humanos cometidas durante la dictadura. Pero las zonas oscuras policiales que padecen principalmente los jóvenes pobres, en casos como la provincia de Buenos Aires, parecen protegidas por la impunidad política y judicial.   


Paralelos de ayer a hoy


La intención fue la de toda lucha genuina por los derechos humanos: agregar a los desaparecidos en democracia a la memoria de los 36 años del golpe. Hablaron Pérez Esquivel, Pimentel y Vanesa Orieta, hermana de Luciano, todos deteniéndose en los paralelismos de la violencia institucional de ayer y de hoy. Algunos nombres: Julio López, Jonathan Lezcano, Iván Torres, Luciano Arruga. El escenario fue el ex destacamento policial de Lomas del Mirador, dependencia de la misma Comisaría 8ª que durante la dictadura funcionó como centro clandestino de desaparición (la llamaban “Sheraton”), a donde Luciano fue trasladado y visto por dos testigos, antes de su desaparición.


El acto


Este viernes 23 el destacamento fue de los familiares y vecinos. Las paredes del lugar fueron intervenidas por alumnos de distintas escuelas de La Matanza con recortes y collages informativos que recuerdan su oscuro pasado. Las habitaciones podían visitarse aunque parcialmente: tres de las cinco siguen siendo objeto de pericias por la causa de Luciano.


Desde las 10 de la mañana los chicos mostraron sus trabajos e hicieron el recorrido por el ex destacamento. Luego habló el presidente de la Comisión Nacional por la Memoria, Hugo Cañón, quien acopló allí su intervención institucional como repudio al golpe de 1976. Aquí se incluyen los audios de cada uno de los oradores del acto.    


Luego contaron a lavaca la importancia de recordar un nuevo aniversario del golpe junto a los familiares de Luciano Arruga.


“Cambiar la mentalidad”


Pérez Esquivel: “Esto no comienza ni termina aquí, es una etapa que tenemos que ir fortaleciendo para trabajar la conciencia colectiva y la responsabilidad social, como se hizo hoy acá con estos chicos. Lamentablemente, Luciano es un desaparecido en democracia, lo mismo que Julio López, entonces hay que tratar de evitar esto y cambiar la conciencia, la mentalidad de aquellos que todavía piensan que ése es el camino. Y superar la impunidad jurídica”.


“Todos los asesinados”


Pablo Pimentel (APDH): “El hecho de que la Comisión Provincial por la Memoria haya decidido hacer su acto institucional de repudio al golpe en este lugar, nos da una connotación y un compromiso muy fuerte. De alguna manera visibiliza a todos lo que pasó con Luciano y exige que a la justicia local que actúe en consecuencia. Es un día importante de reflexión que nos compromete a profundizar todo lo que venimos haciendo acerca de Luciano y todos los pibes asesinados por la policía”.


Otro caso: Kiki


Entre los presentes, se encontraban los amigos de Jonathan “El Kiki” Lezcano, asesinado por la policía el 8 de julio de 2009 junto a su amigo Ezequiel Blanco. Durante dos meses fueron, como Luciano, jóvenes desaparecidos. La madre de “Kiki” presentó una denuncia, recurrió a Missing Children, fue a programas de televisión. Las sospechas recaían sobre la Brigada de Investigaciones de la Comisaría 52º en la que tantas veces los habían golpeado. Incluso “Kiki” había sido amenazado: “Voy a ser tu sombra”, le habría dicho un policía. Recién el 14 de septiembre los cuerpos fueron encontrados en un cementerio; se supo que fueron enterrados como NN por orden del fiscal Facundo Cubas, del juzgado de Instrucción n°49, que recién en octubre pasado fue removido de la causa. Al reconstruir la secuencia, quedó implicado el agente de la Policía Federal Daniel Santiago Vega, pero en carácter de “testigo”.




Durante 2011 la causa había sido sencillamente cerrada, a pesar de los intentos de la querella por reactivarla. El último cartucho fue la presentación de un amparo en octubre, que logra un nuevo juez. Las pruebas salen a flote. Vega pasa de “testigo” a “imputado”. Se investiga al fiscal Cubas por la errática orden de entierro. Los amigos del “Kiki” cuentan entusiasmados estas novedades: “En febrero se hizo al ronda de testigos, que era un solo, el que había visto como le disparaban al Kiki. Ahora estamos en la etapa de las audiencias esperando con ansias la declaración de Vega”.


Del lado de afuera


vanesa orietaVanesa Orieta, hermana de Luciano, rompió la línea conmemorativa del acto: denunció que los familiares no tienen participación en la coordinación del espacio del ex destacamento, tal cual había sido acordado con la intendencia. Hace dos semanas, cuenta, cambiaron sin aviso la cerradura de una llave que ellos también manejaban. Se entiende por qué no hubo funcionario alguno en el acto, a pesar de la omnipresente firma del intendente Fernando Espinoza sobre el cartel que dice: “Espacio para la memoria social y cultural Luciano Arruga”.


“Hoy estamos del lado de afuera lamentablemente. Por eso llamamos la atención de todos aquellos que quieren tener una participación para que tengan en cuenta que si nosotros no entramos, ellos van a tener las manos manchadas con sangre. Es increíble que nosotros, que venimos peleando por este espacio, lo tengamos que ver de afuera, y que aquellos que no han hecho absolutamente nada por nosotros ni por la familia ni por Luciano hoy pongan tremendo cartel y que chapeen con el nombre de Luciano y que intenten hacer de esto un centro social y deportivo. No lo vamos a permitir”.


De miércoles


Vanesa no oculta a lavaca toda su bronca. Desde la desaparición de su hermano, el cierre del destacamento fue su principal reclamo. Tras años de denuncias recién en 2011 lograron forzar la promesa del intendente Fernando Espinoza, el mismo que lo había inaugurado en 2007 por pedido expreso de ciertos vecinos: lo cerraría cuando se concretara “una prueba”. Desde que se demostró que Luciano había estado allí el día de su desaparición, Espinoza demoró cerrarlo hasta el 28 de diciembre de 2011 (Vanesa define: “un día de miércoles”). Pidió “perdón” a los familiares y dijo “desconocer lo que estaba pasando”. El intendente además reconoció la desaparición de Luciano.


El cartel dice ahora que el destacamento es un “Centro social de la memoria”, con el nombre de Luciano Arruga y la firma de Espinoza. Sin embargo, los familiares y amigos de Luciano no lo sienten propio.


La propuesta


Sobre el tema del manejo del lugar, una semana atrás la intendencia cambió la cerradura de una llave que también manejaban los familiares y amigos, y los dejaron afuera. Pablo Pimentel completa a lavaca la secuencia: “Cuando yo hablé con el secretario de Gobierno municipal me dijo que habían cambiado la llave porque era la misma que tenía la policía. Yo le digo, está bien, pero ¿porque no le avisaron a los familiares? Y si tomaron la decisión política de no darles las llaves, díganle por qué”.


¿Qué proponen los familiares y amigos? Explica Vanesa: “Que este lugar sea un referente del tema de derechos humanos actuales. Que el de Luciano se convierta en un caso testigo de situaciones que no pueden ser visibles para el resto de la sociedad. Lamentablemente el poder político municipal no entiende que somos familiares de víctimas y que queremos transformar este lugar de muerte en un lugar de vida con nuestra forma de organización y de lucha. Nuestro trabajo acá tenía que ver con la reconstrucción de la memoria, con un archivo de casos, con una biblioteca de derechos humanos, tratando de crear un espacio para que los jóvenes de los barrios puedan ser integrados a un proyecto más humanizado. No queremos que se apropien de nuestro trabajo, ni del nombre de Luciano”.


Lugar para la vida


Pimentel: “Lo que ahora falta a este lugar es darle contenido, y el contenido tiene que estar sí o sí en el marco de lo que la familia y los amigos quieren: un lugar que sea de vida, de contención y de iluminación de otros jóvenes para que no vuelva a ocurrir lo que pasó. Si no está la familia en este espacio nosotros como APDH no vamos a participar”.


Cuando termina la jornada familiares y amigos se apuran a despegar las pancartas de las paredes del ex destacamento. Se van a Morón, a otro acto.


Tienen que devolver las llaves.


La pregunta


¿Cuál es la lógica de que esté cerrado el destacamento pero libres sus policías, sin proceso y cumpliendo funciones?


Vanesa Arruga: “Esa pregunta yo me la hago todos los días. A 3 años, la causa de mi hermano se mantiene como averiguación de paradero y yo siempre tengo estos pensamientos rápidos, que me surgen: si a tres años de desaparecido un chico de 16 años la justicia no pudo encontrarlo, yo no me puedo poner a hablar de la parte profesional de cada uno de los que están en esta causa. Porque tendría que decir que son paupérrimos, mediocres, que no saben cómo trabajar. Pero como yo creo que hay una intencionalidad, nos tenemos que valer de todos los artilugios que existan a nuestro alrededor para acorralar a esa justicia, y que en definitiva termine haciendo lo que tiene que hacer: reconocer que acá existió una participación de la policía para secuestrar a Luciano, torturarlo y desaparecerlo”.

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