OPINION - 25/09/08 - DEL MURO A LA MURALLA, POR HUGO PRESMAN SUMARIO   1 - ARGENTINA, BUENOS AIRES: OPINIÓN - DEL MURO A LA MURALLA, POR HUGO PRESMAN 1 From: Hugo Presman Se...

OPINION - 25/09/08 - DEL MURO A LA MURALLA, POR HUGO PRESMAN

SUMARIO

  1 - ARGENTINA, BUENOS AIRES: OPINIÓN - DEL MURO A LA MURALLA, POR HUGO PRESMAN


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From: Hugo Presman

Sent: Wednesday, September 24, 2008 12:48 PM

To: GACETILLAS ARGENTINAS - REDACCIÓN

Subject: Nota de Actualidad 12 DEL MURO A LA MURALLA

DEL MURO A LA MURALLA

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Por Hugo Presman

El muro fue derribado un 9 de noviembre de 1989 y fue la señal de partida de la implosión del socialismo real. Un 15 de septiembre de 19 años después, la calle de la muralla fue sacudida por un sismo económico que no tiene medición en la escala de Richter. Wall Street, exteriorización simbólica del corazón del poder económico mundial, debe su nombre a una muralla construida por los holandeses en el siglo XVII, allá por 1644, con el propósito de defenderse de los ingleses.

Sin embargo no debe asimilarse mecánicamente ambos hechos. No hay un cambio de sistema, sino un entierro de las ideas fundamentalistas del liberalismo de la escuela económica de Chicago aplicadas sobre el mismo cuerpo del gigante. Esa que fue una simbiosis de Al Capone y Milton Friedman. Las políticas del Consenso de Washington arrojadas como bombas neutrónicas sobre los países coloniales y semicoloniales fundamentalmente en los noventa, propulsadas originalmente por Reagan (“El Estado no es la solución, es el problema”) y Margaret Thatcher (fines de los setenta y principio de los ochenta) fueron aplicadas con parecida intensidad en territorio norteamericano en las dos presidencias de Georges W Bush, alguien que difícilmente hubiera podido estar a cargo de un quiosco o de un Jardín de Infantes.

La peregrina idea de disminuir significativamente la carga impositiva a los ricos y recargarla sobre los sectores medios y bajos, con la argumentación que eso aumentaría las inversiones que luego se derramaría sobre los no invitados a la fiesta, es una ilusión solo comparable a la ficción de la existencia de la mano invisible del mercado. El más que funcional atentado a las Torres Gemelas, permitió encontrar un justificativo sin ningún asidero en la realidad, que implicó la invasión a Irak para apoderarse del petróleo y beneficiar a los círculos más cercanos del impresentable presidente. La religión de mercado como Dios alcanzó su paroxismo.

Junto al cercenamiento de las libertades individuales que el imperio acostumbraba expropiar a otros países pero que ahora lo padecieron los propios ciudadanos norteamericanos, la política de disminución de impuestos y enormes gastos militares en Irak y Afganistán, revirtió un superávit de 500.000 millones de dólares que dejó el gobierno de Clinton a un déficit de 600.000 millones. Un país que se endeuda a 2.500 millones de dólares diarios, con una deuda cercana a los 11,4 billones de dólares sobre un PBI de cerca de 14 billones ( un 81%), con déficit fiscal y balanza comercial desfavorable, no es precisamente la radiografía imaginable del país que rige el planeta.

Así como la generalización de la posesión de la bomba atómica impide una guerra nuclear, la globalización evita que países como China y Japón poseedores de una buena parte de los bonos de la deuda norteamericana, lo lancen al mercado. En ese supuesto, el imperio americano se derretiría como un pan de manteca al sol. El inconveniente para los acreedores es que el hundimiento sacudiría sus territorios con la furia de una explosión atómica.

Para dar una dimensión de lo que significa el crédito para la economía norteamericana el mismo equivale al 130% de su PBI. En la Argentina, apenas un 11%.

Otro indicador impactante es que la relación entre instrumentos financieros y economía real alcanza las 20 veces

La economía mundial tiene rasgos de una irracionalidad muy alejada de los parámetros que los defensores a ultranza del capitalismo le suelen atribuir.

Es lo que Raúl Scalabrini Ortiz denominaba, hace más de cinco décadas “la sabia organización de la ignorancia” Ahora el escritor de Libia Nassim Nicholas Taleb, autor de “ El cisne negro” afirma: “ Los economistas son más peligrosos que los médicos de la Edad Media. La base de mi pensamiento es que nunca hay que confiar en las predicciones de los economistas y los banqueros: siempre divagan, mienten, te encandilan con piedritas de colores. Y los economistas académicos son los peores”

LA CRISIS QUE FISURÓ LA MURALLA

Generalmente las crisis tienen su origen remoto en un excedente de dinero disponible. La ya lejana crisis de las deudas externas latinoamericanas en la década del ochenta se originó en la crisis del petróleo de principios de los setenta. El alza del precio a través de la acción conjunta de los países que conformaron la OPEP, los fabulosos excedentes fueron depositados en los principales bancos norteamericanos y europeos, que obtuvieron de esa forma una masa enorme de dinero que la colocaron en los países periféricos.

La actual crisis de las hipotecas tiene su remoto punto de partida en el desinfle de la burbuja de las empresas punto.com (1997-2001), la denominada nueva economía, que dejó una inmensa masa disponible en poder de los bancos. Había que aplicar esos gigantescos fondos. Y empezaron a efectuar préstamos para la adquisición de viviendas con hipotecas. También había créditos para los constructores. La ola se expandió. Se generalizó tanto que fueron abarcando a sectores con poca capacidad de pago. A su vez las hipotecas sirvieron de respaldo a la emisión de bonos que se distribuyeron por el mundo. Con la amortización de las hipotecas se pagaban los intereses de los bonos. Se fue creando una bicicleta de la que muchos argentinos son expertos por practicar este ciclismo financiero desde hace más de treinta y cinco años. Todo iba viento en popa. Más préstamos. Más hipotecas. Más revaluación inmobiliaria. Nuevas hipotecas que da lugar a nueva emisión de bonos. El mundo desarrollado convertido en una fiesta en la que cualquier ciudadano podía participar. Las tasas de interés que suben un 35%. Sectores con escasa capacidad de pago (las hipotecas subprime) que dejan de cancelar sus cuotas. Gente obligada a abandonar sus propiedades. Más de un millón de ejecuciones hipotecarias. Caída del valor de la propiedad inmobiliaria. Más gente deja de pagar. La venta de las propiedades cuyos valores descienden no alcanza para pagar el monto de las hipotecas que aumentan por los intereses crecientes. Los titulares de bonos garantizados por hipotecas que no se cobran inician la fuga y venden. Los precios bajan. Los bancos que tienen cartera con esos bonos, igual que las empresas que manejan las jubilaciones, tienen que contabilizar sus pérdidas. El sistema cruje.

La crisis norteamericana arriba con fuerza a Europa y cobra vigor en España. Para tener una idea de la magnitud de este castillo de naipes basta señalar que la cartera de préstamos subprime, aquella otorgada a clientes pocos solventes de la cartera de los bancos de inversión estatizados Fannie Mae y Freddie Mac se acerca a 5,5 billones, que son el 45% del total de las hipotecas estadounidenses. Los bonos emitidos con garantía hipotecaria tambaleante o incobrable totalizan una cifra superior a los 15 billones. Más que una burbuja es un maremoto.

VOLVIENDO AL VIEJO KEYNES

Como Nicanor Costa Méndez, canciller de un gobierno que creía que era la avanzada en una supuesta tercera guerra mundial contra el comunismo, terminó abrazado con asco a Fidel Castro durante la recuperación de Malvinas, George W. Bush, el fundamentalista de la religión del mercado irrestricto, ha producido las mayores estatizaciones de la historia norteamericana para salvar al sistema agujereado por la ausencia del estado y la falta de regulaciones. El economista Nouriel Roubini, que desde el 2006 venía alertando sobre la burbuja, sostiene: “ La alternativa de una salida de mercado descontrolada, terminaría siendo incluso más costosa que tener que enfrentar la quiebra de 1000 bancos y sus seguros de depósito.”

Las cifras bi- billonaria del rescate es ampliamente superior a lo que se lleva despilfarrada en la destrucción de Irak, a pesar del reconocimiento de la falsedad del pretexto de la posesión de armas de destrucción masiva del pueblo en donde se originó la escritura. Lo que lleva a una deducción elemental: los terroristas, mucho más peligrosos que el fantasmal Bin Laden, son los que habitan en las manzanas de la muralla conocida como Wall Street. Esos que a pesar de las evidencias palpables, igual que nuestros neoliberales fundamentalistas, ahora sostienen que la crisis no fue por falta de regulación, sino por exceso o superposición de normas.

Un beneficiario de este sistema despiadado, pero cínicamente sincero, el multimillonario George Soros, dice la verdad: “Hay que volver a controlar las finanzas. Están irracionales. La culpa la tiene el fundamentalismo de mercado, que no es otra cosa que el laissez faire del siglo XXI”

Queda claro entonces que el resquebrajamiento de la muralla no entierra el sistema como la caída del Muro. Si una vuelta a Keynes, como cada vez que el capitalismo tropieza con la profundidad de sus irracionalidades. Es posible que la magnitud del terremoto se haga sentir con diferente intensidad en diferentes lugares del planeta y en su epicentro, que como siempre intentará descargar el peso de la misma, internamente, en sus sectores más débiles y exportarla hacia los suburbios explotados del planeta.

EL NEW YORK TIMES ES DE LA CUARTA INTERNACIONAL

El vocero imperturbable de las sugerencias del amo, el diario La Nación, publica dos notas del New York Times, el viernes 19-09-2008, sin por supuesto sacar ninguna conclusión.

Escribe Roger Cohen: “ Wall Street están escuchando a Coldplay: "Yo solía controlar el mundo/ Los mares crecían cuando lo pedía yo/ Ahora de mañana duermo solo/ Y barro las calles de las que antes era dueño." La fiesta acabó para los amos del universo. ¡Qué lástima! Cuando uno comercia hojas de papel por otras hojas de papel en vez de por cosas reales, algún día alguien despierta y se da cuenta de que el papel no vale nada. Y Lehman Brothers, después de 158 años, ha desaparecido en la noche. Somos testigos del deceso de algo más que una empresa venerable. Estamos viendo la muerte de una cultura. Durante años, contadores, agencias clasificadoras y ejecutivos de Wall Street decidieron hacer circular basura y cobrar por eso. Los reguladores, instruidos por un distraído presidente George W. Bush, dormían la siesta. El dinero y el yo se convirtieron en los dos imanes del espíritu de la época, y a nadie le importaron esas guerras remotas. El día de la mayor caída en los mercados desde el 11 de Septiembre me recordó el momento en que se reanudaron las operaciones comerciales el 17 de septiembre de 2001. El Dow cayó 648,81 puntos y algunos ejecutivos, para reasignar un precio a sus acciones, las retrotrajeron a esta baja posterior a los atentados terroristas para aumentar así sus potenciales ganancias. Entonces, eso es lo que se conoce como "asesinato financiero". No existe mejor ejemplo de una cultura en la que las ganancias privadas han eclipsado al bien público y en la que el culto del individuo ha marchitado el bienestar general. Esa es la cultura en la que hemos vivido. Ahora terminó. Necesitamos un nuevo comienzo…. Pero ¿por qué los estudiantes que arden por cambiar el mundo se convierten en banqueros de inversión? "Creo que el punto crucial es el dinero. Una podría asistir al posgrado o ganar fortunas. Y, sin saber nada de dinero, ¡uno termina moviendo millones! No es extraño que estemos en este lío: resulta que los mejores y los más inteligentes hacen las cosas más grandes y también las peores." Según The Harvard Crimson , el 39% de los graduados de Harvard de este año consiguieron empleos en consultoras y empresas del sector financiero. Y en 2007, el porcentaje era mayor: un 47%, casi la mitad de una clase. Esas cifras son el reflejo de una cultura desviada. Los mejores y más brillantes deberían pensarlo mejor. Los estudiantes de grado de las universidades podrían empezar por leer Un nuevo banco para salvar nuestra infraestructura, un apasionado ruego de Felix Rohatyn y de Everett Ehrlich, que aboga por la creación de un Banco Nacional de Infraestructura o NIB (por sus siglas en inglés). ¿Cómo podría florecer el bienestar general cuando los puentes se tambalean, los diques ceden, el transporte público chirría? Entonces, mentes jóvenes, ¡trabajen en el NIB! Antes de hacerlo, lean el libro de Nick Taylor American-Made. The Enduring Legacy of the W.P.A.: When F.D.R. Put the Nation To Work . Demuestra de qué manera la Administración para el Progreso del Trabajo, uno de los ejes del New Deal de Roosevelt, puso a millones de desempleados a trabajar en la construcción de diques, aeropuertos y obras similares. Es un libro que explica cómo un liderazgo político puede unir a una nación en medio de una crisis. La muerte de lo viejo es también el nacimiento de lo nuevo. En mi fin está mi principio. Es hora de que los mejores y los más inteligentes den un paso adelante y redescubran la esfera pública.”

A su vez Nicholas D. Kristof en el mismo diario sostiene: “Es usted capaz de tomar una empresa en perfecto buen estado, con 158 años de existencia, y convertirla en polvo? Si efectivamente lo es, entonces es probable que usted no esté percibiendo ingresos acordes con su potencial pleno.

Usted debería estar ganando muchísimo dinero, tanto como Richard Fuld, que durante mucho tiempo fue el presidente de Lehman Brothers. El se llevó a casa cerca de 500.000 millones de dólares en total entre 1993 y 2007.

El año pasado, Fuld tuvo ingresos por aproximadamente 45 millones de dólares, según los cálculos de Equilar, una empresa dedicada a la investigación de salarios de ejecutivos. Eso equivale a casi 17.000 dólares por hora para borrar a una empresa del mapa. Si usted está dispuesto a destrozar una empresa por menos, llame a Lehman Brothers.

Uno de nuestros mayores problemas nacionales es la creciente desigualdad, que se ve exacerbada por ejecutivos corporativos que se apropian del dinero en efectivo de los accionistas. Tres décadas atrás, los directores ejecutivos ganaban en promedio 30 a 40 veces el ingreso del trabajador común. El año pasado, los directores ejecutivos de grandes empresas públicas ganaron en promedio 344 veces el salario de un trabajador”

El diario fundado por Bartolomé Mitre, el órgano excelso de la colonización pedagógica, traducción vernácula de la voz del imperio, en la prosa del macaneador griego Mariano Grondona escribió el 21 de septiembre: “ Una Argentina que insistiera en subsidiar a casi todas las empresas como hoy lo hace el Estado kirchnerista quizás salvaría su alma, pero condenaría al mismo tiempo a la economía, dejándola al margen del único movimiento revolucionario que ha traído consigo la Edad Moderna: precisamente, el capitalismo.”

DEL MURO A LA MURALLA

Los ingleses desmantelaron la muralla en 1699, pero el camino que la bordeaba se apropió del nombre: Wall Street. Para los eternos pronosticadores del fin de capitalismo, sería prudente ser moderados y suponer como altamente probable sólo el fin de la versión más criminal y salvaje. En la Argentina, sería bueno que los eternos pronosticadores y propagandizadores del mercado irrestricto se suman en un silencio muy saludable. Incluso la doctora Carrió, experta en partos y cataclismos, no realizó ninguno de sus precisos vaticinios marcados con día y hora.

Si es preciso señalar la profunda irracionalidad capitalista y del desarrollo de situaciones hasta hace poco inverosímiles. Muchos inversionistas de todas partes del mundo liquidan sus inversiones y deciden comprar bonos del tesoro norteamericano, esos que están garantizados por un país incendiado y cuyos números, si no fuera porque tiene la máquina de emitir dólares y la preeminencia que detenta, estaría en default o realizando un gigantesco corralito.

Hace muchos años en “La Revista Dislocada” había un gag surrealista bajo el título “Argentina, año verde”. Hoy es realidad. Los capitales argentinos exiliados en bancos norteamericanos regresan clandestinamente al país en busca de las cajas de seguridad en bancos situados en la Argentina, porque evalúan que es un destino más seguro que mantenerlos en el corazón del imperio.

Cae la muralla de conceptos económicos profundamente falaces. La presunta independencia de los Bancos Centrales con respecto a los gobiernos. Todo lo predicado como dogma fue arrojado al tacho de basura por las necesidades imperiosas que surgen del maremoto y por eso se mezcla la Reserva Federal con el Tesoro norteamericano. Las empresas evaluadoras vuelven al quedar al descubierto ya que el día anterior a la quiebra de Lehman Brothers, la tenía calificada en la categoría de máxima solvencia. Las catedrales de la religión del mercado que son los bancos se desmoronan no solo en la confianza pública y aparece un término preciso: bank-gangsters. Bertolt Brecht, hace muchos años, afirmaba algo similar: “ El crimen no es fundir un banco sino fundarlo”

Ya ha quedado en el recuerdo, aquella famosa frase del anterior secretario del Tesoro norteamericano Paúl O` Neill, pronunciada para justificar la cancelación del crédito a la Argentina: “Los carpinteros y los albañiles no tienen que pagar los desastres hechos por los banqueros”

Ahora la crisis la pagaran indefectiblemente entre otros, los plomeros y los albañiles.

Muchos, ya lo habían pagado antes. Una organismo que analiza la información sobre las condiciones de los préstamos revela como lo afirma el banquero y político Carlos Heller en Debate del 20-09-2008: “ El segmento subprime o de “segunda” no solo pagó tasas y comisiones mucho más alta que el segmento “de primera”, sino que entre todos los clasificados en subprime, la población negra y los hispanos pagaron los costos más altos, seguidos por los asiáticos. Los que llevaron la mejor parte fueron los blancos no hispanos”

El economista y Premio Nóbel, Joseph Stiglitz ha declarado: “Nos habíamos acostumbrado a la hipocresía. Los bancos rechazan cualquier sugerencia de regulación, cualquier atisbo de medidas antimonopólicas; pero cuando aparece el problema, de repente exigen la intervención del estado: hay que rescatarlos, son demasiados grandes, demasiados importantes para permitir que caigan”

Los humoristas Daniel Paz y Rudy lo han resumido magistralmente poniendo en boca de George Bush: “Nos regimos por un principio básico: Si hay dinero, rescatamos… Si hay gente, bombardeamos”

El periodista Orlando Barone con su irónica prosa escribe: “Son los mismos que se la pasan acusando de ineficaces a los estados populares, cuando distribuyen en la sociedad porcioncitas de dinero verificables y más o menos comprensibles. Y son los que se escandalizan por que esos gobiernos les dan demasiado subsidios a los pobres, demasiadas becas a los estudiantes, demasiados aumentos a los trabajadores. Exegetas de doctrinas económicas, que le llaman con desdén “gasto público” al aporte para la armonía general que hace un Estado. La leche que una madre le da a su bebé en la lactancia vendría a ser, según esa doctrina, un gasto lácteo, no una inversión biológica. Porque “inversión” es el flujo de dinero inasible que compra dinero inasible hasta que hace estallar la banca inasible. Su propia banca. Lo peor de la antropofagia es cuando el caníbal, en su glotonería come tanto, que ya consumido y troceado el alrededor, tiende a empezar a devorarse a si mismo. Dónde estaban guardados estos fajos de billetes por setecientos mil millones de dólares. En qué hangares inmensos, en qué inmensos silos o bunkers subterráneos. O es que se los está fabricando de urgencia en una impresora colosal que causaría asombro a Gutemberg. Lo más grotesco del dinero es la grosería cuantiosa. El asco que causa quien vomita su abuso de ingesta delante de aquel al que obliga al ayuno. El descaro del exceso deja al descubierto a los dioses suntuarios que la sociedad contemporánea adoraPor eso urge más rescatar bancos, que salir a rescatar náufragos

NO ES LA CAÍDA DEL MURO DE BERLÍN.

Argentina está mucho menos afectada que en otras crisis. Pero no es cierto, como sostiene la Presidenta, que estamos al margen. La caída de los precios internacionales, el estrechamiento de los superávit, la desaceleración de la actividad económica, la intensificación de las dificultades de financiamiento, en algún momento se hará notar.

Si es cierto que en los noventa estaríamos a la cabeza de las víctimas del maremoto, que con extraña benevolencia se denomina burbuja

Hoy tenemos un muro y una muralla creada por necesidad y por habernos alejado de algunas de las prácticas fundamentalistas que en estos días hacen crujir a la capital del mundo y a buena parte de él.

22-09-2008

ESCUCHE DE LUNES A JUEVES DE 19,30 A 21,00 HORAS, POR AM 740 RADIO COOPERATIVA, EL TREN, CONDUCIDO POR: GERARDO YOMAL Y HUGO PRESMAN.

PRODUCCIÓN: JUDITH  BARATUCCI, SOFÍA DUPLEICH, LUZ TOPA y YAMILA GALICER

UNA HORA Y MEDIA DIARIA PARA DEJAR LA REALIDAD BAJO ANÁLISIS.

POLÉMICAS, CONFRONTACIÓN DE IDEAS, ENTREVISTAS EN ESTUDIO.

EL 7 DE JULIO EL TREN CUMPLIÓ CINCO AÑOS ININTERRUMPIDOS EN EL AIRE, POR RADIO COOPERATIVA

TODOS LOS MIÉRCOLES SE SUBE AL TREN LA LICENCIADA LILIANA MIZRAHI CON POLÉMICOS ENFOQUES.

La Asociación de Periodistas del Chubut otorgó a EL TREN el premio Tehuelche como el mejor programa periodístico en el rubro política

ENTREVISTAS CONFIRMADAS EN ESTUDIO

30-09-2008: Los medios y el manejo de la agenda con el Licenciado en Ciencias Políticas Orlando D`Adamo que dirige el Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano

ENCUENTRE PUEDE ESCUCHARNOS POR INTERNET EN: www.am740.com.ar

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