OPINIÓN - CORTITO Y AL PIE, POR HUGO PRESMAN

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  1 - ARGENTINA, BUENOS AIRES: OPINIÓN - CORTITO Y AL PIE, POR HUGO PRESMAN

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From: Hugo Presman

Sent: Thursday, October 02, 2008 11:26 AM

To: GACETILLAS ARGENTINAS - REDACCIÓN

Subject: Nota de Actualidad 12 CORTITO Y AL PIE

Club de París, holdouts y trenes

CORTITO Y AL PIE

Por Hugo Presman

La idea original, que la realidad modificó, fue que Cristina Fernández iba a poner paños fríos, a las rispidices y heridas del gobierno de Néstor Kirchner, muchas de ellas fruto de los hechos más positivos de su administración. Es decir, mejorar la relación con EE.UU, con la Iglesia, con los empresarios, con los acreedores internacionales. Ofrecería en compensación hacia el interior, una mejor relación con la oposición, superior calidad institucional, y la promesa y el intento de mejorar la distribución del ingreso. La ofensiva en su contra desatada inmediatamente a su asunción, llevó a que junto a un número grande de errores propios, algunos de los cuales adquieren el carácter de groseros, diluyeran ese propósito.

El enfrentamiento con sectores agropecuarios, un conflicto planteado en los términos de todo o nada, y la consiguiente derrota, dejaron al gobierno en una situación de arrinconamiento contra las cuerdas. Las escenas vividas en Casa de Gobierno y Olivos la noche del voto no positivo del gris y oportunista vicepresidente, forman parte de una película grotesca y dramática. La idea de renunciar por la derrota política consumada en el Parlamento cuyo impulsor era el ex presidente, revela una debilidad temperamental muy lejos de la apostura para avanzar y atacar cuando en condiciones extremadamente difíciles dominaba el centro del ring y tenía en su poder la iniciativa.

Teniendo en cuenta que el aumento de las retenciones se realizó para afianzar las reservas en virtud de la crisis mundial que se percibía en el horizonte, la explicación clara y sencilla de esa situación y no las posteriores y contradictorias argumentaciones para hacerlas viables como la construcción de escuelas y hospitales, hubiera posicionado hoy al gobierno como una administración que se adelantaba a las crisis, y no que la enfrenta desde un debilitamiento notable de sus apoyaturas políticas.

Cristina Fernández intenta recuperar el centro del escenario En ese contexto se inscriben, la estatización de Aerolíneas, el proyecto de ley de las jubilaciones móviles, con un índice de actualización criticable, la correcta postura sobre las barreras arancelarias adoptado en la Ronda de Doha, la mejora de los sueldos con el incremento de los mínimos de ganancias y deducciones, el intento tardío pero positivo de mejorar la equidad en las tarifas de electricidad y en el precio de las garrafas.

Todo queda diluido por la falta de credibilidad del discurso oficial en sectores importantes de la población y el manejo despiadado de los medios con la fijación de la agenda diaria.

Los importantes vencimientos de la deuda externa en los dos próximos años, la falta de financiación internacional para reemplazar parte de la deuda que vence, aceleraron el acuerdo con el Club de París, después de la desgraciada y absolutamente inoportuna ultima colocación de bonos con Venezuela a la tasa del 15%. El pago en efectivo es para evitar la supervisión del Fondo sobre la deuda que se devengaría en caso de pagarse en cuotas y porque el sistema estadístico argentino ha implosionado luego del garrafal error de proceder arbitrariamente para que los deseos y la realidad coincidan. Las dificultades para salir de esta encrucijada y los costos futuros de sincerar la situación es una de las perores hipotecas que el gobierno de Néstor Kirchner le dejó a Cristina Fernández y al país.

Por otra parte es conveniente señalar, que Argentina sigue siendo socia del Fondo y en tal carácter está obligada a someterse a una auditoria por los menos cada cuatro años.

No advertir esta situación llevará a que cuando se produzca, la mentira terminará siendo identificada con una claudicación.

Todo esto en medio de una crisis financiera mundial que puede reducir la de 1929 a una tormenta en un vaso de agua. Argentina es un país integrado comercialmente al mundo al punto que la relación exportaciones / PBI es una de la más alta de su historia, pero aislado financieramente como consecuencia del default. En ese contexto el gobierno decidió pagarle al Club de París primero y después incorporar los bonos no presentados a la convocatoria. Es una medida pragmática que tira la pelota afuera y suspende la presión asfixiante de las amortizaciones de la deuda durante el gobierno de Cristina Fernández. Todo ello dentro de un proyecto que propone insistentemente el desarrollo de un capitalismo nacional, aunque en muchos rubros sus resultados son antagónicos a los propósitos enunciados. Como bien lo ha caracterizado el sociólogo brasileño Emir Sader, Argentina ha flexibilizado el modelo de los noventa a diferencia de Venezuela y Bolivia que se encaminan a un cambio de modelo.

No es necesario envolverse insólitamente en un lenguaje pomposo y falso, de calificar la medida de revolucionaria inscripta en los hitos nacionales y populares. Lo increíble, y no precisamente por un manejo dialéctico, es que los que tienen columnas vertebrales adaptadas a la genuflexión, ayer celebraban el no pago con el mismo entusiasmo que hoy aplauden el pago.

Cuando se le abonó al FMI, se compro autonomía en la política económica. Cuando se le paga al Club de París es un atajo, posiblemente ilusorio, de romper el aislamiento financiero. Encima, se produce y a los pocos días el mundo entra en un colapso económico y financiero. En este contexto resulta inoportuno su pago y su concreción si finalmente se efectiviza debería hacerse con quitas significativas. En cuanto a los bonos cuyos titulares no entraron voluntariamente en la convocatoria, resulta una concesión que benévolamente puede calificarse de imprudente con una tasa de financiación del 12,5% inadmisible y cercana a la única realizada con Venezuela al 15%. Los que batieron el parche correctamente sobre esa operación desafortunada, permanecen mudos sobre esta tasa de refinanciación a largo plazo, lo que demuestra que sus objeciones tienen un cristal ideológico más que financiero.

El gobierno ha sobrestimado considerablemente las consecuencias positivas en relación a mejorar el financiamiento del país para afrontar los compromisos externos. Es posible, en cambio, que las beneficiadas podían ser las grandes empresas con un acceso al crédito a tasas beneficiosas, situación hoy alejada por el maremoto financiero y económico mundial.

El gobierno en su extrema debilidad se abraza desesperadamente a los poderosos intentando entrar en una economía casino cuyo alejamiento obligado nos permite felizmente estar en la retaguardia de la crisis financiera mundial.

Pregonar las ventajas de la situación que entre otras causas ha permitido la notable reactivación de la economía argentina, para volver a la lógica financiera de los noventa, es empezar transitar un camino que al tiempo que no le permitirá congraciarse con el establishment local e internacional aumentará consecuentemente el resquebrajamiento con los sectores sociales que mantienen una cuota de confianza importante en el gobierno de Cristina Fernández.

El economista marxista británico Alan Freeman lo señala descarnadamente: “ Creo que la razón que dio el gobierno es que el país debe volver al mercado de capitales. Si es así, es algo tonto. Porque no hay más mercado de capitales. Se fue el lunes (29-09-2008) y no va a volver” Tal vez caiga en alguna exageración pero es posible que sea preciso cuando asegura: “ La crisis de EE.UU va a durar 15 años”

TRENES EN LA PICOTA

Pasajeros desbordados, cansados de las vejaciones diarias, tarifas irrisorias subvencionadas sin control, empresarios privados (Grupo Plaza) que como en la zona oeste son propietarios del Sarmiento y de la única línea, la 136. Gobierno que paga subvenciones por todos los micros declarados por las empresas y no, como corresponde, solo por los que funcionan.

Cortito y al pie. Están bien los subsidios que, al abaratar la tarifa, permite beneficiar a los sectores trabajadores y franjas de clase media que son los que usan mayoritariamente trenes y micros. Pero ese instrumento es bastardeado cuando no se exige que las empresas rindan el destino de los subsidios y brinden un servicio adecuado al transporte de seres humanos. El gobierno reivindicó en los discursos el papel fundamental de los ferrocarriles. Restableció ciertas líneas de larga distancia manteniendo la precariedad de su funcionamiento.

La privatización fue un robo al país. Sobre una estructura de vías férreas de 35.000 kms, se privatizaron 28.000 y se explotaron efectivamente 8000, en la zona más densamente poblada. Con ese panorama los ferrocarriles son subsidiados por un importe mayor que las pérdidas que tenían cuando eran estatales. En el camino engrosaron las filas de la desocupación miles de trabajadores y se convirtieron en fantasmas unos 800 pueblos.

Reestructurar la red ferroviaria, modernizarla, extenderla en todo el territorio y mejorar sustancialmente el material rodante, es una necesidad perentoria. No se puede seguir viviendo de los retazos sobrevivientes de los mejores años del país, salvados de la depredación privatizadora. Tampoco se puede añorar ferrocarriles estatales con servicios deficitarios que facilitaron el discurso privatizador. Las empresas estatales deben ser las mejores y las más eficientes como prestadoras de servicios, como en su momento fue Aerolíneas, como empresa aeronáutica. Para ello hay que recuperar el valor y el cariño por lo público. La conciencia que eso es propiedad colectiva. Y que cada uno es socio y parte.

Recuperar los ferrocarriles, permitirá sacar de la intemperie, de la desprotección, por vía directa e indirecta, a un porcentaje de los 11.054.000 pobres y 4.700.000 indigentes. ( Página 12 Suplemento Cash 7-09-2008)

En este escenario, el proyecto del tren bala es mentar la soga en la casa del ahorcado. Si los mismos fondos deben ser destinados a avanzar al futuro o transformar el presente la opción resulta obvia. Pero no debe cerrarse la puerta. Lo que falta desde hace muchos años en el país, prácticamente desde los Planes Quinquenales, es planificación. Si se maneja una hipótesis prudente de crecimiento para los próximos quince años del 5% anual (ahora mucho más incierta por la crisis mundial), a partir de ello debe preverse las necesidades de energía, explotación petrolera, infraestructura vial, escuelas, maestras, hospitales, médicos, enfermeras, viviendas para ejemplificar con algunos sectores. Si se define un perfil industrial y actividades prioritarias a desarrollar, se debe definir que carreras universitarias alentar y cuales no promocionar. En un contexto planificado y bianualmente corregidos los desvíos de lo presupuestado, se puede incorporar el proyecto del tren bala para dentro de un quinquenio. Técnicos confiables sostienen que la demanda de energía de un trayecto Buenos Aires – Rosario demandarían una necesidad de energía equivalente al una población de 80.000 habitantes. Por lo tanto al momento de implementarse debería contarse con respuestas energéticas.

Las objeciones sobre el que cubriría las necesidades de un sector muy pequeño y de medianos o altos ingresos, llevaría, siguiendo el mismo razonamiento, a carecer de aviones que sólo movilizan a un 4% de pasajeros. La existencia de pobres como argumento disuasorio, podía haberse utilizado cuando se construyó el primer subte en 1913 o se creo la Comisión Nacional de Energía Atómica en 1950, razones que hoy no resistirían una prueba de consistencia.

Pero mantener el statu quo es inadmisible. Como bien sostiene Marcelo Zlotogwiazda en la Revista XXIII del 11-09-2008: “….los concesionarios de trenes, no tienen ningún incentivo económico para prestar buen servicio. La demanda está prácticamente cautiva, la tarifa se la fija el Estado, y el grueso de sus ingresos proviene del subsidio. En ese contexto, la única variable que controla son los costos, con la irresistible tentación que eso conlleva para recortarlos con el fin de maximizar ganancias”

Mención aparte merece las imputaciones al boleo que efectuó, nada menos que el Ministro de Justicia Aníbal Fernández involucrando al MST, el PO y los seguidores de Pino Solanas. Al cabo de un poco menos de un mes, sus acusaciones se han derretido como un pan de manteca al sol, quedando detenidos vendedores ambulantes sin adscripción política. Si bien el incendio de los vagones no puede ser realizado con un par de fósforos, la inconciencia de buscar los culpables en eternos sospechosos parece haber prendido en funcionarios, que más que dilucidar un hecho delictuoso pretende un título para un diario, sin importarles a quienes ensucian y a quienes privan injustamente de la libertad. Si ese es el modo de actuar del Ministro de Justicia, la equidad que presuntamente representa la mujer con la balanza, ha sido despojada de ese atributo.

Cortito y al pie. Para dar un buen pase hay que tener precisión en la pegada. Para encontrar caminos imaginativos no se puede hacer siempre lo mismo.

Cortito y al pie. Recorrer lo políticamente correcto, la mayoría de las veces, no es bueno. Merece aplausos de la tribuna buenuda. Como esos jugadores calesiteros que empiezan deslumbrando y terminan aburriendo. Y finalmente silbados. Aunque los que antes aplaudían llegado ese momento ya hacen como que lo olvidaron.

29-09-2008

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